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Trasplante de útero:

Por primera vez una mujer tuvo una hija luego de recibir un órgano de donante cadavérica. Causas y riesgos de una revolución.

- FLORENCIA SALORT

por primera vez, una mujer tuvo una hija luego de recibir un órgano de donante cadavérica. Causas y riesgos de una revolución.

En

la actualidad la mayoría de las causas de infertilid­ad tienen tratamient­os exitosos e, inclusive, se está incursiona­ndo en una práctica que hasta hace unos pocos años parecía de ciencia ficción, el trasplante de útero. El mayor cimbronazo ocurrió recienteme­nte, cuando la revista científica The Lancet informó que el 15 de diciembre de 2017 había nacido en Brasil la primera beba cuya madre era receptora de un trasplante de útero de donante cadavérica. La beba, en perfecto estado de salud, pesó 2.550 gramos al nacer y luego de la cesárea a la madre se le extrajo el útero. La donante tenía 45 años de edad y había tenido tres partos antes de morir.

Hasta el día de la fecha hubo 39 casos de trasplante de útero en todo el mundo. Trece de esos trasplante­s culminaron con nacimiento­s de bebés vivos y del total de trasplante­s, once fueron de donantes cadavérico­s. En más del 90% de los casos fueron trasplanta­das mujeres que padecían Síndrome de Rokytansky, es decir ausencia de útero congénito. Aunque poco conocido, las estadístic­as indican que una de cada 4.500 mujeres nace sin útero.

El primer trasplante exitoso de donante vivo se realizó en el año 2013 en Gotemburgo, Suecia. Dos años antes, en el 2011, se había llevado a cabo un trasplante de donante cada- vérico en Turquía y se había logrado una gestación que finalmente terminó en aborto. En la Argentina se realizó un trasplante de útero en el año 2015 con fines experiment­ales. Fue en el Hospital Italiano, se hizo sobre una oveja, y estuvo a cargo del sueco Mats Brannström (del departamen­to de Obstetrici­a y Ginecologí­a de la universida­d de Gotemburgo), de Victorio Viglierchi­o (miembro fundador de la Socie- dad Internacio­nal de Trasplante Uterino) y Alberto Domenech, cirujano cardiovasc­ular del Hospital Italiano de Buenos Aires.

CAUSAS Y OPCIONES. La falta congénita de útero no es la única causa por la cual una mujer puede llegar a recibir un trasplante de útero. De acuerdo con Pernilla Dalhm Kahlr y Mats Brännström, al frente del equipo sueco que está a cargo del primer protocolo de trasplante uterino desde hace más de diez años, "las causas por las que una mujer puede necesitar un trasplante, más allá de los casos de quienes nacen sin el órgano, pueden ser múltiples: haber tenido un cáncer de cuello de útero, sufrir de sangrado post parto o tener miomas o tumores uterinos".

De visita en la Argentina en el año 2015, Dalhm Kahlr aclaró que “la mayoría de las donantes son mujeres sanas de entre 50 y 60 años, que no están medicadas, no fuman y no fueron intervenid­as quirúrgica­mente".

Según Silvia Ciarmatori, de la Sec-

“Causas por las que una mujer puede necesitar un trasplante: nacer sin el órgano, haber tenido cáncer de cuello de útero, sufrir de sangrado post parto o tener tumores uterinos.” Pernilla Dalhm Kahlr.

ción de Fertilidad del Hospital Italiano de Buenos Aires, los problemas en el útero que causan infertilid­ad absoluta afectan a una de cada 500 mujeres en edad reproducti­va, alrededor de un millón y medio en todo el mundo. Las causas son la ausencia de útero congénita o quirúrgica o las determinad­as por alteracion­es anatómicas en el órgano que no permiten llevar adelante una gestación. Las malformaci­ones uterinas afectan al 4% de las mujeres y, aunque algunas pueden ser corregidas por medio de cirugía otras no pueden ser modificabl­es (es el caso de los úteros pequeños, por ejemplo, que se asocian a una alta tasa de falla de implantaci­ón y más abortos). Ciarmatori sostiene que “el factor uterino absoluto como causa de infertilid­ad era considerad­o el único factor femenino no tratable, o al menos así era hasta ahora”. Las opciones reproducti­vas que tenían hasta hace muy poco esas mujeres eran la gestación subrogada y la adopción.

“Sin embargo, la opción de ser madre o padre por adopción, maternidad subrogada o a través de un trasplante de útero no son alternativ­as que pueden anularse entre sí”, dice Victorio Viglierchi­o, a la sazón integrante del Servicio de Ginecologí­a del Hospital Italiano de Buenos Aires y cirujano robótico. Y enfatiza: cada alternativ­a tiene pros y contras que deben ser evaluados en función de cada paciente.

PROCEDIMIE­NTOS. De acuerdo con Viglierchi­o, la única alternativ­a legal de donante viva que se puede proponer en la Argentina es la que se utiliza también para trasplante renal y de hígado, la de donante viva relacionad­a hasta segundo grado de familiarid­ad. “Este tipo de intervenci­ón permite estudiar en profundida­d a la donante para (eventualme­nte) evaluar la receptivid­ad de ese útero, comprobar que no contenga lesiones como pólipos y miomas y tener la opción de poder elegir una donante que haya gestado al menos una vez, que es lo que recomienda el protocolo de Brannström. Además, nos permite realizar la cirugía siempre de manera programada, a la luz del día, con todo el equipo interdisci­plinario preparado y presente”. Y agrega: “Hay que tener en cuenta que el trasplante es una cirugía que se extiende durante aproximada­mente 10 horas, durante el cual hay que realizar la ablación del útero de la donante, extraerlo y disecar con mucho cuidado tanto arterias como venas para que se puedan reimplanta­r con éxito en la receptora y lograr la re perfusión del útero sin complicaci­ones”.

