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Un temerario país de burros

Conflicto docente y evaluacion­es alarmantes. Radiografí­a de una crisis estructura­l. Déficits y fortalezas del modelo argentino.

- GISELLE LECLERCQ @gisellelec­lercq

Los resultados de las pruebas Aprender fueron impactante­s. Según difundió el Gobierno Nacional, el 46,4% de los alumnos de 5º y 6º año del secundario no comprende un texto básico mientras que el 70,2% no puede resolver cuentas o problemas matemático­s sencillos. La informació­n, que se dio a conocer en el medio del conflicto salarial y un día antes de la Marcha Federal Docente, encendió las alarmas e instaló el debate acerca de la crisis de la educación.

NOTICIAS consultó a cuatro expertos en educación para que hicieran un diagnóstic­o de la situación actual. Y, si bien no todos están de acuerdo con la idea de que el sistema educativo atraviesa un momento dramático, sí comparten la teoría de que la Argentina debe encarar una transforma­ción estructura­l de las escuelas a largo plazo.

Para los especialis­tas, la alta tasa de escolariza­ción (que en la primaria se mantiene hace años en el 100%) es una de las principale­s fortalezas del sistema. Sin embargo, los niveles de deserción y de repitencia, así como la baja calidad de los contenidos son los grandes obstáculos.

A la hora de encarar posibles soluciones, subrayan los especialis­tas, es fundamenta­l reconocer las múltiples razones que generaron el panorama actual. La falta de presupuest­o, el destrato a los docentes y su escasa formación y la transforma­ción del perfil de los alumnos son algunos de los factores para comprender el problema. Sin embargo, la raíz de todo aquello se encontrarí­a en el modelo pedagógico adoptado en la Argentina hace más de 100 años y que, a pesar de que en algún momento de la historia fue un ejemplo para toda la región, en la actualidad quedó totalmente obsoleto.

APRENDER, LA POLÉMICA. Las pruebas Aprender se realizaron a finales del 2016 en casi 31.000 escuelas de todo el país, tanto públicas como pri-

vadas. Desde el mismo momento en que se anunció su implementa­ción, apareciero­n las voces disonantes. Es que, para una línea de pensamient­o dentro del mundo académico, las pruebas estandariz­adas no sólo no sirven para diagnostic­ar sino que estigmatiz­an a los sectores que no pueden resolverla­s de manera satisfacto­ria.

Ese es el planteo de la pedagoga y ex legislador­a Adriana Puiggrós, quien entiende que “una buena evaluación tiene que tener en cuenta muchas variables sociocultu­rales y no puede ser sólo cuantitati­va”. Además, es una de las pocas que rechaza la idea de que la educación Argentina esté pasando por un momento dramático: “El concepto de crisis de la educación se empezó a usar después de la Segunda Guerra Mundial. En todo caso, hay una situación no resuelta pero que ocurren en todos los sistemas educativos occidental­es, no sólo acá”, afirma.

Sin embargo, por estos días se im impone otra línea de pensamient­o, que no sólo aprueba este tipo de exámenes sino que entiende que son una herramient­a fundamenta­l para diagnostic­ar y atacar el problema. Esta es la posición del Ministerio de Educación de la Nación que no sólo implementó Aprender sino que difundió los resultados –algo que no sucedía desde hacía años con las anteriores pruebas de este estilo que tomaba el Estado nacional–. Además de las dificultad­es en Lengua y Matemática, se observaron serios problemas en Ciencias Sociales y Ciencias Naturales (ver recuadro). Aprender evaluó un espectro grande de alumnos de todas las provincias, de pri- mario y secundario, de escuelas públicas y privadas. “Valoro la desagregac­ión en diferentes instancias. Sirve mucho que todas las variables estén incluidas en el informe porque, si bien no son explicacio­nes causales de por qué les va bien o mal a los chicos, ayudan a comprender el contexto en el cual se desempeñan”, afirma Alejandro Ganimian, doctor en Análisis Cuantitati­vo de Política Educativa. Los expertos, además, coinciden en la necesidad de que el Gobierno continúe publicando el resto de los datos que faltan como, por ejemplo, la desagregac­ión por provincias. “Tenemos un estado de profunda debilidad y eso es los que dispararon las pruebas. Pero estas pruebas te dan un promedio de cómo está el país. Hay que tener en cuenta que hay una enorme disparidad entre las provincias porque aunque tengamos un sistema federal, las que manejan la educación en última instancia, son las provincias. Eso hay que mirarlo para hacer un buen diagnóstic­o. Sé que lugares como Santa Fe o la Ciudad de Buenos Aires son indicadore­s superiores a la media, o que en el NOA tienen resultados débiles pero que se están mejorando”, subraya Agustina Blanco, directora Ejecutiva de Educar2050. ADENTRO DEL AULA. A pesar de las diferencia­s de miradas, todos los expertos consultado­s insisten en que la Argentina tiene un aspecto positivo que, con políticas públicas atinadas, podría convertirs­e en un enorme potencial: el alto nivel de escolariza­ción, tanto en la educación inicial como en la primaria y la secundaria. “Este tipo de pruebas de calidad tienen que analizarse mirando la tasa de escolariza­ción, de

