Restaurantes: iLatina. Cada plato combina sabores y texturas sin prejuicio, pero dejando el producto en primer plano.
iLatina. Murillo 725, Villa Crespo. 4857-9095. reservas@ilatinabuenosaires.com. Cocina latinoamericana. Martes a sábado de 20 a 23. Reservas. Tarjetas. Menú degustación 7 pasos (sin vinos): $ 2.400.
Los argentinos somos latinoamericanos renegados y en nada se nota tanto como en la cocina. Discutimos sobre lo irreemplazable del tomate italiano y la perfección de la tortilla de papas española cuando ambos son productos originarios del continente americano, empleados, junto con muchos otros, en las riquísimas culinarias mexicana, colombiana, peruana y también argentina. No casualmente iLatina ganó en 2017 el Traveller’s Choice Award de Trip Ad- visor al mejor restaurante de Argentina, un galardón que deberíamos agradecer porque enriquece nuestra identidad gastronómica.
iLatina trabaja únicamente con un menú degustación de 7 pasos, “un viaje de sabores de México a la Patagonia, con varias escalas en Colombia”. Estas escalas se deben a que su chef, Santiago Macías, y gran parte de su brigada, son oriundos de allí, y nos bendicen con platos como el encocado –una sopa de coco y pescado fresco típi- co del Pacífico colombiano– que difícilmente pueda probar en otro lado de la ciudad.
Su cocina es de alta calidad, y por lo tanto elaborada con productos de estación –tienen su propia huerta y compostera, sólo una de sus acciones para reducir el impacto ambiental–. Junto con más de 50 restaurantes del país, son parte de Mesa de Estación, que en esta primavera ofrece fresquísimos espárragos –quijada de res en salsa de café y panela, con texturas de espárragos; frutillas– aguachile de fresas, piñas al rescoldo y nabo fermentado, uno de los platos más sabrosos y originales de la carta; moras –combinadas con chicha en un shot de bienvenida–; y garbanzos, parte de un mole negro al estilo Oaxaca, con codorniz al achiote.
Cada plato combina sabores y texturas sin prejuicio, pero dejando el producto en primer plano, como el maravilloso cacao de la trufa con nibs de Tumaco –le dan una textura crocante- terminados con un chorrito de aceite de oliva y sal marina justo antes de llegar a la mesa.
El ambiente es alegre, cálido y de muy buen gusto, como suelen ser los colombianos.