La Mula

(EE.UU., 2018, 116') Suspenso. Dir.: Clint Eastwood. Con Clint Eastwood, Diane Wiest, Michael Peña, Laurence Fishburne, Taissa Farmiga. Apta para mayores de 13 años.

Aveces la obstinación es una virtud enorme. En el caso de Eastwood, la de seguir filmando, seguir actuando y seguir preguntándose por las diferencias entre lo que llamamos “Justicia” o “Ley” y la ética o la moral. Aquí interpreta a un hombre mayor que, al borde de la quiebra, acepta ser “mula”, pasante de drogas en la frontera entre los EE.UU. y México. Y lo hace muy bien, casi demasiado bien, hasta que por supuesto se enfrenta a la ley y a sus propios fantasmas, al pasado que vuelve a enfrentarse con su vida. Hay algo de tango en estas películas de Eastwood desde que el crepúsculo se convirtió en su tema, hace ya casi treinta años con Los Imperdonables. Por supuesto: aunque el film es imperfecto, Eastwood sabe dónde poner la cámara y conoce el mayor de los secretos de un cineasta: cuánto debe durar una imagen en la pantalla. Así, el universo casi desértico -desierto al mismo tiempo físico y moralen el que transcurre la historia de un hombre que no es tan bueno, ni tan malo, y opta por romper la ley para conservar cierto código propio, resulta un espacio mental donde lo que luchan son voluntades. Quizás la descripción parezca pretenciosa para una película límpida y transparente como pocas, pero es esa mirada moral, abstraida de políticas y contextos varios, la que le otorga a La Mula su auténtico valor. Eastwood es siempre una garantía de buen cine, de ese que además se goza mejor en la pantalla grande.