El lobo de Puerto Madero
El lobista. Serie. Miércoles a las 22.45 por el Trece y jueves a las 23 por TNT (y repite domingo a la medianoche). Elenco: Rodrigo de la Serna, Darío Grandinetti, Leticia Brédice. Guión: Patricio Vega. Producción: Pol-ka. Dirección: Daniel
Porfin. Hacía mucho, desde “El puntero” y “Condicionados” –2011 y 2012; una, con éxito de audiencia; la otra, lamentablemente, no– que Pol-ka no acertaba con un pleno como “El lobista” o el placer de subirse a la moto de tu villano favorito a chocar tachos de basura. Con el viento en la cara ni bien suena la cortina heavy (“Mala noche”, de Riff), ya estamos en la primera fila del derrumbe.
Un derrumbe anunciado, con el agua al cuello como lo muestra la apertura, pero muy divertido, con personajes algo tarantinescos y scorsesianos que no pueden dejar de ser lo que son. Si bien la historia pertenece a la actualidad, tiene el aire yuppi y nuevo rico de los primeros noventa, esos años que otra vez parecen cerca.
Martín Franco, el protagonista, no trabaja en la Bolsa pero ostenta también una extraña ocupación para el común de los asalariados: es un gestor de intereses o lobista cuya única ideología es ganar dinero hasta el arcoiris y más allá. No es un perdedor en búsqueda de su último golpe, ningún rasgo épico lo ampara, sino un mafioso de guantes blancos que dice a cada uno lo que quiere escuchar. Un personaje precioso para cualquier actor pero que tiene en Rodrigo de la Serna a un intérprete perfecto, con todos los matices para que lo odiemos hasta la fascinación.
Por suerte para los espectadores tiene enfrente, al costado y soplándoles la nuca a otros como él o peores. La competencia directa es con Natalia, colega en el juego desde hace tiempo y con un pasado intenso que la actuación de Leticia Brédice ya deja entrever. Y el aliado diabólico viene de la mano de Darío Grandinetti que volvió a la televisión con un personaje inusual en las ficciones, el de un pastor de una iglesia cuasievangélica, un tipo oscuro y peligroso que tiene de consejero a otro de bastón y pocas palabras interpretado por el gran Luis Machín.
La otra cara de ese mundo de inescrupulosos bien vestidos tiene tres referentes muy distintos entre sí: el fiscal que investiga los manejos delictivos del pastor y de Martín (Alberto Ajaka); Lourdes (la ascendente Julieta Nair Calvo), una moza y fotógrafa con valores antitéticos al lobista; y Javier (Juan Nemirovsky), el hermano ex adicto de Martín, que intenta salir adelante.
Además de estos excelentes protagonistas, lo más destacable de “El lobista” es el guión de Patricio Vega (“Los simuladores”, “Hermanos y detectives”) que marca un cambio de estilo con esta aventura de sube y baja, dirigida con precisión cinematográfica por Daniel Barone.
Un detalle molesto: ¿Por qué las actrices son hipermaquilladas en circunstancias incompatibles con la verosimilitud (por ejemplo, síndrome de abstinencia con labios pintados)? Y antes de hablar de rating, anoten: esta ficción de diez capítulos puede verse completa por Cablevisión Flow sin pasar por la tele abierta ni un segundo.