Un presidente en apuros
Una ola de denuncias de abusos sexuales barre distintos escenarios de poder y ya está alcanzando a Donald Trump.
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ahora, Donald Trump surfea la ola de denuncias de agresiones sexuales que está barriendo los escenarios del poder. Teóricamente, en algún momento, también el presidente norteamericano tendrá que ser arrasado por ese fenómeno. Si en la década del noventa, Bill Clinton padeció un verdadero vía crucis por la denuncia de una empleada estatal de Arkansas, la lógica indica que Trump no puede salir ileso.
Nunca como en estos años, personajes poderosos de distintos ámbitos fueron derribados por denuncias de acoso sexual. Algunos se hundieron y quedaron enterrados para siempre, como Harvey Weinstein, el predador de Hollywood que usaba su imperio cinematográfico para someter sexualmente a las actrices.
La caída de Weisntein provocó un verdadero terremoto, pero no dolió como la de Kevin Spacey por su inmenso talento actoral; o como ver tambalear la imagen de Dustin Hoffman, que además de un gran artista era percibido como un buen tipo. Enterarse de que el protagonista de “El Graduado” y “Perros de Paja” también usaba su prestigio y su influencia para abusar de actrices y maquilladoras, dejó sensación de fraude en el mundo del cine y de los cinéfilos.
El tema recurrente es el uso del poder que da la política, el dinero, la influencia, la fama o el prestigio, para ejercer sometimiento físico. El magma que está corriendo como lava abrasadora por distintas cumbres de la sociedad norteamericana, es el poder y la violencia sexual.
Además de popes de las pantallas grande y chica, el fenómeno que parece exorcizar los escenarios del poder de los bajos instintos que siempre han imperado con impunidad, está haciendo arder en su “fuego purificador” la imagen pública de magistrados, legisladores y funcionarios de todas las escalas.
Muchos renunciaron a sus bancas o a sus cargos al recibir las primeras denuncias. Otros tomaron decisiones más trágicas, como el legislador de Kentucky Dan Johnson, quien tras rechazar vehementemente la acusa-