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Como gotas de agua

La primera dama y la hija del ex presidente tienen un gran parecido físico. La búsqueda de las diferencia­s.

- GISELLE LECLERCQ @gisellelec­lercq

Una es la hija de “El Turco”. A la otra, los funcionari­os del Gobierno nacional la llaman en voz baja “La Turca”. Pero la herencia sirio-libanesa no es lo único que comparten Zulemita Menem y Juliana Awada. Ambas, en diferentes momentos de su vida, tuvieron que ocupar el rol de primera dama y lo hicieron con un estilo similar. Educadas para sonreír, la esposa de Mauricio Macri y la hija del ex presidente Carlos Menem, tienen un asombroso parecido físico.

Juliana y Zulemita se llevan sólo cuatro años (tienen 42 y 46 años, respectiva­mente) y se conocen desde que eran adolescent­es. Sus familias pertenecía­n a la comunidad sirioliban­esa de la Argentina y siempre mantuviero­n una relación muy cercana. El padre de la actual primera dama, Abraham, era uno de los habituales compañeros de golf de Carlos Menem y la madre, Pomi Becker, solía tomar el té con Zulema Yoma. En aquellos encuentros, y sin imaginar que sus vidas iban a tomar un rumbo tan similar, surgió la amistad entre las jóvenes.

Sin embargo, desde el entorno de Awada no sólo reniegan de la existencia de un parecido físico o de estilos, sino también del vínculo que las supo unir. “Ellas eran conocidas, tenían gente en común pero no había una amistad”, subrayaron a NOTICIAS sus colaborado­res a pe

sar de que había sido la propia

Zulemita la que confirmó la amistad en el libro “Juliana” del periodista Franco Lindner.

EN COMÚN. Sonrisas enormes y rasgos árabes. El parecido entre Juliana y Zulemita es cada vez más notorio. Incluso comparten un look similar, al punto que durante un período de los ‘90, tanto Zulemita como su madre, elegían la marca “Awada” para vestirse antes de pasarse a la diseñadora Elsa Serrano.

En sus últimas aparicione­s en televisión (Juliana en el programa de Mirtha Legrand y Zulemita Menem en “Debo decir”), en las redes sociales abundaron comentario­s no sólo sobre el parecido entre las mujeres sino también acerca de los posibles “retoques” estéticos con los que mantendría­n su belleza.

Fabián Bottegal, el médico dermatólog­o que atiende a la primera dama desde hace varios años, contó a NOTICIAS que “Juliana es relajada con su apariencia”. “Es coqueta como cualquier mujer pero nada fuera de lo común”, agregó el experto. Quizás allí radique una de las pocas caracterís­ticas que la diferencia de Zulemita, que ha pasado en más de una oportunida­d por el quirófano.

COMPAÑERAS. La belleza que comparten Juliana y Zulemita es mucho más que una circunstan­cia. Las dos supieron convertir sus atributos físicos en su principal virtud cuando les tocó desenvolve­rse en la actividad pública. Ni militancia ni discursos rimbombant­es; ambas supieron cómo destacarse con un toque chic, sin tener que exponerse.

Después de que el ex presidente Menem se separara de Zulema Yoma, a la hija del matrimonio le tocó cumplir el rol de primera dama en todas las actividade­s protocolar­es por el mundo. Sin embargo, a pesar de haber sido criada en una familia politizada y de haber estado en contacto directo con el poder, a Zulemita jamás le interesó iniciar una carrera política propia.

“Yo no fui primera dama, quizás fui primera hija; acompañé a mi papá en los viajes, donde no cambiaba nada que fuera una persona más”, dijo tiem- po después la propia Zulemita para explicar el papel que cumplió. Por aquellos años, entendió que su vestuario y su frescura eran suficiente­s para alcanzar las expectativ­as.

Con la llegada de Mauricio Macri a la Presidenci­a, el estilo de moderación impuesto por Zulemita no sólo parece haber renacido sino que se potenció. Para las expectativ­as del entorno presidenci­al, Juliana es perfecta en su rol como acompañant­e. A ella no le gusta que le digan que es una primera dama "decorativa", como la bautizó NOTICIAS, pero lejos está de ser una esposa militante. Tampoco tiene entre sus planes comenzar una carrera política. Cree que la portada en la revista Vogué y los “duelos de estilo” con las reinas Máxima de Holanda y Letizia de España fueron sus grandes aciertos.

“Mi objetivo es poder dar lo mejor de mí y acompañar a mi marido en su tarea de servir a los argentinos y sacar a la Argentina adelante”, dijo la primera dama en una entrevista concedida a un medio español a fines de febrero. “Yo soy mamá y voy a acompañar a mis hijas en cada etapa de su crecimient­o. Mi lugar no es la política, pero quiero ayudar en todo lo que pueda”, agregó.

Se conocen, compartier­on entornos y una herencia cultural. A pesar de que su relación fue enfriándos­e con el correr de los años, el pasado en común se les nota en la cara.

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FOTOS: AFP Y CEDOC.
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