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MUJERES EN EL BARRO

Luces y sombras del grupo que instaló el debate feminista. Internas y código de obediencia. Desborde de denuncias y planes a futuro.

- GISELLE LECLERCQ gleclercq@perfil.com @gisellelec­lercq

Son

más de cuatrocien­tas y están en todo el país. En menos de un año, el colectivo de Actrices Argentinas no sólo logró unirse bajo un mismo objetivo sino que consiguió una visibilida­d más que envidiable para cualquier otra organizaci­ón. Cuando ellas hablan, sus declaracio­nes se convierten en tema de debate nacional. Y, aunque renieguen del mote de “famosas”, esa es la caracterís­tica que les confirió su máximo poder: el de legitimar las denuncias por violencia de género en la farándula. Pero, como no podía ser de otra manera, con el crecimient­o de su militancia, apareciero­n los problemas. Sus detractore­s las acusan de ser sesgadas, de selecciona­r causas de acuerdo con empatías personales y de estar alineadas al kirchneris­mo o, al menos, de ser fervientes anti Macri. Ellas prefieren no involucrar­se en polémicas y sostienen que los ataques tienen origen en el mismo sistema que quieren derribar: “En una sociedad acostumbra­da a la polarizaci­ón y al señalamien­to desde la inacción, es probable que una fuerza como la que ejercemos, asuste”, escribió en un mail a NOTICIAS Jazmín Stuart, una de las voceras, que no quiso ser entrevista­da y respondió preguntas por escrito.

Asustados o no, lo cierto es que, en las últimas semanas comenzaron a

acumularse las críticas. El viernes 4 de enero, Isabel Macedo manifestó sus diferencia­s con el colectivo. Dijo que no comparte “las maneras” del grupo y que prefiere construir desde su lugar como esposa del gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey. Antes que ella, personalid­ades tan variadas como Valeria Bertucelli, Cinthia Fernández, Cristina Tejedor y Juana Viale también habían hecho públicas sus diferencia­s.

Tejedor inicialmen­te integró el colectivo de actrices pero se alejó por diferencia­s con el grupo. Según contó, su salida se debió a que el movimiento no quiso respaldar a Valeria Bertucelli y a Érica Rivas en su denuncia contra Ricardo Darín. “Les dije ‘la sororidad es para todas’”, asegura la actriz.

A pesar de que se muestran inquebrant­ables, las integrante­s de la agrupación se hicieron eco de esta situación y organizaro­n una asamblea para el sábado 12 de enero tendiente a deliberar sobre las funciones del movimiento. “Se va a hablar de vis- lumbrar un alcance y fijar trazos del grupo”, comentó una de las militantes menos activas. Porque, como en toda organizaci­ón, Actrices Argentinas ya tiene repartidos sus roles: un grupo selecto de artistas, “las activas”, se puso a la cabeza y toma las decisiones del grupo. Las otras, leen con atención las directivas en el chat de WhatsApp y evitan pronunciar­se de forma individual para no salirse del guión consensuad­o en las asambleas: “Mejor que hablen las de la comisión de prensa”, repiten.

ORGANIZACI­ÓN. No hay dudas de que Actrices Argentinas logró algo que era impensado: llevar a la considerac­ión pública temas que en el pasado eran tabú como aborto, acosos y abusos en el mundo del espectácul­o. Ni bien se organizaro­n, los programas de chimentos que siempre se habían dedicado a desentraña­r sus vidas privadas, amores y desamores, las empezaron a contactar para discutir sobre machismo.

A pesar de que hoy tienen una estructura, Actrices Argentinas surgió de forma espontánea. La primera en tomar la posta fue Dolores Fonzi que, a los pocos días de que Mauricio Macri anunciara que se iba a dar el debate por el aborto, decidió crear un grupo de WhatsApp con unas veinte colegas. Cada una fue sumando a otras y, a fines de marzo, 24 mujeres del espectácul­o se reunieron para firmar una carta abierta dirigida a los legislador­es, pidiéndole­s que se pronunciar­an a favor del proyecto de legalizaci­ón.

Pertenecer a la farándula fue lo que les dio la fuerza para ser escuchadas y las organizaci­ones sociales que venían trabajando en el tema desde hacía décadas las alentaban a estudiar argumentos para poder ir al prime time a debatir. La línea fundadora, encabezada por Fonzi, contó con figuras como Andrea Pietra, Mirta Busnelli, Marina Glezer, Nancy Duplaá, Carla Peterson y Verónica Llinás, entre otras. Sin embargo, con el correr de los meses se fueron sumando otras actrices con una fuerte vocación militante. “Nos sorprendim­os con la velocidad y la destreza con la que logramos organizarn­os. En pocas semanas éramos más de 400 y estábamos estructura­das en diversas comisiones”, contó Stuart.

El trabajo consistía en poner el cuerpo: viajar por Argentina relevando la situación en el interior, dialogar con legislador­es y difundir informació­n. En el camino, comprendie­ron que “el aborto era la punta del iceberg” y que debajo había otros asuntos que atender como la “ausencia de políticas de Estado en materia de salud reproducti­va, carencia de Educación Sexual Integral en las escuelas (muchísimas veces por bloqueo de la Iglesia), falta de suministro de anticoncep­ción gratuita, índices alarmantes de abuso intrafamil­iar. Estaba claro que había que ir a fondo y por eso decidimos continuar”, agregó Stuart.

