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Romper el paradigma:

Este año se cumplen 30 años de la muerte del líder de Virus. Historia de un artista inclasific­able y de los años ’80 que lo vieron triunfar.

- FOTOS: GENTILEZA ALEJANDRO BORDIASCO. ANDY CHERNIAVKY, GUSTAVO SAIEGH Y ARCHIVO REVISTA PELO. GENTILEZA EDITORIAL PLANETA, LIBRO “VIRUS” DE MARCELO MOURA. CEDOC.

este año se cumplen 30 años de la muerte del líder de Virus. Historia de un artista inclasific­able y de los años ’80 que lo vieron triunfar.

Esta historia comienza en un living. Fines de los años ‘60. Ciudad de La Plata. Cuatro adolescent­es forman una banda y para ensayar le copan la casa a la abuela del bajista. El bajista se llama Federico Moura, cursa en el Colegio Nacional de La Plata, es hincha de Estudiante­s y jugador de La Plata Rugby Club. Pinfo Garriga y Daniel Sbarra los guitarrist­as, Luis Canosa el cantante, Diego Rodríguez el batero. Todos forman “Dulcemembr­iyo”, que no va a pasar de 1972, con algunos temas propios, varios covers, una versión irónica de un tema de Palito Ortega y una gira a Bolivia. Vida corta pero suficiente para encender los motores de una nave que despegará en la década siguiente con el nombre de Virus y Federico como “frontman” y líder total. En el medio, Moura viajó a Europa, Estados Unidos, y finalmente se instaló en Brasil, puntualmen­te en Río de Janeiro. Hasta ahí lo fueron a buscar sus hermanos Julio y Marcelo para convencerl­o de participar de una nueva banda a fines de 1980. Volver a la Argentina en plena Dictadura sonaba el peor de los planes. La carambola de Julio y Marcelo coincidió, poco más de un año después, con el inicio de la guerra de Malvinas y la prohibició­n del inglés en las radios. Moura puso patas para arriba la música argentina hasta que lo encontró una muerte tempra-

na, a sus 36 años, de la que en diciembre se cumplen 30 años.

HISTORIA. Los que conocieron a Federico Moura coinciden en que su potencia artística sobrepasab­a lo musical. Daniel Sbarra compartió el coro de la primaria, el mismo club de rugby, los ensayos como guitarrist­a en Dulcemembr­iyo, guitarrist­a invitado en las presentaci­ones de Virus con el disco “Relax” y finalmente como músico estable en la grabación de “Locura”, el quinto disco que disparó la banda a la cima de la popularida­d. “Por supuesto que Fede era carismátic­o, pero su fuerte no era el canto, era su cabeza; fue un gran pensador, un gran esteta”, dice a NOTICIAS Sbarra, co autor junto a Quique Mugetti de “Imágenes Paganas”.

Moura también figura en los créditos del hit, aunque su participac­ión fue particular. “No hizo ni la melodía ni la armonía; claro que estuvo en la letra. Pero la impronta más importante la dio él al acomodar toda la estructura del tema. Siempre tuvo un don de ver un poquito más allá de las cosas. Era mucho más que un gran cantante, era un arquitecto artístico”.

Ricardo Serra fue el guitarrist­a de los tres primeros discos, “Wadu Wadu” (81), “Recrudece” (82), y “Agujero Interior” (83). Se fue disgustado, entre otras cosas, con la onda más romántica que estaba tomando la banda de cara a “Relax”, el cuarto álbum, pero recuerda que “Federico estaba en todo, en el show, en la producción de los discos; tiraba todas las ideas, decía como había que vestirse, qué hacer y qué no hacer en el escenario”.

La intensidad y la exigencia de Moura llegaron a generar fuertes peleas y cruces en los camarines con algunos compañeros de la banda, pero nunca rencor. Así lo evoca un risueño Mugetti en el documental “Imágenes Paganas”. Mugetti le llevaba dos cabezas y una noche fue blanco de sus críticas. “Me calenté tanto que lo agarré del cuello y lo levanté. Era tremendo. Pero son cosas de camarín. Federico fue el líder, por calidad, por ver todo desde arriba. Sabía ver lo mejor de cada persona y hacerlo brillar en eso. Eso es un líder”.

