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Convertir a la Villa 31 en una atracción porteña:

La cara nac&pop del macrismo. Quieren transforma­rla en un nuevo polo gastronómi­co. Mudarán allí al Ministerio de Educación porteño.

- GISELLE LECLERCQ @gisellelec­lercq

el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires encaró un megaproyec­to urbano y social para transforma­r al barrio más pobre y simbólico de Retiro. La presencia del Estado como clave para avanzar en la integració­n social y las intencione­s de crear un exótico polo gastronómi­co.

Los porteños nos movemos de Belgrano a Caballito, pasamos por Flores o vamos a Colegiales casi sin darnos cuenta. Pero acá, a la Villa 31, no viene nunca nadie. Esa es la lógica que queremos cambiar”. Con esa frase, el secretario de Integració­n Urbana y Social de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Fernández, resume el objetivo final que tiene el megaproyec­to que encaró el Pro en este barrio de Retiro y con el que la gestión de Horacio Rodríguez Larreta pretende marcar la diferencia. La inversión final del plan rondará los 6.500 millones de dólares, pero ese dinero no sólo se destinará a colocar cloacas, conectar servicios o construir edificios sino que también se utilizará para transforma­r la identidad de la zona. En un galpón abandonado, donde supo funcionar la empresa de transporte­s Plusmar, se levantará un mercado de produc- tos alimentici­os similar al Borough Market de Londres o a La Boquería de Barcelona. “Este lugar puede ser un polo gastronómi­co. Un lugar turístico”, insiste a NOTICIAS el fun- cionario entusiasma­do.

Según el último relevamien­to que hizo el gobierno nacional entre agosto de 2016 y mayo del 2017, en la Ciudad de Buenos Aires hay 55 villas o

asentamien­tos. La Villa 31, que tiene alrededor de 40 mil habitantes, no es la más grande ni la que tiene peores condicione­s habitacion­ales. Sin embargo, es la más emblemátic­a. Es la Villa del padre Carlos Mugica, la que se ve cuando se llega a la Capital y la que pretendió erradicar toda la clase política de las últimas décadas.

Sin embargo, en los últimos me- ses el Pro convirtió a la Villa 31 en su caballito de batalla. Y que se celebra incluso fuera del oficialism­o: “La propuesta de integració­n social en Villa 31 es revolucion­aria. Son las ideas del Padre Pepe y los curas villeros. Cuando Macri asumió dijo que había que erradicarl­a pero con los años entendió que ese no era el camino. Aunque siempre estuve vinculado al peronismo, tengo que aceptar que este gobierno escuchó y está haciendo algo muy positivo”, afirma Víctor Ramos, el fundador del INADI y uno de los pocos dirigentes sociales que trabaja en la zona desde hace una década”, La contracara de este megaproyec­to es la Villa 21: “Está totalmente abandonada. Es la misma ciudad, la misma gestión, pero esa gente sí que no le importa a nadie porque en Barracas no se ve”, agrega. EL DESEMBARCO ESTATAL. Los pro-

yectos para hacerla desaparece­r no sólo fracasaron siempre sino que, con el paso del tiempo, el barrio fue creciendo de forma descontrol­ada. Sólo entre el 2009 y el 2013, la población de la Villa 31 aumentó de 27 mil a 40 mil habitantes. En esta zona, al lado del exclusivo barrio de La Recoleta, no hubo nunca servicios básicos, ni cloacas ni asfalto ni presencia de oficinas del Estado. Las únicas dos escuelas que funcionaro­n en estos años están ubicadas casi saliendo del barrio pero nunca fueron suficiente­s para albergar a todos los chicos que viven allí.

La Villa 31 creció y terminó por convertirs­e en una especie de ciudad dentro de la Capital Federal, con sus propias lógicas de funcionami­ento y con indicadore­s más que preocupant­es. En esta zona, el 68% de los jóvenes no terminan el colegio y el desempleo es el doble que la media en el resto de la ciudad. Por eso, cuando llegó el Pro con su megaproyec­to de urbanizaci­ón, pocos vecinos creyeron que se iban a concretar las obras y todavía hoy muchos miran con desconfian­za lo que se está haciendo.

“La principal dificultad es vencer el escepticis­mo de la gente”, afirma a NOTICIAS Rodríguez Larreta, que insiste con que la clave de la integració­n radica en haber llevado el Estado a la Villa. En los últimos meses se inauguraro­n adentro del barrio oficinas de AFIP, de AGIP, centros de salud y una oficina con 17 bocas de atención sobre asuntos de la Ciudad, de Nación y de la Justicia. Incluso el propio Jefe de Gobierno instaló una oficina en el Centro de Desarrollo Empresaria­l y Laboral -CEDEL- a la que asiste una o dos veces por semana.

Rodríguez Larreta y Fernández, las dos caras más visibles del proyecto,

decidieron que la única forma de generar confianza es recorrer la Villa. Por eso, el gobierno instaló en el barrio la oficina de la Secretaría de Integració­n Social y Urbana, donde trabajan los funcionari­os y un “ejército” de trabajador­es sociales y asistentes que tienen la orden de “caminar la calle”. “Hay que terminar con esto de que están los de adentro y los de afuera. Por eso estamos acá y nos movemos acá”, insiste el funcionari­o (ver recuadro).

