La hora de las femibandas:
Los festivales con una artística exclusiva de mujeres son tendencia en todo el país.
los festivales con una artística exclusiva de mujeres son tendencia en todo el país.
Basta de bandas de chongos”, dice la Osa, de Hienas, mirando a cámara. Y esa frase, lanzada a cámara en un video promocional de lo que luego sería el festival de rock "GirlPower 2019" (GRL PWR) reúne muchos más significados que lo que su propio significante sugiere. La segunda edición del ensamble de músicas y artistas integrado en un ciento por ciento por mujeres, tuvo su fiesta entre el 16 y el 18 de abril en la ciudad de Córdoba. Luego siguió por Rosario y una versión hermana, sorora pero más pequeña, aterrizó en Mendoza el domingo 29, bajo el nombre de "ReSisters". Entre las dos primeras versiones del GRL PWR hubo una gran diferencia: si en 2018 las personas que concurrieron al festi fueron 1.200, en el 2019 ese número trepó a 4.000, a las que se sumaron otras 1.300 en Rosario.
Algo está pasando en la música local, algo que se fue gestando antes en otros lugares del mundo pero que explota en la Argentina: bandas musicales se unen a otras expresiones culturales feministas llegan y se multiplican en los boliches, teatros, estadios, en todo el país.
GESTO POLÍTICO. El GRL PWR es un festival en el que no sólo las bandas están formadas por mujeres, también hay plomas, personal de seguridad, bar tenders, pintoras, diseñadoras, expositoras, iluminadoras, sonidistas, productoras, organizadoras, decoradoras. Es un mundo femenino y feminista. La perspectiva de género se respira desde el primer minuto: son las hijas, y también las madres, que hacen música punk, metal, rock, rap, electrónica, con letras fuertes y acordes que casi siempre terminan en pogos apretados donde el glitter se mezcla y se funde con reclamos por mayor igualdad y equidad y por respeto a los derechos de los colectivos LGBT y de las diferencias humanas en general. Política, economía, exclusión, pobreza, represión, cambio climático, aborto legal, resuenan en
letras que lejos están de las historias de amor, desamor, abandonos y venganzas de las típicas reinas y princesas del pop.
No hay escotes ni minifaldas tuneados para jugar a la provocación sexual, tampoco estribillos comerciales: si hubiera que comparar a estas bandas y solistas habría que pensar en Metallica, en Nirvana o en los Sex Pistols, más que en Madonna, Britney Spears o las Spice Girls. Porque, bajo el lema “No faltan bandas de chicas, faltan más festivales GRL PWR”, subyace eso: el animarse de las mujeres a mostrar su arte, abandonando el lugar de decorativas musas inspiradoras.
“Ya desde antes de pensar en tener un proyecto artístico las mujeres llegamos con una cantidad de trabas aprendidas, porque nos las enseñó una cultura machista de desigualdades -dice Lucía Amarilla, una de las productoras del festi-. Es algo que llevamos en la mente y que nos condiciona y nos limita, la idea de que no se puede. GRL PWR pone en tela de juicio esas fantasías”.
La meta del festival, que tuvo el apoyo de la plataforma ConectaSkyy, excedió largamente lo musical, e incluyó charlas, talleres de twerk y defensa personal, muestras de stand up, murales en vivo, foodtrucks y femiferias en diferentes escenarios, con la presencia de 20 bandas compuestas por mujeres. Los baños fueron unisex y los espacios en los que se llevó a cabo abundaron en carteles que invitaban a los varones a reflexionar sobre ciertas actitudes rayanas con