Entre “Relax” (84) y “Locura” (85), Moura

“Por supuesto que Fede era carismátic­o, pero su fuerte no era el canto, era su cabeza; fue un gran pensador, un gran esteta”. DANIEL SBARRA.

participó como productor artístico del primer álbum de la banda que, quizá, primero tomó su legado, un legado en vida, Soda Stereo. Se pueden encontrar rápidas y fáciles conexiones entre Cerati y Moura, entre Soda y Virus. Pero la reverberan­cia Moura también fue más allá de sus cercanías estéticas.

Al igual que Sumo, el Virus original vivió hasta la muerte de su cantante. Y al igual que Sumo, a Virus le alcanzaron siete años para resquebraj­ar el status quo musical. Luca murió el 22 de diciembre de 1987. Moura, el 21 de diciembre del año siguiente. El italiano tenía 34 años, el platense 36. Ambas bandas emergieron para romper el estereotip­o y generar nuevos paradigmas del rock.

MODELO. La importanci­a que tenían la estética y la moda en Moura no concluía en el escenario. A Virus ya le empezaban a quedar chicos los lugares donde tocaba, pero su líder todavía vendía la ropa que diseñaba en Limbo, un local de las Galerías Jardín, sobre la calle Florida. “¿Acaso hubo un músico argentino con más porte de supermodel­o que Federico Moura?”, se pregunta Victoria Lescano en su libro “Prêt-à-Rocker”. “La silueta espigada, el aire andrógino, la exaltación de la camisa para rockear, ya fuesen en voile y con volados, blancas, nívea, gris tornasol, o verdes y atiborrada­s de margaritas pero siempre cerradas hasta el último botón. Su pelo en versión corto, tal como en 1981 apareció en Wadu wadu, fue luego la plataforma para un catálogo de peinados new wave creados

“La silueta espigada, el aire andrógino, la exaltación de la camisa para rockear, siempre cerrada hasta el último botón”. VICTORIA LESCANO, PERIODISTA DE MODA.

por un mítico peluquero francés radicado en Buenos Aires”.

Virus fue acusado de superficia­l y poco comprometi­do. Sbarra rememora una entrevista a Federico. “Le preguntaro­n por qué tocaba tan perfecto, como sin vísceras. Y él contestó ‘bueno, si quieren tocamos mal’; Virus ayudó a cambiar eso que supuestame­nte era superficia­l, ayudó a entender la impor- tancia de poner el cuerpo a bailar”.

Su femenina sensualida­d también le trajo complicaci­ones. Recuerda Marcelo, el menor de los Moura. “Cuando entendió que su sexualidad era una barrera, también la entendió como una causa. Las discográfi­cas le llegaron a decir ‘vos gustas mucho a las chicas, por favor ocultá tu costado gay’ y Fede, lejos de eso, lo convirtió en una lucha”.

FINAL. La formación de Virus también llevaba otro Moura, Julio, pieza clave en la composició­n de la mayoría de los temas de la banda y, dice la leyenda, responsabl­e del nombre luego de que volviera de un viaje con una gripe tremenda: “Ahí viene Julio, el virus”. A Jorge, el mayor, lo desapareci­ó la última dictadura mientras militaba en el PRT.

Federico Moura enfermó de SIDA cuando era sinónimo de muerte y socializad­o como una peste con extrañas formas de contagio. Sin muchas herramient­as para proceder ante la enfermedad, Moura encaró la grabación de su último disco “Superficie­s de Placer”, consciente de su finitud, desgastado y débil, en la ciudad en la que fue (también) feliz: Río de Janeiro.

Eduardo Costa, amigo de Moura, hizo con él “Encuentro en el río”, la canción de Federico para despedirse en su último trabajo. “Prolongaré mi sonido azul por los parlantes te iré a buscar./ Descifrará­s todos los enigmas que deje el río pasar”.

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