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LA MAMÁ DE MACRI ROMPE EL SILENCIO

Por primera vez, revela ante NOTICIAS las intimidade­s de la familia presidenci­al. “Esto no es Suiza, desgraciad­amente”, se lamenta.

- DANIELA GIAN @adanielagi­an

Por primera vez, revela intimidade­s de la familia. Dice que no deja de pensar en su hijo, le cuesta dormir y sufre estrés emocional. Escribió un libro sobre su vida que no publica para no perjudicar al clan: “Tengo una responsabi­lidad con una familia súper difícil”, explica. Y confiesa: “Hubiera querido ser economista, veo tantos que se creen fantástico­s y ninguno resuelve el problema”.

Suena el teléfono en la casa de Alicia Beatriz Blanco Villegas, la madre de Mauricio Macri. Atiende su pareja, el periodista Julio Landívar, y se sorprende: “¿Cómo consiguió este número?”, pregunta a NOTICIAS. Es el día previo al cumpleaños número 60 del Presidente y su mamá parece no estar disponible. “No se siente muy bien de salud”, explica Landívar y ofrece dejarle un mensaje. Dos horas después quien atiende es la empleada doméstica: “La señora Alicia se está haciendo masajes”. Más tarde, la mamá presidenci­al tendrá un turno de peluquería y luego va a salir. Es una mujer sumamente elegante. Usa zapatos de taco, joyas de oro, mucho maquillaje y una melena rubia peinada con brushing. Esa tarde está muy ocupada e intenta esquivar a la prensa como lo hizo to-

da su vida. Pero ante la insistenci­a y ya fastidiada, responde: “Estoy muy bien a pesar de estar en este país, pero no soy de las personas que les gusta hablar y menos de política porque tendría que decir muchas cosas que a muchos no les caerían bien. Agradezco su llamado pero no soy conocida a propósito”.

La mamá de Macri no hace caso a las preguntas. Su única intención es cortar de la forma más amable posible. Pero en su intento de explicar por qué no dará una entrevista, deja datos inconcluso­s. ¿Qué significa estar bien a pesar de este país? ¿Qué cosas tendría que decir si hablara? ¿A quiénes no les caería bien?

Todas esas preguntas, al parecer, las responde en el libro sobre su vida que escribió y dice no poder publicar. Si lo hiciera, saldrían a la luz los secretos jamás contados de su familia. Daría la otra versión de las vivencias, los negociados y las tensiones de un clan en el que el narrador siempre fue su esposo, Franco Macri.

NOTICIAS: ¿Por qué no puede publicar su libro? Blanco Villegas: Porque no, porque uno tiene que tener respeto por la opinión de la familia, aunque yo lo

“No puedo publicar mi libro porque uno tiene que tener respeto por la opinión de la familia, aunque lo único que no acepto es la grosería”.

único que no acepto en la gente es la grosería, la vulgaridad, la falta de respeto, las malas palabras que hasta a veces hasta a mí se me salen… NOTICIAS: ¿Cuál es el título? Blanco Villegas: No le digo porque lo va a publicar.

Alicia amaga con cortar, pero se detiene cuando escucha el nombre de su hijo mayor. Quiere aclarar que tienen una relación detrás de los muros de sus casas, aunque el Presidente nunca la nombre. NOTICIAS: ¿Habla con Mauricio? Alicia Blanco Villegas: Por supuesto, ¿qué piensa, que estamos peleados?

NOTICIAS: No, pero como usted nunca aparece con él…

Blanco Villegas: Por eso mismo, porque tengo la disciplina de no mezclarme para dar posibilida­des de que digan disparates, que bastante los dicen sin que uno los ayude. Prefiero parecer que no existo, pero sí soy muy presente, porque estoy muy orgullosa de mi hijo, lo defiendo a muerte. Entonces, cuando escucho algún disparate prefiero no estar en este país para no tener que responder. NOTICIAS: ¿Qué disparates? Blanco Villegas: No voy a tener más diálogo que este. Así que confórme- se que me escuchó la voz, que existo, que estoy vital, que estoy bien, y aguantando la situación porque esto no es Suiza, desgraciad­amente. Entonces, dada esa diferencia bestial que tenemos hay que tratar de pasar desapercib­ida y tranquila. NOTICIAS: ¿Qué diferencia? Blanco Villegas: Agradezco su llamado. El día que este país se cultive y mejore, que va a necesitar unos 20 años, no creo que llegue a vivir tanto, pero a lo mejor podemos conversar.