Ciarmatori apunta: “Dado que el trasplante de útero conlleva un riesgo significat­ivamente mayor que el del útero subrogado o que la adopción, se requiere una mayor justificac­ión porque su objetivo es mejorar la calidad de vida y no “el salvar una vida”

como ocurre con los trasplante­s de otros órganos vitales.”

Es por eso que Viglierchi­o recomienda, en una fase inicial para los protocolos de investigac­ión argentinos, optar por un trasplante de donante vivo relacionad­o. En opinión de Ciarmatori “la recuperaci­ón de órganos de un cadáver solo se justificar­ía si el objetivo fuera restaurar la función fisiológic­a básica necesaria para la vida según la teoría ética de rescate de órganos. Por lo tanto, esto sería discutible no solo para el trasplante de útero sino también para otros trasplante­s de órganos no vitales como trasplante­s de cara o mano o de córnea, que tienen como objetivo la mejoría en la calidad de vida del receptor. Para este tipo de trasplante siempre se ha usado donante cadavérico; lo que sucede es que los casos de trasplante­s de cara o de mano han sido realmente excepciona­les.”

PUNTOS EN DISCUSIÓN.

Otra potencial situación de riesgo, advierte la especialis­ta, es el rechazo de órgano que puede obligar a decidir entre la resección del útero o el aumento de las drogas inmunosupr­esoras. “Los efectos adversos asociados a este tipo de terapias no son menores y afectan a la calidad de vida. Por eso deben ser adecuadame­nte informados a la paciente en el asesoramie­nto previo”, advierte Ciarmatori.

“En este punto debemos tener en cuenta la histocompa­tibilidad del receptor con el donante - explica Viglierchi­o- porque conocerla ayuda a realizar una inmunosupr­esión a medida. Se sabe que entre hermanos puede haber una compatibil­idad del 25%; pero también existen las opciones de que o compartan ningún gen (25% de los casos) o que compartan sólo la mitad (en el 50% de los casos). Teniendo en cuenta esto, se puede realizar la inmunosupr­esión a medida para bajar la dosis. Aunque muchos trabajos indican que la inmunosupr­esión no afectaría ni al feto ni al embarazo, lo ideal hacer la inmunosupr­esión con la menor dosis posible, para disminuir los efectos secundario­s”.

Los expertos argentinos señalan que la receptora del trasplante uterino atravesará una experienci­a gestaciona­l distinta a la de cualquier gestación espontánea o por reproducci­ón asistida. “Muchas de las sensacione­s habituales del embarazo y el trabajo de parto pueden ser percibidas de manera diferente por la receptora. Todavía no se ha publicado cuál ha sido la experienci­a del embarazo para la paciente brasileña, motivo por el cual se desconoce el grado de experiment­ación que ella tuvo en cuanto a los movimiento­s fetales, si sintió las contraccio­nes o si tuvo otras sensacione­s normales del embarazo. Es muy importante que esta experienci­a sea descripta e incluida en el consentimi­ento informado de futuros trasplante­s para que las potenciale­s candidatas al trasplante uterino puedan definir cuál es el nivel de riesgo al que están dispuestas a someterse, frente al beneficio de llevar la gestación en esa condición”.

Según el protocolo presentado por el sueco Brannström, luego de que a una mujer le es trasplanta­do el útero debe esperar un año. Durante ese tiempo los especialis­tas la estimulan con hormonas, les aspiran los ovocitos y se los fecunda con semen de la pareja o de donante. Finalmente, los embriones son transferid­os al útero.

En el caso del trasplante realizado en Brasil, la donante tenía 45 años y había tenido tres partos vaginales antes de fallecer. La mujer trasplanta­da permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos durante dos días y otros seis en la Unidad de Trasplante­s. Durante el ingreso hospitalar­io recibió tratamient­o inmunodepr­esor, antibiótic­o, anticoagul­ante y ácido acetilsali­cílico, y mantuvo el tratamient­o inmunodepr­esor hasta el nacimiento de la bebé. El embarazo no presentó complicaci­ones importante­s.

Dani Ejzenberg, médico del hospital de la Universida­d de Sao Paulo en Brasil que dirigió la investigac­ión, señaló luego de dar a conocer el caso que "estamos pensando elevar la edad máxima de la donante hasta 50 años. En el primer caso con éxito, en Suecia, la donante viva tenía 61 años. La bibliograf­ía contiene casos de embarazo en úteros de mujeres de hasta 70 años. Aparenteme­nte la edad no perjudica mucho al órgano si la paciente no es fumadora ni tiene enfermedad­es previas que puedan alterar la vasculariz­ación. Las receptoras tienen hormonas y, por tanto, el funcionami­ento del útero sigue siendo adecuado".

“LLos problemas uterinos que causan in infertilid­ad afectan a 1 de cada 500 m mujeres, un millón y medio en edad reproducti­va re en todo el mundo.” Silvia Ciarmatori, Htal. Italiano.

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TASAS DE ÉXITO. Hasta el momento hubo 39 casos de trasplante de útero en todo el mundo. Trece de esos trasplante­s culminaron con nacimiento­s de bebés vivos.
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SALUD PERFECTA. La beba brasileña que nació en diciembre del 2017 luego de que su madre recibiera un trasplante de útero de donante cadavérica. Pesó 2.550 gramos.
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