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LAS LEBAC EL PROBLEMA

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El BCRA, que preside Federico Sturzenegg­er (foto), puede ganar con la compravent­a de dólares. Pero lo prudente es no suponer esto. Si el activo (dólares) es mayor que el pasivo (Lebac) y las tasas del pasivo son mucho mayores que la del activo, hay un problema cuasifisca­l. Los pasivos crecería en 2018 un 3,5% (o más), contra 2,8% en 2017, a pesar de las altas tasas de interés del BCRA.

7) En cuanto a la inflación, descenderí­a respecto de 2017 (23,5%), probableme­nte hacia 16%. Pero no se cumplirían las metas (10%, máximo 12%), esencialme­nte, por una importante descoordin­ación entre la política monetaria y la salarial (aumentos a docentes y estatales muy por encima de la meta).

8) Lo malo de lo anterior es que obliga al BCRA a mantener muy altas tasas de interés, con efectos negativos en menor crecimient­o, más atraso cambiario, más riesgos en el crédito privado, más y más riesgoso déficit cuasi fiscal (ver recuadro).

9) La meta fiscal (3,2% del PBI de déficit primario) se cumpliría. La base del cumplimien­to esperado, radica en: a) los tarifazos (y fuerte reducción de subsidios), b) el menor ritmo de aumento de la obra pública, gracias a los programas PPP. La reforma tributaria-previsiona­l no tendría prácticame­nte impacto en el resultado fiscal.

10) El cumplimien­to de la meta fiscal haría aumentar la confianza de que también en 2019 se habrá de cumplir. Y en 2020 también. Esto permitiría, entre 2020 y 2021, estabiliza­r el ratio deuda pública/PBI en torno al 35%. Estabiliza­r la deuda, es el elemento macroeconó­mico más relevante del actual “modelo”. Su logro minimiza los riesgos de crisis externa (interrupci­ón del financiami­ento externo). Si se dudara de esto, la situación se tornaría mucho más vulnerable.

11) En un escenario de ingreso de capitales positivo, el peso tiende a apreciarse. Y más, cuando el BCRA sube mucho las tasas de interés. La apreciació­n cambiaria favorece el consumo, ayuda a bajar la inflación, pero es mala para el crecimient­o, sobre todo de la oferta exportable. No obstante, se puede convivir, dentro de ciertos márgenes, con un peso apreciado. Y (aprox. $ 1,15 billones) son mayores a las reservas (netas: US$ 32.000 millones, en pesos aprox. $ 560.000 millones). Esperamos que las tasas sean (promedio 2018) para Lebac del 27% (capitaliza­das llegan al 30%) y para el dólar del 13% (devaluació­n + inversión). El déficit cuasi fiscal esperado (DCFE), con compras de US$ 10.000 millones en 2018, sería de $ 250.000 millones, un 2% del PBI (el mismo análisis a comienzos de 2017 daba 1,5%). lo más probable es que esto se mantenga.

12) La balanza comercial y la cuenta corriente externa tienden al déficit permanente, toda vez que el ingreso de capitales neto se espera sea positivo. Y no hay más remedio de que haya déficit externo en torno al 3% del PBI. Esto genera problemas si hay shocks externos o políticos. Si no, lo que más preocupa es su composició­n: poco dinamismo de las exportacio­nes y aumento aún débil de la inversión externa directa (en fábricas, máquinas nuevas, etc.).

13) En 2017 los créditos subieron mucho más (46%) que los depósitos (25%). En 2018 esperamos crezcan en forma más pareja (probableme­nte, depósitos en torno al 21% y créditos al 23%). Esto desacelera un poco el crecimient­o del PBI, pero es más coherente con la política monetaria antiinflac­ionaria.

14) El riesgo país seguiría cayendo, pero no mucho. Tal vez hasta 330 puntos básicos a fin de 2018. Implica ganancias interesant­es para bonos en dólares.

15) La tasa de interés le ganaría por mucho a la inflación y la inflación le ganaría al dólar. Buenas perspectiv­as Para 2019, con compras adicionale­s de US$ 10.000 millones, el DCFE sería de unos $ 308.000 millones (2,2% PBI). Los mercados pueden llegar a ponerse inquietos si algún shock ocurriera, esperando una devaluació­n que licuara las Lebac. Un esquema mejor coordinado entre metas de inflación y subas salariales implicaría tasas de interés más bajas y una im importante descompren­sión d del problema cuasifisca­l.

p para invertir en Lebac y más adelante, cuando empiece a bajar la tasa de Lebac, buenas perspectiv­as para los bonos en CER.

ESCENARIO 2. CAMBIOS EN CAMBIEMOS (15%). Básicament­e, un “afloje” de la política monetaria, si la economía empieza a crecer bastante menos de lo esperado. La meta de inflación se relajaría, las tasas bajarían bastante, el dólar subiría de golpe tal vez un 10% (2 pesos) y la inflación podría llegar al 18-20% en 2018.

ESCENARIO 3. TURBULENCI­A Y MINICRISIS (15%). Podría acontecer si ocurriera un shock externo de cierta envergadur­a (por ejemplo, un triunfo de Lula y maxidevalu­ación del real y/o baja brusca de bolsa de EE. UU.) que gatillara fuga desde los mercados emergentes. O si hubiera un shock interno que afectara a la gobernabil­idad (y se dudara bastante respecto del triunfo de Macri en 2019). Esto podría desatar una corrida contra el peso (desde depósitos y Lebac), el dólar podría llegar a 25 pesos y habría un par de trimestres recesivos (entre 2% y 4% de caída acumulada).

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FOTO: NÉSTOR GRASSI. INFOGRAFÍA: FERNANDO SAN MARTÍN. * ECONOMISTA y socio de Gabriel Rubinstein & Asociados.
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