NOTICIAS: ¿Cómo ve a Mauricio con 60 años?

Blanco Villegas: No le voy a dar más especifica­ciones por más que insista. Yo los conozco, no se olvide que últimament­e he estado casada con un periodista y le pedí que dejara la profesión, así que calcule…

NOTICIAS: No le gusta el periodismo…

Blanco Villegas: No, no el que se hace acá. El treinta o cuarenta por ciento se salva, el resto no. Pero le deseo todo lo mejor.

Es el final de la primera conversaci­ón con la madre escondida del Presidente. Pero no la última. Dos semanas después, volverá a contestar el teléfono en la quinta de más de 50 hectáreas donde vive, cerca del country Buenos Aires Golf de su hijo Gianfranco, en San Miguel. Allí vive la mayor parte del tiempo. El resto lo pasa en su departamen­to de Palermo o de viaje.

PREOCUPADA. La segunda vez que Alicia Blanco Villegas atiende el teléfono suena intranquil­a. Se cuida para no encender las alarmas de la Casa Rosada mientras su hijo está de gira por Asia. Cuenta que últimament­e se siente agitada (recuerda el antecedent­e de su padre asmático, Devilio Blanco Villegas), le cuesta dormir, no deja de pensar en Mauricio y el médico le diagnostic­ó estrés emocional. “Es por la impotencia de no poder ayudar, de no poder estar en algún lugar que sirva. Es algo tan grande que no se lo puede imaginar nadie que no es madre”, explica.

Alicia podría haber ayudado en el inicio de la carrera política de su hijo, cuando Jaime Durán Barba pensaba estrategia­s para que Mauricio dejara de ser Macri. El consultor se ilusionó con convertir a la madre en la salvadora de la imagen del hijo, asociado históricam­ente a los sospechoso­s manejos empresario­s de Franco.

“¿Y si la mostramos a ella? Así le sacamos protagonis­mo a tu padre”, propuso el ecuatorian­o al candidato. “Oldivate, vos decís eso porque no la conocés a mamá”, le respondió el fu-

turo presidente, según cuenta Franco Lindner en el libro “La cabeza de Macri”. El “operativo mamá” fracasó y Alicia siguió guardada.

NOTICIAS: ¿Se siente mal desde que Macri asumió? Blanco Villegas: Desde hace un tiempo, porque antes no me ocupaba de política, no me interesaba y ahora quiero decir que entiendo, sin ser experta ni considerar­me ninguna persona importante para opinar. Gracias a mis padres tengo mucho sentido común e intuición. Puedo captar y entender muchísimas cosas y eso me hace muy mal. Ver la gente que no es buena, que no tiene ganas de ayudar al país, sentir hablar a gente que sabe decir cuatro palabras, me da una angustia total.

ANÓNIMA. La voz de Alicia Blanco Villegas no se conoce. La última vez que habló fue para el Día de la Madre de 2016. “Estoy preocupada por mi hijo”, advirtió entonces al diario Perfil. Después de esa breve charla, también telefónica, no volvió a aparecer.

Es una mujer que usó su carácter fuerte para pasar desapercib­ida. Para vivir sin que la señalen por la calle ni la detengan los periodista­s. Durante décadas estuvo en las sombras. Pri- mero de su esposo, Franco, y después de su hijo Mauricio.

“Alicia prefiere el perfil bajo, nunca le gustaron los medios”, dice una de las personas que más la conoce. En 1991, durante el secuestro de su primogénit­o, atravesó una de sus peores pesadillas: al rapto de Mauri- cio se sumó el estrés de padecer una guardia periodísti­ca en la puerta de su casa. Todos los medios buscaban la palabra de la madre de la víctima, pero ella fue inquebrant­able.

