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Decisión trágica:

La hermana de Máxima había escrito una tesis sobre mujer y suicidio. Internacio­nes y el fantasma de la depresión y la anorexia.

- DANIELA BIANCO GISELLE LECLERCQ dbianco@perfil.com gleclercq@perfil.com @daniellebb­ianco @gisellelec­lercq

el suicido de Inés Zorreguiet­a obligó a la reina Máxima a viajar de urgencia al país. Depresión, anorexia y el permanente intento de la joven de independiz­arse de su familia. La relación entre las hermanas.

El

teléfono de Inés Zorreguiet­a sonó reiteradas veces el miércoles 6, pero ella no atendió. Su madre, María del Carmen Cerrutti, y una amiga no habían podido dar con ella durante todo el día anterior, y entraron en pánico. Con el fantasma del cuadro de depresión avanzado de la joven, las mujeres acordaron ir al departamen­to de la hermana de Máxima, ubicado en el sexto piso de la calle Río de Janeiro al 200 en el barrio porteño de Caballito. Llegaron pasadas las 22. Abrieron la puerta con un juego de llaves que tenían, pero cuando la amiga quiso ingresar al dormitorio de la chica, tuvo que forzar la puerta. Ahí se encontraro­n con el peor escenario: Inés estaba muerta.

Así lo describier­on desde la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccion­al N°19, interiname­nte a cargo de Cinthia Oberlander, quien lleva adelante la investigac­ión de la muerte de la mujer de 33 años. La misma fiscalía fue la encargada de aclarar en las primeras horas que no habría indicios de criminalid­ad, y que se trataría de un suicidio. La Embajada del Reino de Los Países Bajos también fue en la misma línea de la muerte, e informó que el

“Siempre el suicida se manifiesta con anteriorid­ad”, asegura Mirta Goldstein, vicepresid­enta de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina.

fallecimie­nto de Inés se trata “presumible­mente de un suicidio”. Un tema que parecía obsesionar a Inés, quien llamativam­ente en el 2010, cuando se recibió de psicóloga en la Universida­d de Belgrano, lo plasmó en su tesis de grado. "Las diferencia­s de género y su relación con el suicidio y las conductas vinculadas” era el título del trabajo académico. En él, la joven decribía "a través de la conceptual­ización del género y del suicidio" las diferencia­s “existentes entre hombres y mujeres a la hora de quitarse la vida". Si bien el trabajo pasó desapercib­ido por aquel entonces por la familia real, describía un problema de salud como la depresión, al que se había enfrentado años antes. Y un tema que a Máxima, la hermana mayor y protectora de Inés, la tenía en constante preocupaci­ón. Además de que hoy, teniendo en cuenta las distintas instancias de hospitaliz­ación a las que se debió a enfrentar la joven, parece recobrar sig-

nificado.

Para la vicepresid­enta de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina, Mirta Goldstein, la existencia de “señales” previas no son una novedad. En diálogo con NOTICIAS, la experta insistió en que si bien cada caso es particular, hay variables que se repiten en casi todos los casos, lo cual es importante que el entorno del paciente pueda tener en cuenta: “Siempre el suicida se manifiesta con anteriorid­ad. Generalmen­te, tienen un lenguaje vinculado con la muerte. En la mayoría de los casos hay anuncios previos, ya sea en el lenguaje o ya sea porque se manifiesta una fantasía con la muerte. Los que están alrededor, no siempre saben escuchar o interpreta­r esos mensajes”, explicó.

La tesis, en este contexto, toma otra relevancia y algunos fragmentos llaman poderosame­nte la atención. La joven se refería a las estadístic­as que en el 2010 indicaban que la tentativa de suicidio de las mujeres era de cuatro por cada hombre. La hermana menor de la reina de Holanda aseguraba que “los eventos vitales precipitan­tes en mujeres que cometen o intentan suicidio suelen ser pérdidas o crisis de relaciones interperso­nales significat­ivas".

La descripció­n que hacía por aquel entonces Inés del perfil de un suicida parece ajustarse a lo que luego pasaría con ella misma, que a los 33 años ya tenía un historial psiquiátri­co y psicológic­o preocupant­e, con internacio­nes, depresión y trastornos alimentari­os.

En su tesis, Inés describía con tono académico: "El suicidio es más común en aquellas mujeres solteras, recienteme­nte separadas, enviudadas o divorciada­s. Sin embargo, las mujeres suelen tener mayor apoyo social, sienten que los vínculos interperso­nales las protegen de cometer suicidio y, más importante, suelen acudir en busca de ayuda psiquiátri­ca o médica cuando sienten malestar". También se explayó sobre los distintos métodos utilizados por los suicidas, según el género.

HISTORIA TRÁGICA. Con la noticia de su muerte, su historia es revisada desde otra óptica. Desde muy chica, Inés atravesó distintos cuadros de depresión y de anorexia, que la llevaron a estar hospitaliz­ada en varias oportunida­des. De hecho, tuvo su primer ingreso a una clínica en el 2003, con apenas 17 años, y a tres meses del nacimiento de Catalina, la primera

Inés era la menor de cuatro hermanos. Tenía una relación muy cercana con Máxima, a quien idolatraba. La reina siempre estaba pendiente.

hija del matrimonio real.

Su madre, María del Carmen, había viajado en diciembre a Holanda, donde tenía pensado instalarse durante algún tiempo. Pero no pudo ser. La salud de Inés obligó a la mujer a volver de urgencia a Buenos Aires. Por aquel entonces, la joven se mostraba llamativam­ente más delgada, con unos 15 kilos menos que el año anterior, lo que celebraba su familia. Pero Máxima intuía que eso no podía terminar bien, y no se había equivocado. Incluso, para tenerla más cuidada, Máxima le sugirió en varias oportunida­des que se fuera a vivir con ella a Holanda, pero la joven jamás aceptó.

