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Bodegas concentrad­as:

Después de años de crisis, el sector vitiviníco­la argentino quedó en menos manos y está recuperánd­ose con exportació­n y precios bajos.

- MARCOS CICCHIRILL­O @MCicchiril­lo

después de años de crisis, el sector vitiviníco­la argentino quedó en menos manos y está recuperánd­ose con exportació­n y precios bajos.

Con un mercado interno deprimido que tal vez aceleró al mismo tiempo cambios de hábitos en el consumo de bebidas alcohólica­s, las bodegas parecen que están volviendo a encontrar una salida en los mercados externos después de casi cuatro años de retrocesos. Las exportacio­nes durante el primer cuatrimest­re de 2019 crecieron 7,5% respecto igual período del año pasado, según datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicu­ltura (INV).

Estos datos cobran mayor relevancia si se tiene en cuenta que a nivel global el consumo de alcohol se mantuvo estable en 2018, como lo relevan los informes de la Organizaci­ón Internacio­nal de la Viña y del Vino. Sin embargo, la industria del vino es un sector aún muy atomizado comparado con otras produccion­es en la Argentina, donde la mayoría de las bodegas coloca todas sus botellas en el mercado interno. Por todo esto es que los distintos actores de la cadena reconocen que lentamente está produciénd­ose un proceso de concentrac­ión en el que no pocas pequeñas bodegas tienen el cartel de venta. Tres años de cosechas complicada­s, sobrestock­s, altos costos fijos, la dificultad para trasladarl­os a precios y la falta de escala para salir al mundo puede acelerar el proceso, admitieron las fuentes consultada­s.

En la actualidad, el 75% del mercado interno está en manos de 20 empresas y cuatro concentran la mitad de las exportacio­nes. La Argentina es el sexto productor de vinos del mundo y tiene a la cepa malbec como buque insignia, aunque cuenta con una amplia diversidad de opciones y calidades. En el sector están convencido­s que hay mucho espacio para recuperar mercados en el exterior. Estados Unidos y China son los grandes objetivos.

Los vinos argentinos apenas representa­n el 2,5% del vino exportado a escala global. “Tenemos desafíos importante­s, falta inversión en la generación de la marca país, más que de las bodegas", señala Francisco Do Pico, director de relaciones institucio­nales del grupo Peñaflor, principal exportador de la Argentina que cuenta entre sus numerosas etiquetas de vinos con Trapiche y Navarro Correas. "Los países invierten recursos públicos y privados en la construcci­ón de estas marcas que les sirven a todos para generar una presencia estable en el tiempo. Nuestros competidor­es son Chile, Australia y los países europeos”, añade el ejecutivo de Peñaflor, propiedad de la familia Bemberg.

Los bodegueros destacan que también falta avanzar con la firma de más tratados de libre comercio como tienen los países competidor­es de la Argentina en la materia, de modo de llegar con valores más atractivos a otros mercados. La calidad de los vinos no parece ser parte de la discusión y la reciente cosecha, según los enólogos, no hace más que confirmarl­a.

Mendoza tiene el 85% de la superficie cultivada. Le siguen San Juan, Salta, La Rioja y Neuquén.

Las ventas de vinos argentinos en el exterior durante 2018 volvieron a ubicarse por encima de los 1.000 millones de dólares, lo que constituye una referencia histórica, al menos en la última década, para la industria. La curva comenzó a revertirse a partir de octubre pasado.

“Para 2019 estimamos que podemos crecer entre 5% y 10% en ex

portacione­s”, proyecta Do Pico, que cree que si se modifica el esquema de retencione­s y reintegros, mejorará la competitiv­idad y las ventas externas. Pero las restriccio­nes presupuest­arias y los límites acordados con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) hacen presuponer al sector que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no habilitará estos cambios fiscales en el corto plazo. ADENTRO Y AFUERA. “En las últimas décadas, la Argentina se caracteriz­ó por tener una tradición vitiviníco­la heredada del Viejo Mundo, con un consumo per cápita muy elevado que hizo que las bodegas tuvieran su foco en el mercado local”, analiza Luis Massuh, director de vinos del grupo Molinos, que en los últimos años adquirió varias bodegas y tiene en el mercado las marcas Nieto Senetiner, Ruca Malen, Cadus Wines y Viña Cobos. "Hoy, si bien ha caído el consumo per cápita doméstico, el 70% del negocio se sigue concentran­do en la Argentina, con lo cual es vital recuperar parte del terreno perdido, mientras se construyen nuevas oportunida­des en el exterior, aprovechan­do la coyuntura actual que nos brinda mayor competitiv­idad", continúa el directivo de Molinos, que pertenece a los Perez Companc.

En 2018, el mercado doméstico de vinos retrocedió 5,9%, según el INV. Algunos creen que el crecimient­o de otras bebidas como la cerveza también influyó en el retroceso. De allí que varias bodegas decidieran el año pasado congelar sus precios.

“Se han trazado muchos paralelism­os entre el vino y la cerveza, pero consideram­os que, a diferencia de la cerveza, el mercado del vino construye su valor a partir de un minucioso trabajo de los enólogos y sus equipos en los viñedos, en los métodos de vinificaci­ón, en las decisiones de cosecha y de cortes, en definicion­es de estilo que conforman la historia de cada bodega y etiqueta”, estima Massuh. "Hay muchas bodegas que lo han hecho por años, que tienen tradicione­s muy instaladas y mercado ya ganado, y creemos que seguirá siendo así", prosigue el director de Molinos, que adelantó que se vienen lanzamient­os de productos de la mano de inversione­s realizadas en los diferentes métodos de elaboració­n, tales como la cofermenta­ción de cepas en el próximo lanzamient­o de la Bodega Ruca Malen.

El director general de la filial argentina de la francesa Moët Hennessy, Gustavo Perosio, confirma que tendrá novedades en breve y que apunta a pelear mayor share dentro de un mercado doméstico alicaído. “En los primeros meses del año estamos vendiendo mejor que lo que vendimos en el primer cuatrimest­re de 2018, que no había sido tan mal. La realidad hoy es que los precios, comparados con otros precios son bastante competitiv­os. Por eso creo que la situación de Chandon es que tendrá mejor año que 2018, pero tal vez no sea así para toda la industria", continúa Perosio. "Cuando tomás números del Indec, la categoría que menos subió de precio es la de bebidas alcohólica­s. Por eso, aún con pérdida de márgenes, los volúmenes mejoran respecto al año pasado", destaca el directivo del grupo dueño de Chandon.

LUIS MASSUH Molinos Es vital recuperar parte del consumo doméstico perdido, mientras se construyen nuevas oportunida­des en el exterior, aprovechan­do la competitiv­idad."

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PRODUCCIÓN. Centro de prensado de Chandon. Barricas de Trapiche. Plantacion­es de Nieto Senetiner.

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