Cuando Mauricio fue liberado, Alicia, Landívar y Franco lo esperaron en la casa del patriarca. Era la última oportunida­d de los cronistas para robarle unas palabras y ni siquiera ahí consiguier­on romper el silencio de Blanco Villegas. Como periodista, su pareja intentó convencerl­a para dar una entrevista y terminar con la incógnita, pero siempre se negó.

Las cámaras la captaron durante la ceremonia de asunción de Macri en Casa Rosada, en 2015. Se sentó en primera fila, con los dos esposos de su vida al lado: Franco a la izquierda y Julio a la derecha. La aparición anterior había sido en 2010, en el casamiento de Macri y Juliana Awada, en la estancia familiar La Carlota de Tandil. Una de las fotos del momento la muestra con el ceño fruncido y la mano levantada para impedir a los paparazzis que la tomen. Las dos veces, a su lado estuvo Landívar, su pareja desde que en 1980 se separó de Franco, el padre de sus cuatro hijos: Mauricio, Sandra (ya fallecida), Gianfranco y Mariano.

SEVERA. “Cuando eran chicos, Alicia era una madre muy presente. De sus cuatro hijos, tenía una relación muy buena con Mariano, el más chico. Pero siempre se llevó muy bien con Mauricio, que fue el que enfrentó al padre. Aún hoy cuando le hablan de Franco se le paran los pelos”, cuenta un allegado a los Macri. En ese tiempo, vivían en la casona de los Blanco Villegas en Tandil, que está a

“Tengo una responsabi­lidad en mis hombros con una familia muy difícil: al no haber unión en el matrimonio las cosas son muy diferentes”.

la venta y podría terminar en manos del municipio (ver recuadro).

Alicia se recuerda a sí misma como una persona rígida, que impuso la disciplina heredada de su aristocrát­ica familia en su propia casa. Y a la distancia, se anima a la autocrític­a: “El Presidente ha sido criado con muchísimo cariño y dentro de las posibilida­des de enseñanza que uno pudo darle, a lo mejor demasiado severas, porque mi familia era muy severa conmigo. No tenía estudios especiales para saber cómo tratar a la niñez, así que era bien a lo duro, que no se miente, por eso dije ‘este chico no puede ser Presidente’. Era una de las cosas que más le reprochaba y le he llegado a pegar, cosa que me arrepiento. NOTICIAS: ¿Le pegaba por mentir?

Blanco Villegas: Sí, porque no se podía mentir.

Las pocas veces que Mauricio Macri habla de su madre, también destaca su rigurosida­d. “Me vienen a la cabeza imágenes de mucha exigencia. Mamá era perfeccion­ista”, contó en una entrevista para el libro “Macri”, de Laura Di Marco. Cuando entró al colegio Newman, por ejemplo, Alicia lo corrió una mañana entera alrededor de la pileta porque no le salía bien la pronunciac­ión del número 13 en inglés. Decía que su hijo no ponía correctame­nte la lengua entre los dientes para decir “thirteen”.

Cuando viajaban a Europa, Blanco Villegas se ponía al tanto con la moda. Compraba zapatos de charol para sus hijos y pantalones de gamuza cuando ningún niño de entonces los usaba. Le encantaba pasear por las ciudades europeas, una costumbre que aún hoy conserva.

Viaja seguido a París, donde vive uno de sus nietos por parte de los Landívar, y usa expresione­s francesas en sus charlas cotidianas. “Mon dieu de la France”, contestó exaltada al segundo llamado de NOTICIAS. “Mi Dios de la Francia” es una frase que usan los franceses para expresar alegría o tragedia. Alicia la pronunció con total naturalida­d, como si estuviera a pocas cuadras de río Sena.

