Un actor que hace otra cosa
JULIO CHÁVEZ
AJulio lo conocí en una audición para la película “No toquen a la nena”, a mediados de 1975. Llegamos los dos hasta la última instancia, y en ese instante, la generosidad con que me dio sus elementos de utilería para hacer mi audición, revelaron a un ser muy especial. Julio se convirtió en el faro de mi vida.
Rara mezcla de enorme sensibilidad con disciplina, conciencia de trabajo, amor por el estudio y permanente adiestramiento. Julio es un actor que se adiestró a sí mismo. Se entrena permanentemente para no ser tentado por la comodidad. Y lo logra. La comodidad lo aburre y no desea lo que no acarrea riesgo. Tiene muy claro sus deseos, y también los límites que debe expandir para lograrlos. La conciencia con la que educa sus impulsos es notable. Nunca conocí a alguien que tenga tan claro lo que no debe o no puede hacer. Es parco, y por momentos da miedo, pero es el ser más tierno del mundo. Él y Tommy son mis hermanos. Sereno e intempestivo, organizado y temperamental, caballero y guerrero. Piadoso, muy generoso. Gran lector y gran pintor. Corre de un curso de historia del arte al gimnasio, y de ahí a un seminario de filosofía.
La exigencia con la que vive, la lucidez con que elige sus trabajos, la solidaria mirada que tiene del mundo, el amor con que encara cada tarea, y la exigencia a que se somete, lo describen perfectamente.
Alguna vez dijo Cecilia Roth: “Todos actuamos... Julio hace otra cosa”. Y es verdad. Julio hace otra cosa. Es la prueba de que prestigio, fama y popularidad pueden convivir en un artista. *Coreógrafo y director Artístico del Estudio Julio Bocca.