Maduro cada vez más aislado:
La ola de despidos, que alcanzó a 150.000 personas en el país caribeño, motivó las protestas sociales, a las que el matrimonio Ortega respondió con represión y muertos.
la intervención estadounidense acorraló a Venezuela en la organización panamericana. Insisten con un bloqueo petrolero.
El caso de Nicaragua parece calcado del venezolano, con intervención papal incluida. “Me uno a mis hermanos obispos de Nicaragua expresando el dolor por las graves violencias, con muertos y heridos, realizadas por grupos armados para reprimir protestas sociales. La Iglesia está por el diálogo, pero este requiere de un compromiso activo por respetar la vida y la libertad”, dijo Francisco. Los obispos nicaragüenses habían anunciado a fines de mayo que no reanudarían la mediación que venían llevando entre gobierno y la oposición (representada por una alianza de estudiantes, empresarios y sociedad civil), hasta que no cesara la represión contra los manifestantes. Y el pontífice argentino hacía referencia por otro lado a los 127 muertos (el Gobierno reporta solamente 40) y más de 1.200 heridos, en su gran mayoría jóvenes y universitarios, que regitró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como consecuencia de la represión ordenada por el presidente Daniel Ortega contra las múltiples protestas sociales en todo el país, provocadas por la crisis económica que provocó la pérdida de 20 mil puestos de trabajo en 2018. “Los hechos comprueban lo que estamos denunciando: una nueva frontera de la represión en Nicaragua con un escalamiento de la violencia”, señaló Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
TRANQUES. La crisis en Nicaragua comenzó el 17 de abril con una protesta de estudiantes en contra de una reforma al Seguro Social, que afectaba a miles de trabajadores y jubilados. Pero las manifestaciones se extendieron tras la violenta acción de la policía y fuerzas paramilitares contra manifestantes desarmados. Con decenas de muertos, el episodio provocó los "tranques", las barricadas contra la policía que hoy son focos de la protesta ciudadana en Nicaragua. Se volvieron moneda corriente en Managua, pero también en varios puntos del país.
“Estamos aquí porque queremos que se vaya, porque estamos hartos de Ortega y su policía asesina”, dice Lucila, manifestante de Ticuantepe, un municipio de la provincia de Managua situado a 14 kilómetros del centro de la capital nicaragüense. El tranque instalado en la rotonda de Ticuantepe se levantó el miércoles pasado y significó la interrupción del tráfico entre Managua y numerosas ciudades del Pacífico. Tampoco se puede acceder a León (en la parte occidental del país) porque otro retén
ha sido colocado frente a la ciudad de Nagarote, a 50 kilómetros de la capital. Ni viajar a Costa Rica, la ruta está cortada a la altura de la provincia de Carazo y más hacia el sur.
“Con este tranque le estamos diciendo al Gobierno que ya no lo queremos”, dice otro manifestante mientras coloca ramas y troncos sobre la Carretera Panamericana Sur, donde comerciantes atravesaron enormes furgones sobre la vía.
“El pueblo se ha desbordado a ma- nifestarse”, indica Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino Anti-canal, que surgió en 2013 para oponerse al cuestionado proyecto de canal interoceánico en el sur del país, cuya construcción aún no ha empezado (los fondos debieron ser usados para apagar el incendio social, aseguran desde el Gobierno).
RENUNCIA. La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) advirtió que, de continuar el conflicto, la economía reportará pérdidas por 404 millones de dólares en julio y por 916 millones en diciembre, cuando se habrán perdido 150.000 empleos productivos desde iniciada la crisis en Nicaragua, la más grave de las últimas décadas. “En todos los escenarios las pérdidas económicas son cuantiosas, ya que los sectores más dinámicos, el co- mercio, turismo y construcción, son claves en la economía nicaragüense”, advirtió Funides.
En tanto, la Federación de Cámaras de Comercio del Istmo Centroamericano (Fecamco) señaló en un pronunciamiento divulgado en Managua que la salida de Ortega del poder es “imprescindible” para restituir la democracia en Nicaragua.
La Fecamco, que aglutina a ocho cámaras de comercio de la región, señaló que es urgente “el cese inmediato a toda forma de represión en contra de la sociedad civil”, y que se permita ejercer el derecho a la movilización ciudadana.
La OEA condenó esta semana la ola de violencia avalada por Ortega. Y, además, Estados Unidos presiona para lograr su renuncia, mientras se especula con que la policía y el ejército, a diferencia del caso venezolano, podrían soltarle la mano al matrimonio presidencial .