La biógrafa de Macri sostiene que “la madre presidenci­al es una típica señora conservado­ra de la aristocrac­ia criolla, que reivindica al dictador Jorge Rafael Videla y rechaza a cartoneros, ‘negros´, villeros y gays”. Y que los Macri nunca la quisieron demasiado: la describían como “soberbia, autoritari­a y nariz parada”. MATRIARCAD­O. Desde la separación de Franco, hace casi 40 años, Alicia siente la responsabi­lidad de ayudar a los suyos. Se siente la “jefa de familia”, como su madre Argentina Cinque, a la que Macri define como el familiar más importante de su vida, la que enviudó con menos de 40 años, y “no salió ni a tomar un café con un tipo nunca”, cuen- ta el nieto.

Alicia tiene 82 años. “Claro que los tengo, odio tenerlos”, dice entre risas. Tanto rechazo le provoca el paso del tiempo que ni siquiera pronuncia el número. “Es una mujer muy activa, en su casa tiene una habitación para cada uno de sus nietos. Se ocupa mucho de ellos, más que de sus hijos”, aseguran en su entorno. NOTICIAS: ¿Cuántos nietos tiene?

Blanco Villegas: Tengo 15 nietos, es una barbaridad y de muchos trato de ocuparme, seguirlos incluso hasta en los noviazgos porque creo que soy la persona más grande en la familia y me siento responsabl­e como jefa de familia, como era antes, que era la abuela. Dar el ejemplo, poner la palabra amable, estar en el

“Tengo 15 nietos y trato de ocuparme, seguirlos hasta en los noviazgos, por ejemplo a Agustina que anda un poco sola”.

momento justo, ayudar, acompañar como por ejemplo a Agustina, que es una divina y anda un poco sola dando vueltas por el mundo con su carrera. Trato de que sean talentosos, como no pude estudiar yo, que hubiera querido seguir Economía… qué desastre hubiera sido...

NOTICIAS: Podría haber asesorado a Mauricio…

Blanco Villegas: No sé, veo tantos economista­s que se creen fantástico­s y ninguno resuelve el problema. Yo digo que solamente a Dios hay que contratar y no va a querer.

Alicia nombra a Dios, aunque también cree en la astrología. Rápidament­e vuelve a hablar de sus sucesores. Antonia, al ser la más chica, es la más mimada. Con 7 años, tiene el privilegio de compartir tiempo con sus dos abuelas a la vez. Es que Blanco Villegas tiene una excelente relación con Elsa “Pomi” Baker, la madre de Awada. NOTICIAS: ¿Juega con Antonia ?

Blanco Villegas: Antonia es una divina, la adoro a esa criatura. Jugué mucho con ella, me he trepado a los árboles con mi nieta en la plaza Francia. He tenido mucho sentido del humor, la jovialidad y el compañeris­mo. Pero es muy difícil la vida, para qué le voy a contar, tengo ganas de escribir un segundo libro, todavía no lo empecé. Cuando me pongo me encierro y lo escribo. El otro lo enterré en menos de cuatro meses. NOTICIAS: Rapidísimo…

Blanco Villegas: Sí, bueno… Otra vez se nota que la madre de Macri va a cortar. Se da cuenta que habló demasiado. Suspira y lanza una advertenci­a para la escritura de esta nota: “Mire que yo tengo una responsabi­lidad en mis hombros con

una familia muy difícil, súper difícil, porque al no haber unión en el matrimonio las cosas son totalmente diferentes”.

NOTICIAS: Lo ha llevado bien durante estos años…

Blanco Villegas: Es lo que me queda como enseñanza, lo que quiero: mostrar al mundo que acá puede haber gente con principios, con honestidad, con ética, con valores. Por eso le digo que logre mejorar y luchar porque esta gente sea un poco menos agresiva, menos vulgar. Si yo estuviera en su lugar, estaría como una loca luchando. Muchas gracias.

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DE VISITA. Un retrato de Alicia en el despacho de su hijo en la Casa Rosada. La angustia no poder ayudar al Gobierno en medio de la crisis. Su médico le diagnostic­ó estrés emocional.
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CRIANZA. Se arrepiente de haberle pegado al pequeño Mauricio por decir mentiras. Era muy estricta.
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