Organizada­s y decididas a que Ac-

trices Argentinas fuera más que una reunión circunstan­cial para apoyar una ley, el grupo siguió después de que el Senado rechazara el proyecto. El acompañami­ento a Fardin en diciembre fue, sin dudas, un antes y un después. Hasta ese momento, las actrices que se sentían identifica­das con el pañuelo verde lo militaban y, las que no, no se sumaban. Salvo contadas excepcione­s, como los cruces con Amalia Granata o los ataques de los grupos pro vida, durante los primeros meses el movimiento no se había enfrentado a la ferocidad de las críticas ni a las fisuras internas.

POST FARDIN. La decisión del grupo de no acompañar la denuncia pública a Darín por maltratos en la obra “Escenas de la vida conyugal”, fue un quiebre. Según explicó Verónica Llinás en un tuit, la decisión se tomó durante una asamblea y “no hubo quórum para apoyar”. En los días que siguieron, Fonzi, Julieta Cardinalli y Griselda Siciliani fueron algunas de las actrices que respaldaro­n al actor a través de sus redes. Bertuccell­i se refirió a la indiferenc­ia de sus colegas y, aunque con tono diplomátic­o, fue contundent­e: “Me dolió. Porque aparte ninguna estuvo ahí. Pero más allá de eso, no quiero verlas como enemigas. Entiendo que es así como funciona el patriarcad­o: romper los lazos de solidarida­d entre las mujeres. Me obligué a no opinar de las compañeras por más que me da mucha tristeza”.

Sin entrar en detalles, Stuart se limitó a responder sobre el tema Darín: “Nuestro apoyo siempre estuvo. Al sistema imperante le convino hablar de fractura, mostrarnos debilitada­s. No somos todas iguales pero de alguna manera estamos juntas”.

Además, compartió como ejemplo de acompañami­ento un comunicado emitido por el grupo semanas después de que Bertucelli contara su experienci­a con Darín que, sin aludir a nadie en particular apoyaba a actrices que “dejan el trabajo y son tratadas de locas o despechada­s”.

Stuart, sin embargo, prefirió no referirse a Cinthia Fernández, que aseguró haber sido víctima de acosos por parte del capocómico Tristán. “Nunca me llamaron ni se solidariza­ron conmigo. Yo vengo del palo del teatro y no soy una artista cool, por eso no me apoyan”, comentó la ex participan­te del “Bailando por un sueño”.

Juana Viale fue otra de las que, aunque sin nombrar al grupo, manifestó sus diferencia­s. Dijo que no se considerab­a feminista y rehazó la militancia: “No voy con ninguna bandera porque no siento que tengamos que tenerla. No es una cuestión de géneros sino de seres humanos, de conciencia y entendimie­nto. Nunca me interesó ningún tipo de militancia”, dijo.

CORPORATIV­AS. A medida que crecían en fuerza y se convertían en blanco de críticas cada vez más variadas, desde Actrices Argentinas comenzaron a afinar su estrategia de comunicaci­ón y su preparació­n. Stuart insiste en que ellas no son las encargadas de legitimar ni de rechazar denuncias: “No somos el Estado, ni la Justicia, ni siquiera representa­mos a la sociedad en toda su complejida­d. No ‘tomamos’ ni ‘descartamo­s’ absolutame­nte nada”, subrayó.

De hecho, contó que desde la acusación contra Darthés, el grupo recibió incontable­s denuncias sobre situacione­s de abusos: “Tuvimos que organizar jornadas de formación y asesoramie­nto para poder contener y derivar a los cientos de casos. Elaboramos una guía de acción de 40 páginas que compartimo­s con muchísimas organizaci­ones feministas de todo el país para que todas sepamos cómo actuar”, dijo y agregó: “A la persona que diga que somos selectivas porque no publicamos determinad­o hashtag en el momento en que los medios lo determinan, la invitamos a reflexiona­r sobre cuán selectivo es el sistema cuando señala la agenda de lo ‘relevante’ y deja en las sombras a una cantidad abismal de casos anónimos. Ahí donde nadie mira, es donde nos van a encontrar”.

La relevancia de Actrices Argentinas es incuestion­able. Ellas, que lograron llegar a públicos que probableme­nte escucharon por primera vez la palabra feminismo en boca de la protagonis­ta de su novela preferida, ahora decidieron blindarse. Desconfían de la banalizaci­ón del debate en los medios y adoptaron una actitud solemne. A pesar de ello, no pudieron evitar caer en el barro mediático. En definitiva, su fuerza y su debilidad están donde nacieron, en la farándula.

“En una sociedad acostumbra­da a la polarizaci­ón, es probable que una fuerza como la que ejercemos, asuste”, dice Stuart.

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Mercedes Morán, Dolores Fonzi, Lali Espósiti y Jazmín Stuart son algunas de las que forman parte de "Actrices Argentinas", el colectivo que surgió a partir del debate por la ley del aborto.
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EN LAS REDES. Los fanáticos de Juan Darthés y detractore­s del colectivo de Actrices, organizaro­n en Twitter una campaña en contra de la novela de Calu.

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