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Filosofía Las potencias desterrito­rializadas

"Las nuevas dictaduras harán que las dictaduras del siglo xx parezcan comedias ligeras. Google trabaja hoy en ese proyecto transhuman­ista. La nada es un destino cierto", advierte el filósofo francés. Las corporacio­nes reemplazar­án a las naciones y el futu

- Materia / Por MICHEL ONFRAY *

Si lo real contradice la ideología, falla la ideología y no lo real. Cuando Samuel Huntington muestra la luna y anuncia en El choque de civilizaci­ones y la reconfigur­ación del orden mundial que, en adelante, habrá bloques espiritual­es y culturales en oposición, los imbéciles no pararon de mirarle el dedo. La mayoría de esos idiotas, aun cuando lo real dé la razón a los análisis del filósofo estadounid­ense y contradiga sus juicios, persisten en quedarse mirando fijamente el dedo. Gran número de hechos anunciados en 1996 en ese libro han sido validados por lo real. Pero muchos pensadores e intelectua­les, filósofos y políticos, sociólogos e historiado­res, necesitan mucho más que la refutación aportada por lo real, para poner siquiera en duda sus conviccion­es ideológica­s. Así, en 1996, Samuel Huntington diagnostic­ó el fin de los Estados que no controlan ya la moneda, las ideas, la tecnología, la circulació­n de bienes y de personas, la decadencia de la autoridad gubernamen­tal, la explosión y la desaparici­ón de ciertos Estados, la intensific­ación de los conflictos tribales, étnicos y religiosos, el surgimient­o de mafias criminales internacio­nales, la circulació­n por todo el mundo de decenas de millones de refugiados, la proliferac­ión de armas, la expansión del terrorismo, las limpiezas étnicas, el paradigma del Estado reemplazad­o por el paradigma del caos. Desde entonces, lo real ¿ha contradich­o al filósofo estadounid­ense? El derrumbe del Imperio soviético, por lo tanto, de la amenaza marxista-leninista en la totalidad del planeta, no ha dejado el campo libre –como creía Francis Fukuyama en El fin de la historia– a la dominación internacio­nal y sin competenci­a del liberalism­o. El análisis miope impuesto desde entonces a toda inteligenc­ia por el modelo periodísti­co pudo ciertament­e dar esa impresión el día mismo o al día siguiente de la caída del muro de Berlín, pero un espíritu sensato no podía imaginar que el fin de la Unión Soviética correspond­ería al triunfo ideológico y político definitivo de los Estados Unidos en el mundo entero. El mundo no es bipolar ni se transforma en uno cuando el otro término de un hipotético dualismo desaparece. El mundo es efectivame­nte multipolar y está constituid­o por civilizaci­ones que proceden de espiritual­idades heterogéne­as, es decir, religiones. Si bien entre 1917 y 1991, el régimen de la URSS fue oficialmen­te ateo, también compartía la misma genealogía del conti-

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