Poesía y movimiento: “Teatro de encuentros” de Alexander Calder en Fundación Proa, la extraordinaria exhibición del artista del significado flotante.
“Teatro de encuentros” de Alexander Calder en Fundación Proa, la extraordinaria exhibición del artista del significado flotante.
Los visitantes salen con una sonrisa de Fundación Proa, tras recorrer la extraordinaria exhibición “Teatro de encuentros” de Alexander Calder (Estados Unidos, 18981976). Quizás sea porque, tal como quería el artista, éstos rechazan los significados rígidos y se sienten libres ante la obra; siguen sus propias intuiciones e interpretan sus propios sueños. Quizás sea porque, como escribió Jean-Paul Sastre, “Calder no sugiere nada: atrapa auténticos movimientos vivos y les da forma. Sus móviles (…) son absolutos”. Quizás sea porque, como dijo Marcel Duchamp, sus trabajos son “pura joie de vivre (alegría de vivir). El arte de Calder es la sublimación de un árbol en el viento”. La independencia de la obra habilita a sostener diversidad de pensamientos y encontrar multiplicidad de sentidos.
Los poéticos móviles de Calder cambiaron la percepción de la escultura; no conmemoran a nadie ni aspiran a ser vehículo de ritual alguno, como en las piezas tradicionales, y tampoco son estáticos. Sus emotivos móviles, con formas orgánicas abstractas, están suspendidos en el aire y poseen un inusual sentido del movimiento siempre cambiante -impulsado por la vibración y corrientes de aire-; a veces, incorporan el sonido. Hijo y nieto de artistas, se formó como ingeniero; se volcó a la práctica artística sumando sus conocimientos científicos y tecnológicos.
“Teatro de encuentros” es una seductora coincidencia de estímulos sensoriales y equilibrios físicos, líneas danzantes y esculturas voladoras. La exhibición está organizada por Fundación Proa con la colaboración de Calder Foundation (Nueva York) y la curaduría
de Sandra Antelo-Suárez, quien acompañó su presentación en Buenos Aires junto a Alexander S.C. Rower. Nieto del artista y presidente de Calder Foundation, Rower afirmó “Calder es reconocido como el primer artista verdaderamente internacional del siglo XX. Entre 1926 y 1933, cruzó el océano Atlántico 12 veces. En Europa y los Estados Unidos, los espectadores de vanguardia recibieron con entusiasmo (…) sus móviles abstractos, puntapié inicial de una revolución cinética en el arte moderno”.
La curadora Antelo-Suárez presenta 60 obras que abarcan seis décadas de trabajo: dibujos, pinturas, piezas escultóricas, joyas y videos, registrando la extensión de las preocupaciones estéticas del artista. Distribuida en cuatro salas, la muestra sigue cierto orden cronológico. En la primera sala se des-