Filosofía Las potencias desterritorializadas
"Las nuevas dictaduras harán que las dictaduras del siglo xx parezcan comedias ligeras. Google trabaja hoy en ese proyecto transhumanista. La nada es un destino cierto", advierte el filósofo francés. Las corporaciones reemplazarán a las naciones y el futu
Si lo real contradice la ideología, falla la ideología y no lo real. Cuando Samuel Huntington muestra la luna y anuncia en El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial que, en adelante, habrá bloques espirituales y culturales en oposición, los imbéciles no pararon de mirarle el dedo. La mayoría de esos idiotas, aun cuando lo real dé la razón a los análisis del filósofo estadounidense y contradiga sus juicios, persisten en quedarse mirando fijamente el dedo. Gran número de hechos anunciados en 1996 en ese libro han sido validados por lo real. Pero muchos pensadores e intelectuales, filósofos y políticos, sociólogos e historiadores, necesitan mucho más que la refutación aportada por lo real, para poner siquiera en duda sus convicciones ideológicas. Así, en 1996, Samuel Huntington diagnosticó el fin de los Estados que no controlan ya la moneda, las ideas, la tecnología, la circulación de bienes y de personas, la decadencia de la autoridad gubernamental, la explosión y la desaparición de ciertos Estados, la intensificación de los conflictos tribales, étnicos y religiosos, el surgimiento de mafias criminales internacionales, la circulación por todo el mundo de decenas de millones de refugiados, la proliferación de armas, la expansión del terrorismo, las limpiezas étnicas, el paradigma del Estado reemplazado por el paradigma del caos. Desde entonces, lo real ¿ha contradicho al filósofo estadounidense? El derrumbe del Imperio soviético, por lo tanto, de la amenaza marxista-leninista en la totalidad del planeta, no ha dejado el campo libre –como creía Francis Fukuyama en El fin de la historia– a la dominación internacional y sin competencia del liberalismo. El análisis miope impuesto desde entonces a toda inteligencia por el modelo periodístico pudo ciertamente dar esa impresión el día mismo o al día siguiente de la caída del muro de Berlín, pero un espíritu sensato no podía imaginar que el fin de la Unión Soviética correspondería al triunfo ideológico y político definitivo de los Estados Unidos en el mundo entero. El mundo no es bipolar ni se transforma en uno cuando el otro término de un hipotético dualismo desaparece. El mundo es efectivamente multipolar y está constituido por civilizaciones que proceden de espiritualidades heterogéneas, es decir, religiones. Si bien entre 1917 y 1991, el régimen de la URSS fue oficialmente ateo, también compartía la misma genealogía del conti-