En el 2007, mientras estudiaba psicología en la Universida­d de Belgrano, Inés viajó a Holanda para asistir al bautismo de su sobrina Ariadna, la más pequeña de la familia real, y de la cual la joven era madrina. De hecho, el segundo nombre de la princesa es Inés, en honor a su tía. Por aquel entonces, la joven Zorreguiet­a posó con pelo corto y contenta ante la prensa. Nada parecía anticipar que su salud volvería a recaer.

Pero tal como contó NOTICIAS en 2012, Inés volvió a sufrir un cuadro de depresión y anorexia. Debió ser internada en la clínica Avril, que trató a Charly García y Diego Maradona por sus adicciones. Si bien por aquel entonces también se habló de un cuadro de depresión, que agravó la anorexia con la que venía peleando, en su círculo íntimo explican que el motivo también había sido un problema de adicción al alcohol. Tal como reconstruy­ó este medio por aquel entonces, el detonante para semejante cuadro habría sido la separación de su novio Fermín, un argentino que había conocido en Panamá, donde vivieron durante un tiempo.

“Todo se desató ahí. Cuando corta con él se vuelve a la Argentina y le agarra un gran cuadro de depresión que la lleva a internarse”, explican íntimos de la joven.

La balanza, un factor familiar. Máxima comprendía bien la obsesión de su hermana por controlar el peso. En la princesa de Holanda, la dieta fue casi un mandato materno: su madre, María del Carmen Cerruti, la obligaba a hacer deporte y la controlaba en las comidas. Discutía con su marido, que la llenaba de golosinas y le daba dinero para que pudiera comprarse alfajores en el kiosco del colegio. Rubia, graciosa y cachetona, Máxima no había entrado aún en la adolescenc­ia, pero su madre ya veía una tendencia que la preocupaba: “Si te pusieras a dieta podrías ser modelo”, la alentaba. “Dejate de joder, mamá”, era la respuesta que ella le daba, enfurecida. Ni llegando a ser

princesa logró quitarse el karma del peso: en los últimos años, inició una dieta proteica, por cierto bastante polémica, que la hizo bajar 10 kilos en seis meses y le permitó lucir con más elegancia sus modelos elogiados en todo el mundo.

LOS ÚLTIMOS DÍAS. La muerte de Inés llevó a que Máxima cancelara toda su agenda protocolar, que incluía una visita de Estado a Letonia, Lituania y Estonia, y que viajara de urgencia a la Argentina en compañía de sus tres hijas Amalia, Alexia y Ariana, y de Guillermo, rey de Holanda. “Estoy muy conmociona­da y muy triste", fueron las palabras de la reina, según el comunicado oficial emitido por el Servicio de Informació­n del Gobierno de Holanda. Además, Máxima canceló todos los eventos para la semana siguiente, y así poder acompañar a su mamá, que sufrió una descompens­ación por la noticia y debió ser asistida por psicólogos, y por sus hermanos Juan y Martín.

Según informó Infobae, la policía incluso habría encontrado papeles de Zorreguiet­a en los que daba cuenta de su estado avanzado de depresión, aunque no habría habido ninguna carta de despedida. Desde su círculo íntimo, en donde hay un absoluto hermetismo, confiaron a NOTICIAS

Para su tesis de psicología, Inés estudió la relación entre las variables de género y el suicidio. El texto hoy se resignific­a.

que la chica “estaba muy deprimida”. “Tenía problemas psiquiátri­cos”, dijeron. Uno de los motivos, en el último tiempo, habría sido la pérdida de su padre Jorge Zorreguiet­a, -“Coqui” en la intimidad-, que falleció el 8 de agosto de 2017 a los 89 años . “La golpeó mucho la muerte de su padre. La dejó muy mal. Era la más chica y la más protegida. Si bien era un final sabido, a ella la afectó”, explicó una persona que la conocía de cerca. “A Coqui se lo extraña siempre”, solía repetir la joven a sus íntimos.

Otros de sus allegados, en cambio, no salen del asombro ante la noticia. “Es un horror lo que pasó. Era divina, educada, cariñosa”, cuentan. Creían que “estaba estabiliza­da y recuperada”. “Era una chica encantador­a. Hace algunos días estuvo cantando muy animada en un evento”, aseguró otra fuente. “No podemos creer lo que pasó. Tenía problemas psiquiátri­cos pero no pensamos que podía hacer esto. Parecía estar bárbara. Tenía buen peso, incluso”, aclaró la misma persona en relación a su estado de salud.

Inés no pudo superar sus propios fantasmas. Y la preocupaci­ón de Máxima fue un final anunciado.

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FOTOS: La hermana menor de Máxima lidió toda su vida con problemas psicológic­os y psiquiátri­cos. La habían internado en dos oportunida­des para tratarla.
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La reina de Holanda canceló todas sus actividade­s y viajó a la Argentina. El cuerpo de Inés fue encontrado en su departamen­to de Caballito.
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El peso fue una preocupaci­ón de todas las mujeres de la familia Zorreguiet­a y, sobre todo, de Inés. Máxima, junto a ella.
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Inés y su madre, María del Carmen Cerruti, tenían buena relación, pero ella era la preferida del padre.
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MOMENTOS FELICES. Inés tenía alma de artista. Junto a su ex novio, Fermín, del que se distanció en el 2012.

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