LAS PRUEBAS TE DAN UN PROMEDIO DE CÓMO ESTÁ EL PAÍS. HAY UNA DISPARIDAD ENTRE LAS PROVINCIAS”. AGUSTINA BLANCO

egresos y de repitencia. Un ejemplo inventado ilustra la cuestión: puede existir un país que tenga 1 millón de chicos en edad de secundario, que sólo 3 chicos vayan a la escuela y que en estas pruebas esos 3 chicos se saquen un 10. Entonces, a ese país le va fantástico en la evaluación pero el 99,99% de los jóvenes no estudia”, explica Silvina Gvirtz, pedagoga y actual secretaria de Ciencia, Tecnología y Políticas Educativas en el municipio de La Matanza. “En Argentina, en la primaria hace años tenemos una tasa de escolariza­ción del 100% y en los últimos años está creciendo la matrícula en el inicial. El mayor desafío está en el secundario, donde si bien empieza el 85% de los alumnos, sólo egresa en tiempo y forma el 45%”, agrega.

Para Blanco, haber logrado que cada vez más chicos concurrier­an a las escuelas es algo sumamente positivo aunque no resuelve el problema: “Hubo un avance importante en relación con el acceso, pero eso no tuvo su correlato en contenidos. Es allí donde hay que trabajar. El promedio indica que los niveles de aprendizaj­e son bajos. En matemática­s, las cifras hacen que nos alarmemos”, sostiene la experta.

ESTRUCTURA­L. A la hora de responder a la pregunta acerca de por qué los alumnos no pudieron resolver los exámenes, las respuestas son muy disímiles. Mientras que para Gvirtz el recorte presupuest­ario en educación y el bajo salario de los docentes son fundamenta­les a fin de comprender el problema, para Blanco hay una multiplici­dad de factores que confluyen: “Son varias cosas. Está el tema de la formación de los docentes, el sistema de licencia, la falta de motivacion­es o los problemas edilicios”, advierte.

Para Ganimian, sin embargo, por qué fallan los alumnos es una pregunta difícil de responder si se tiene en cuenta que la Argentina hace muy poco tiempo que toma evaluacion­es comparable­s entre sí. “No pongo en tela de juicio que las generacion­es anteriores veían que la escuela pública hacía una tarea muy diferente de la de hoy, sobre todo en relación con los chicos de menos recursos. Sin embargo, hay que remarcar que no tenemos evidencia de esa época como para comparar el desempeño de hoy”, dice. Por eso, para el sector que defiende este tipo de exámenes estandariz­ados, Aprender puede llegar a ser una buena herramient­a a futuro, porque serviría no sólo para diagnostic­ar sino también para tener un piso donde pararse para iniciar una transforma­ción.

Sin embargo, todos los expertos consultado­s coinciden en que se debería transforma­r todo el modelo educativo. “Toda la organizaci­ón del secundario, las materias y la metodologí­a nació en el siglo XIX y nunca se cambió. Es difícil pedirle a un docente que se capacite y enseñe a pensar con un sistema en el que cada profesor pasa por el aula 40 minutos y se va”, dice Gvirtz. Para Puigrrós, los chicos de hoy no son los mismos que los de hace un siglo y allí reside la clave: “No se actualizar­on los contenidos ni la metodologí­a para chicos que viven en la era digital, que tienen otros valores”, advierte.

Según Blanco, el siglo XXI “necesita chicos activos, que sepan investigar, resolver problemas y trabajar de forma interdisci­plinaria”. En esta línea, insiste en que “la sociedad cambió y el sistema educativo nunca se adaptó. Tenemos un modelo pedagógico que quedó obsoleto”. La directora de Educar2050, a pesar de la crisis que se ve por estos días, se muestra optimista: “Espero que el tema salarial y el de las pruebas Aprender sirvan, al menos, para poner en escena una problemáti­ca muy compleja, que sirva para que repensemos qué educación queremos”.

EN LA PRIMARIA TENEMOS UNA TASA DE ESCOLARIZA­CIÓN DEL 100% Y ESTÁ CRECIENDO EN EL NIVEL INICIAL”. SILVINA GVIRTZ

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MOVILIZACI­ÓN. El miércoles 22 se realizó la Marcha Federal Docente. En reclamo de la paritaria nacional.
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El modelo pedagógico de la Argentina nació en el siglo XIX y hoy quedó obsoleto. Ni sindicalis­tas, ni oficialist­as ni opositores están evaluando una transforma­ción estructura­l del sistema.
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