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Daniel Bottero:

Artista, vive en Estados Unidos hace 26 años y le vendió cuadros a celebridad­es como Hillary Clinton. Marketing y golf con Tevez.

- VICKY GUAZZONE DI PASSALACQU­A @misskarma

artista, vive en Estados Unidos hace 26 años y le vendió cuadros a celebridad­es como Hillary Clinton.

Se mueve como pez en el agua. Lo que el fotógrafo le pide, lo hace con total agrado y buena predisposi­ción. Ni siquiera duda en pintarse la camisa blanca impoluta en pos de encontrar la foto perfecta. Y es posible que llegue pronto, porque si algo tiene Daniel Bottero, es la sonrisa siempre a mano. “Creo que el rol del artista cambió en el mundo moderno. Hoy además de su arte tiene que promociona­rse, estar en las redes sociales, conectarse con la prensa… No puede estar aislado”, reflexiona­rá más tarde en la charla.

Aunque su carisma parece innato, es claro que ha seguido sus propios consejos. Desde que hace 26 años se instaló en Estados Unidos, la lista de clientes de Bottero no ha hecho más que crecer, sumando nombres como Al Pacino, Mario Vargas Llosa, Steven Seagal, Ricardo Montaner y Hillary Clinton, además de haber exhibido sus obras en museos y galerías de todo el mundo, y sido subastado en Sotheby’s y Christie’s. “Puede que esa búsqueda de marketing quite lo genuino del arte, porque o vendés tu cuadro o lo pintás. Pero con el tiempo una cosa se amalgama con la otra, y las cosas fluyen”, sostiene. En ese camino de balance, sus próximos pasos incluyen una temporada en Buenos Aires, donde ha instalado su tercer estudio (los anteriores están en Miami y Nueva York).

NOTICIAS: ¿Por qué eligió volver a Buenos Aires?

Daniel Bottero: Quiero ver la posibilida­d de hacer obra en Argentina. El reencuentr­o con aromas, idiomas, expresione­s y códigos de aquí me está generando una nueva obra. Tengo la libertad de ir y volver cuando quiera, mi único plan es el de producir.

NOTICIAS: ¿Lo moviliza este regreso?

Bottero: Es una emoción que se encuentra con otra. El otro día, por ejemplo, volví a donde nací, a Villa del Parque. Fui donde vivían mis padres y la casa estaba ahí, viejísima, todo está igual. De hecho hasta vi a una vecina caminando a la que conocía de chico. Pensé en las vueltas de la vida, cómo fue que mis padres se mudaron al centro y de ahí me fui a Estados Unidos. Mi vida hubiera sido otra si me hubiera casado con esa chica, por ejemplo.

El rol del artista cambió en el mundo moderno. Hoy además de su arte tiene que promociona­rse, estar en las redes sociales, conectarse con la prensa. No puede estar aislado.

NOTICIAS: ¿Esto le influye en su arte? Es un artista que trabaja mucho con lo que pasa en el mundo.

Bottero: Me hago esa pregunta a veces. Ahora hice una serie en Nueva York y no parece hecha ahí, sino en el Caribe, porque tiene amarillo, naranja, colores muy vivos. Y miraba por la ventana y estaba todo nevado. Se trata de lo que me pasa a mí, que se me abren ciertos canales emocionale­s.

NOTICIAS: ¿Tenía también ganas de huir de lo que se vino en Estados Unidos con el cambio político?

Bottero: No sabemos si hay que huir. Yo tengo fe. Conozco a Trump, porque juego mucho golf en el Doral, que él compró. Vi lo que hizo ahí, la transforma­ción cuando metió mano. Puso palmeras delante de las casas, priorizand­o las canchas de golf y no la vista de esas casas, y aunque todos los dueños estaban en contra, priorizó que eso es un golf. Y hoy están todos contentísi­mos en el Doral, porque le ha dado un gran avance al campo de golf. Lo veo más allá de su antipatía y su forma de comunicars­e. Hay mucha gente que hoy declara lo mismo que yo, cuando antes ni de casualidad hablaban bien de él.

NOTICIAS: ¿O sea que considera que puede ser un buen dirigente?

Bottero: Creo que puede serlo por el orgullo de haber ganado. Eso lo puede llevar a un éxito. No tengo miedo a lo que pueda hacer. Y si bien Hillary me dio pena, si le tocó a él, por algo será. Deseo lo mejor para el mundo. No es lo que uno quiere lo que sucede, pero apoyo la gestión.

NOTICIAS: Artistas hay muchísimos. ¿Por qué cree que encontró el éxito? Bottero: Una sola palabra: trabajar. La respuesta a todo es la dedicación y la constancia. Me fui hace 26 años a Nueva York. Era un sudamerica­no con todas las letras, ahí donde van los campeones del mundo. Y fui mirando cómo se hace. Aprendí a armar los brochures, a sacarles fotos a mis cuadros, iba solo a Christie’s, a galerías… NOTICIAS: ¿Le costó mucho vivir de su arte?

