Imperdibles experiencias
Ciclo de obras breves, sobre un mismo tema, representadas simultáneamente en diferentes salas. Microteatro, Serrano 1139.
Paraintentar explicar la versión porteña de Microteatro quizás haya que remontarse más allá de su nacimiento en Madrid, durante noviembre de 2009, cuando trece compañías ofrecieron, en igual cantidad de habitaciones de un burdel, obras de pequeño formato e igual temática, cuya duración no superaba los diez o quince minutos, y cada una era apreciada tan solo por un puñado de espectadores. Porque en definitiva, el rito ancestral de reunirse para escuchar historias se remonta a la noche de los tiempos. Y habla no sólo de la necesidad humana de una ficción, que lo aleje de la opresora realidad circundante, sino también de la cercanía con quien relata. En este caso, se trata de la sustancia escéni- ca en su estado más puro pero con la diferencia que los intérpretes y el público están a centímetros, unos de otros.
El formato se había clonado en el ya extinto ciclo “Teatro bombón”, sin embargo, la diferencia primordial estaba en que, al tratarse de los ámbitos laberínticos de una casona antigua del centro porteño, esta no permitía la posibilidad de un despliegue escenográfico o lumínico significativo.
Ahora, nos encontramos con un atractivo espacio, erigido para emular al original ibérico y, de forma paralela, diferenciarse gracias a una enorme planta baja donde funciona el bar-resto con tragos y comida rápida gourmet. Allí se cruzan los públicos de las distintas propuestas, gracias al envidiable mecanismo de organización.
En la actualidad se pueden ver dieciocho obras divididas en dos segmentos horarios. Durante diciembre, las seis primeras abordan el mundo familiar bajo el prisma del humor. Dada la imposibilidad de abarcar semejante oferta, este cronista opta por tres. Así, “Si van a besarse en los labios, que sea delante de mí”, con valiosa dramaturgia de Mariana Mazover, logradas actuaciones de Pablo Kusnetzoff, Camila Peralta y Guillermina Pico, bien dirigidos por Cecilia Dopazo, está situada en la década de los cincuenta, utiliza el léxico del castellano neutro, y muestra cómo el picnic de un matrimonio se ve interrumpido con la inesperada aparición del amor juvenil del marido.
Por su parte, “Nochebuena”, interesantes texto y puesta de Pablo D’Elia, con Armenia Martínez (una actriz extraordinaria), Alejandro Escaño Manzano y Belén Azar; revela como madre, hijo e hija urden un plan inquietante para la velada en cuestión.
Finalmente, “Simón” resulta un verdadero hallazgo: notable dramaturgia y dirección de Mercedes Scápola, protagonizada de manera admirable por Diego Gentile, Marina Bellati y Andrés 1 Caminos, es el germen de una obra más extensa al retratar dos padres separados y al te
2 rapeuta del grupo al que concurren con el fin de no abrumar 3 a su hijo. No vale la pena develar más. Consejo: vaya y, copa en mano, disfrute de estas imperdi
4 bles experiencias.