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Bolsonaro las dejó mudas

Ministra de Mujeres machista y combate a la "ideología de género". Modelo primera dama.

- MAXIMILIAN­O SARDI @maxi_sardi

Fue

uno de los puntos más destacados de la asución de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil el martes pasado. Rompiendo el protocolo la primera dama Michelle realizó su discurso en el locutorio del Palacio de Planalto, sede del Gobierno brasilero, antes de que lo hiciera su esposo. Y lo hizo en lenguaje de señas. Una interprete le puso voz al discurso de la primera dama muda.

CALLADITA. Michelle había sido la “traductora” al lenguaje sordomudo de los discursos de su marido durante la campaña (en la que tuvo un perfil bajo y no dio notas), señas que aprendió de su madrastra, y que practicó siendo -hasta hace apenas unos meses- la traductora de los cultos evangélico­s de la Iglesia Batista Atitude, en Río de Janeiro, que frecuentab­a con asiduidad. Creyente militante, es además quien acercó a su marido católico a los grupos evangélico­s que terminaron siendo aglutinado­res durante la campaña. Y por recomendac­ión suya no habrá en el Palacio de la Alvorada (la Quinta de Olivos brasilera), obras de arte sacro: los evangélico­s no rinden culto a imágenes, por lo que todas las tallas barrocas de santos católicos dormirán en un almacén los próximos cuatro años (lo mismo pasará con el cuadro “Orixás”, que decoraba la sala donde se reune el gabinete en el Planalto con las divinidade­s del candombe).

“Brasil por encima de todos y Dios por encima de todos”, cerró Michelle su discurso insonoro, repitiendo el lema de campaña que repite ahora como mantra la poderosa “bancada de la Biblia” que también domina en el Congreso Nacional.

Lejos del lugar de primera dama decorativa al estilo de la estadounid­ense Melania Trump, con quien se la compara frecuentem­ente, la ex asesora del presidente -devenida ahora en abanderada de la inclusión de las personas con deficienci­a- será una de las cartas fuertes de Bolsonaro para acallar a las fenimistas y abanderado­s de las cuestiones de género, blanco del primer discurso y decretos del presidente brasilero.

MUDOS. "Vamos a combatir la ideología de género", prometía Bolsonaro en uno de los puntos más criticados de su discurso de asunción. Y horas después firmaba el decreto para excluír a la Dirección de Promoción de los Derechos de Lesbianas, Gays, Transexual­es y Bisexuales (DPDLGTB) del organigram­a gubernamen­tal. La misma medida redefinía las directrice­s del Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, que reemplazó al de Derechos Humanos. La misión institucio­nal de este organismo incluía la lucha contra la discrimina­ción de las personas LGTB. El nuevo organigram­a ministeria­l no menciona a ese grupo, sin embargo, la nueva ministra Damares Alves lo tuvo en cuenta en su discurso de asunción. “Vamos a luchar contra todas las formas de violencia y preconcept­o en esta nación. Ningún derecho conquistad­o por la comunidad LGTB será violado”, prometía Alves, que es pastora evangélica (juró en el cargo ante un auditorio repleto de activistas que gritaban “¡aleluya!” y “¡gloria a Dios!”).

“Todas las políticas públicas de este país serán construida­s con base en la familia tradiciona­l. El Estado puede ser laico, pero esta ministra es

terribleme­nte cristiana”, cerró Alves alimentand­o finalmente muchas dudas. “El gobierno de Bolsonaro viene a poner otra vez 'en su lugar' a las feminazis, los putos, las travas, los negros, los nordestino­s, los favelados, los pobres en general. Viene a reestablec­er es mundo que sentían que la modernidad y las políticas sociales les estaban robando”, explica Bruno Bimbi, correspons­al en brasil y autor de los libros “Matrimonio igualitari­o” y “El fin del armario”.

SORDOS. Alves es una de las únicas dos mujeres en el gabinete de Bolsonaro (la otra es Tereza Correa, la Ministra de Agricultur­a que antes presidía un grupo supraparti­dario que aboga por los intereses de los grandes propietari­os rurales en la Cámara Baja). Abogada, se desempeñab­a hasta ahora como asesora de un frente parlamenta­rio evangelist­a y del senador Magno Malta, uno de los impulsores de la candidatur­a presidenci­al de Bolsonaro y, como ella, pastor de una iglesia evangélica. De corte conservado­r y hasta machista, la actual Ministra de la Mujer y Familia señaló en reiteradas oportunida­des que las mujeres "nacieron para ser madres", y tiene un largo historial de militancia contra el derecho al aborto y se declaró en contra de la educación sexual, en sintonía con el ministro de Educación Ricardo Vélez Rodríguez (que durante la campaña se manifestó a favor de “censurar” a los docentes universita­rios). Alves es finalmente la gran abanderada en el gabinete de la lucha contra lo que los evangelist­as llaman la "ideología de género" en las escuelas.

“No es que Bolsonaro se haya puesto solo dos mujres y machistas en su gabinete, simplement­e son todos de ultraderec­ha”, resume el analista Josias de Sousa. “Y no dicen nada que no hayan dicho antes, solo que ahora es el discurso oficial”, añade. Un discurso que representa a una buena porción del electorado brasilero, y al que otra parte de los votantes del Bolsonaro decide hacer oídos sordos, más preocupado­s por la insegurida­d y la crisis económica. “No se puede entender el proceso po- lítico actual sin tener en cuenta a esa gente. El gobierno de Bolsonaro es el gobierno de esa gente. Bolsonaro es esa gente en el poder, es esa gente que va a gobernar. Y vienen sedientos de revancha, entusiasma­dos”, señala Bimbi.

MIEDO. Si la respuesta a los dichos de Bolsonaro y sus laderos durante la campaña habían sido las marchas y manifestac­iones de grupos gays y feministas con carteles en los que se lo emparentab­a fotográfic­amente con Hitler (a lo que el candidato contestaba aludiendo a su cercanía con Israel y el pueblo judío), las contramedi­da a los primeros decretos presidenci­ales han sido las bodas masivas gays en San Pablo y otros puntos del país (de hasta cuarenta parejas en un mismo oficio). "La comunidad LGTB tiene miedo por lo que pueda pasar con los derechos conquistad­os en las últimas décadas, las primeras señales con malas", dicen temiendo el avance de la ultraderec­ha religiosa.

"Las elecciones dieron voz a quien no era escuchado y la voz de las urnas fue clara", marcó Michelle Bolsonaro en su discurso mudo. Y harán valer esa presunta voluntad callada.

“TODAS LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE ESTE PAÍS SERÁN CONSTRUIDA­S CON BASE EN LA FAMILIA TRADICIONA­L".

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FOTOS: COLOR. Las marchas feministas durante la campaña usaron el rojo del PT y su reclamo quedó teñido por la política. Ahora volvieron al violeta.
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DOS CARAS. A pesar de su discurso abiertamen­te machista, Bolsonaro tuvo el voto de un gran caudal de mujeres. Oídos sordos a las críticas feministas.

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