PIONEROS EN “LOVE APPS”
Antes de que existiera Tinder, la comunidad gay se encontraba a través de Grindr. Desde 2009, la aplicación conecta hombres para chatear e intercambiar fotos, funciona con geolocalización y muestra a todos los usuarios cercanos, dispuestos a encontrarse. Algunos la usan en pareja, como Julián, de 25 años, que conoce chicos para hacer tríos o amistades. “Es una góndola donde vos elegís al chico que te gusta y si te va, te juntas a tener sexo”, dice Luciano, de 25 años, quien se ha enamorado –y también, asustado- en Grindr.
El periodista Lucas Fauno cuenta que Grindr es la experiencia de cómo las relaciones entre homosexuales también pueden responder a los mecanismos del sistema machista y binario: femenino/masculino, pasivo/activo.
“La exacerbación de un sólo cuerpo comercial y el repudio a todo lo femenino, también se ve en estas aplicaciones”, afirma el referente de la comunidad LGTBIQ, y concluye: “Sin duda estas apps cambian la manera de vincularnos, pero ni más ni menos que otras como Instagram”.