Bottero: Sí. Pero se trató de las elecciones que tomé, seguidas por el trabajo. Por ejemplo, no me fui a Queens o a Brooklyn, afuera de Manhattan, como para gastar menos. Me puse la soga al cuello, y me fui al Midtown de Manhattan, en un loft grande, donde vivía para pagar la renta. Pensé que cinco cuadros los vendía volando, y eso no pasa. Pero nunca trabajé de otra cosa, mañana, tarde y noche pintaba. Porque creo en esta actividad. Esto es un

granito de suerte y diez kilos de trabajo. Porque sí, la suerte tiene que estar, porque conocí gente, me han sucedido cosas por estar en el lugar correcto. Pero esas cosas no fueron las que me trajeron acá, sólo me hicieron saltear un escalón. El 99% es transpirac­ión.

NOTICIAS: ¿Qué tan autocrític­o es? Bottero: En Miami rompí como 20 cuadros. Y me dolió hacerlo, pero quería mejorar la calidad de mi obra. Soy muy crítico, si no me gusta a mí, no está en la pared.

NOTICIAS: ¿Le parece que el suyo es un arte con el que es fácil convivir?

Bottero: Depende de la persona. Hay quienes pueden vivir con la reflexión, la autocrític­a y el espejo, y mi cuadro se presta a ese proceso. No son paisajes decorativo­s. Lo lindo a lo mejor lo tiene en otros lugares. Como Picasso, no es lindo. Pero hasta su falta de belleza lo hace bello.

NOTICIAS: En un mundo en crisis, ¿el arte sigue siendo un refugio?

Bottero: Son épocas raras. En el último ArtBasel se redujo la cantidad de gente, pero aumentó la calidad. Hubo muchas ventas y de grandes valores, con inversioni­stas muy fuertes. Es que el arte vive de 10, 20, 30, 50 coleccioni­stas. Son los que compran en Christie’s, Sotheby’s y en las galerías importante­s. Después están los que compran para su casa, y ese es un mercado mínimo.

NOTICIAS: Hay un estereotip­o del artista como obsesivo, maniático, un poco ególatra. ¿Se identifica?

Bottero: Creo que me salgo del estereotip­o del artista. Lo que tengo son dos personajes, porque cuando soy artista estoy en otro mundo y otra situación. Mi vida fue así durante muchos años, de hecho tuve una época en la que dormía en una hamaca paraguaya para dormirme mirando el cuadro, despertarm­e a las pocas horas y seguir. La fuerza más grande del cuerpo es el deseo.

NOTICIAS: ¿En qué disfruta su ocio? Bottero: Viajo mucho, por las exposicion­es y a ver amigos. También juego al golf hace unos 15 años, de hecho ahora cuando terminemos la

entrevista me voy a jugar con Carlitos Tevez.

NOTICIAS: ¿Cómo nació esa amistad?

Bottero: Un amigo en común me lo presentó, jugamos a la par varias veces y a la tercera vez que nos encontramo­s, jugamos juntos. Él juega muy bien. Y a la vez estaba Guillermo Francella, otro amigo. Un alentador de mi vida y mi carrera, lo quiero y conozco hace muchos años. El golf es un buen termómetro para ver a la gente, y cuando Guille no juega bien no lo puede creer, y practica hasta que le sale. Tevez es igual. Esto de querer mejorar en lo que estás haciendo es importante, porque no todos lo hacen. En la cabeza se juega gran parte de la vida.

NOTICIAS: ¿Y con quién más comparte su vida? ¿Tiene hijos?

Bottero: Estuve casado unos 10 años, pero no tengo hijos. La vida con un artista es activa, social, con posibilida­des de viajar y de hablar con otro tipo de gente, pero también puede ser difícil, y no funcionamo­s. Me manejó mucho la obra, fue una pieza importante en mi carrera. Luego tuve otras relaciones. Hoy estoy solo.

NOTICIAS: Hace murales para niños en varias ciudades a las que va. ¿Cómo nació esto?

Bottero: No soy ningún santo, pero tengo un ángulo de gratitud en lo que me sucedió, y quiero dar las gracias. Si doy plata se termina acabando, entonces siempre que hago una gira o una exposición, trato de hacer algo con niños. Un mural en un hospital, por ejemplo. Hace unos 15 años, está implícito que lo hago. Por desgracia este tipo de acciones hoy se comerciali­zaron un poco, muchos artistas las toman como un medio de promociona­rse. Pero hay que dar las gracias por lo que recibí y recibo. Si todos hiciéramos algo así, el mundo sería distinto.

En Miami rompí como 20 cuadros. Y me dolió hacerlo, pero quería mejorar la calidad de mi obra. Soy muy crítico, si no me gusta a mí, no está en la pared.

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ELEGIDO. Daniel Bottero le vendió algunos de sus cuadros a varias celebridad­es como Mario Vargas Llosa y Hillary Clinton.
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FOTOS: JUAN FERRARI
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AMANTE DEL GOLF. Además del arte, Bottero disfruta jugar al golf junto a Carlos Tevez y Guillermo Francella.

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