DESTRUIR EL SEXO
El consumo de sustancias psicoactivas se duplicó en los últimos siete años en Argentina. Esto muestra un gran problema de salud: incluso hubo un decreto que declaró la emergencia nacional en adicciones.
Vivimos en una cultura donde las cosas empiezan a solucionarse a través de químicos y, debido a que su uso es cada vez más popular, hoy también es llevado a la cama.
El uso crónico de cualquier sustancia –desde el alcohol, pasando por la marihuana y hasta la cocaína, o drogas de diseño– destruye absolutamente todo el sistema y deteriora la sexualidad. Las principales consecuencias son la pérdida del deseo, dificultades en la erección y lubricación y retardo en el orgasmo.
Nos enfrentamos al problema del “ser-químico”, que se droga para pasarla bien y después, como no consigue una erección, se toma un vasodilatador (como el Viagra) para funcionar. Eso liquida al cuerpo y genera dependencia, cuando en realidad son emociones que podríamos conseguir fácilmente en un estado de salud. Es mucho más recomendable trabajar las inhibiciones, la vergüenza o la autoestima para poder responder en la cama adecuadamente.
Es importante destacar que está comprobado que las personas que están bajos los efectos de una sustancia tienden a no usar preservativo, con lo cual hay un riesgo muy grande de enfermedades de transmisión sexual.
Es un problema de salud pública y va de la mano con la falta de educación sexual. Son los dos grandes temas tabú y es necesario desromantizar el uso de sustancias buscando información adecuada y tomando recaudos para tener experiencias satisfactorias, cuidadas y llevadas adelante de forma responsable.