AWADA INFLUENCER
No destacará como oradora al estilo de su admirada ex primera dama Michelle Obama, pero como ícono fashionista a Juliana Awada nadie le gana. Con más o menos éxito según las imitadoras, puso de moda el intento de brillar con poco, como un jean roto y un suéter lánguido, escasez
de accesorios, colores neutros, pelo natural y atado como al descuido, y una silueta delgada que se marca sin ajustar.
El arquetipo estètico se expandió velozmente entre las mujeres Cambiemos-friendly. Con Salta como meca de la clonación (la esposa del gobernador, Isabel Macedo, y la flamante diputada Bettina Romero parecen compartir con Awada vestidor, talle y peluquero) el look sobrio “nunca un collarcito” sigue ganando voluntades femeninas. Hasta la más inesperada: Cristina Fernández, la mismísima reina del bling-blig argentino, se mostró en estos días transformada por la impronta del nuevo Olivos minimalista; dato que convierte a Awada en una influencer imbatible, a prueba de grieta. Moldear el gusto de quien usó calzas con collar de perlas no es poca cosa.
Colita de caballo y maquillaje alivianado. Chau joyas y pañuelos al cuello. Blusa blanca de sensualidad modosita. Pero el detalle del outfit con el que la ex presidenta se consagró como una seguidora –acaso subliminal– del estilo Awada es el profundo escote luce clavículas, fetiche de la primera dama, que eligió para compartir en las redes sociales su encuentro con Dilma Rousseff. ¿Intención inconfesable, casualidad o bad informeishon?