Interna inesperada:
Se cree que el objetivo de los sicarios era el asesor y no el diputado. Conductas que no se explican y muchos cabos sueltos.
los dichos antisemitas de Catherine Fulop desataron una disputa entre
diversos sectores de la colectividad judía en el país. La DAIA la convocó a una capacitación y otros exigen mayor castigo.
Apenas
habían pasado horas del asesinato de Miguel Yadón y de que fuera herido gravemente el diputado radical de La Rioja Héctor Olivares, cuando las imágenes de una cámara de seguridad dieron vuelta la hipótesis inicial. El ataque no había sido hacia el legislador, como se preveía, sino hacia su acompañante. Los asesinos no dejaron su trabajo a medias sino que concretaron el golpe que planearon.
“El objetivo era Yadón”, confirmó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Olivares fue apenas un daño colateral que ahora pelea por su vida.
Miguel Yadón tenía 58 años y era coordinador del Fondo Fiduciario del Transporte Eléctrico Federal. Ingeniero electrónico de profesión, tenía un contrato temporal en el Congreso, según confirmó su hermano Héctor.
Como todas las mañanas, el jueves 9, salió a caminar por el Congreso con su amigo de la adolescencia, Olivares, cuando encontró su muerte. “Me enteré por la radio lo que pasó y en el acto lo llamé a mi hermano. Cuando no contestó me imaginé que era él”, contó Héctor Yadón.
EL ATAQUE. Con el correr de las horas, desde la Justicia comenzaron a tener cada vez más claro el panorama. El atentado no había sido cometido por sicarios. Las imágenes lo dejan en evidencia: el asesino estaciona
su auto, efectúa los disparos y luego se baja, aturdido por la situación, a comprobar si su blanco está sin vida. El diputado Olivares intenta incorporarse, pero no lo logra. Del vehículo sale otra persona, apodada “Cebolla” y se va de la escena caminando. “El Gitano”, el presunto asesino, se queda en el lugar un momento más. El Volkswagen Vento gris sigue estacionado aún cuando aparece el primer policía. Es el momento en que el hombre pone reversa y se retira. Sin embargo, lo guarda en su cochera habitual, la que alquila hace dos años en Bartolomé Mitre 1400 y sube la rampa caminando, tal como lo muestran las cámaras de seguridad. “Dejó huellas y pruebas por todos lados”, se sorprenderían los peritos al acceder al vehículo.
“El Gitano” es Juan Jesús Fernández, tiene 42 años y domicilio en calle Belgrano al 1700. Antes había vivido en Rosario y en Santa Cruz. El vehículo en el que habría cometido el asesinato es el único bien en su patrimonio. De hecho, Fernández no registra movimientos bancarios y acumula una deuda financiera de $64 mil que hace tiempo no paga. Por eso, el informe de deudores del Banco Central lo sindica en el “nivel 3”, es decir “con problemas”.
El arma calibre 40 del que habrían salido los disparos que terminaron con la vida de Yadón estaría registrada a su nombre, aunque el registro de “legítimo usuario” del Renar le venció en el 2006.
La policía detuvo a quien está sindicado como su cuñado, Rafael de la Santísima Trinidad Cano, quien tenía la tarjeta azul del Volkswagen Vento en el que se cometió el asesinato. Al cierre de esta edición, avanzaban sobre dos móviles posibles: “Se trataba de una cuestión personal, o una mejicaneada del muerto”, perjura una fuente policial. “Un crimen pasional o de negocios”, pasaba en limpio otra fuente.
DAÑO COLATERAL. El diputado Olivares recibió un disparo en el abdomen y trastabilló. Vio a su atacante a los ojos e intentó alejarse pidiendo ayuda. El asesino no lo remató, no era su objetivo.
Olivares, que fue intervenido quirúrgicamente y de urgencia en el Hospital Ramos Mejía, es llamado por sus pares “el cerebro de Cambiemos de La Rioja”. De hecho, se preparaba para competir en las elecciones para renovar su banca.
El diputado y el fallecido Yadón compartían edificio, a metros del Congreso, pero tenían diferentes departamentos. “Eran amigos de la adolescencia. Las familias Olivares y Yadón somos como una sola en la parte sentimental”, dijo el hermano de la víctima en sucesivas entrevistas.
Olivares tiene a su esposa en La Rioja y dos hijos, un varón viviendo en Buenos Aires y una mujer estudiando en Córdoba. Miguel Yadón tenía dos hijos, ya adultos, que viven en Capital Federal. Estaba separado.
Ninguna de las dos familias tiene conocimiento de posibles amenazas. No entienden qué pasó. Fue una mañana trágica y de mucha confusión. Se elucubraron hasta hipótesis políticas que luego se descartaron de plano.
En el corazón de Capital Federal, repleto de cámaras de seguridad, en presunto estado de ebriedad y sin demasiada preparación, un hombre se animó a atentar contra dos funcionarios públicos. Por eso el crimen provocó la conmoción de toda la sociedad.
“ME ENTERÉ POR LA RADIO Y LO LLAMÉ A MI HERMANO. NO CONTESTÓ Y ME IMAGINÉ LO QUE PASÓ” , DICE HÉCTOR YADÓN.