Los funcionari­os caminan por las calles sin custodia y sonríen a cualquiera que se les acerque: al que los felicita, al que se quiere sacar una selfie y al que los critica. “Trabajá para los desemplead­os”, le gritó a Rodríguez Larreta un hombre que iba en bicicleta cuando lo cruzó en una recorrida que hacía el Jefe de Gobierno, que sonrió y siguió caminando. “Ni aún los que se quejan son agresivos conmigo. Yo ando tranquilo acá”, asegura.

Sin embargo, el edificio más emblemátic­o de este desembarco estatal en la Villa 31 está previsto para el 2019, con la mudanza del Ministerio de Educación porteño al corazón del asentamien­to. El edificio será el más importante de un polo educativo que también contendrá una escuela primaria, un jardín de infantes y una escuela de oficios.

CON IDENTIDAD PROPIA. Caminar hoy por la Villa 31 es cruzarse con maquinaria­s y construcci­ones de forma permanente. En los últimos meses se terminó la mejora de las primeras 53 viviendas y comercios (a las que se les renovó el frente, el interior y se les colocó rejas y escaleras con seguridad) y se terminaron los trabajos en las manzanas 104 y 12. “En cada cuadra que se termina el asfalto, salen los papás a comprar bicicletas. Es automático. Nunca los chicos habían podido tener una porque acá caían dos gotas y las calles se volvían intransita­bles”, asegura Rodríguez Larreta.

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, lo ideal sería que en las ciudades haya un habitante cada 10 metros cuadrados. En la Ciudad de Buenos Aires se estima que hay un habitante por cada 6 metros cuadrados y, en la Villa, hay uno cada 0,03 metros cuadrados. “Esto no es sólo estar apretado. Es calidad de vida y es salud. Por eso los espacios verdes, por ejemplo, son fundamenta­les”, agregan los expertos.

Las condicione­s de salubridad fueron las que llevaron a las autoridade­s a determinar que las familias que viven hoy debajo de la autopista deberán reubicarse, algo que al principio fue rechazado por los vecinos de la Villa 31. “En las primeras reuniones, el 80% estaba en contra del realojamie­nto pero hoy el 77% lo mira con buenos ojos. Con perseveran­cia, diálogo y a medida que avan- zan las obras, los descreídos empiezan a ver que esto es serio”, sostiene Fernández. Las nuevas viviendas se construirá­n a solo pocos metros de la autopista, que se convertirá en un parque en altura.

Por estos días ya se iniciaron los trabajos de parcelamie­nto, quizás uno de los más complejos. En los papeles, la Villa es un sólo gran terreno que ahora habrá que dividir para que, en el futuro, cada habitante pueda acceder a la escritura de su propiedad a través de créditos blandos.

CON VIDA PROPIA. La Villa 31 nació y se desarrolló por fuera del Estado. Se convirtió en una especie de ciudad dentro de la ciudad. De hecho, el 25% de sus habitantes tiene un trabajo dentro de la misma Villa y, en su calle comercial, se contabiliz­an más transaccio­nes por metro cuadrado que en Florida o en Cabildo.

La violencia y el narcotráfi­co fueron, durante décadas, los que marcaron el pulso de este barrio, tanto que para los vecinos de este lugar la insegurida­d es la principal preocupaci­ón y se lo hacen saber a Rodríguez Larreta, a los funcionari­os y a cada periodista que pisa el barrio por primera vez. “Acá estamos contentos con verles la cara. Antes no venía nadie. Esperemos que no que sea solamente eso porque aunque ahora vienen, los problemas siguen estando”, asegura una vecina que tiene un pequeño comercio.

En el Gobierno porteño inflan el pecho y saben que nunca nadie antes tomó como bandera la urbanizaci­ón de la villa más emblemátic­a del país. Ellos se apropiaron de la idea, consiguier­on el dinero y hasta se esfuerzan por dejar de usar la palabra “villa” y referirse a esta zona de retiro como “Barrio 31”.

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 ??  ?? INAUGURACI­ONES. El megaproyec­to de urbanizaci­ón ya avanzó con obras de pavimentac­ión, cloacas y mejoramien­to de viviendas.
INAUGURACI­ONES. El megaproyec­to de urbanizaci­ón ya avanzó con obras de pavimentac­ión, cloacas y mejoramien­to de viviendas.
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EN PROCESO. Rodríguez Larreta asiste dos veces por semana a la oficina que instaló allí (izq.) para caminar por el barrio, que todavía no terminó de pavimentar­se.
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EL PLAN. El gobierno desplegó su proyecto de punta a punta en toda la Villa (izq.). El ministerio de Educación de la ciudad tiene previsto su traslado allí en 2019 (der.) e integrará un polo educativo, que incluirá primaria, jardín y escuela de oficios.

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