Walter Ríos:
El compositor y maestro del bandoneón celebra 70 años con la música. Acaba de lanzar “Los Poetas de Piazzolla” con su mujer, Mariel Dupetit.
el compositor y maestro del bandoneón celebra 70 años con la música. Acaba de lanzar “Los Poetas de Piazzolla” con su mujer, Mariel Dupetit.
A los 14 años toqué con Aníbal Troilo. Le habían hablado de mí y me quiso conocer. Hizo levantar al primer bandoneón y me invitó a tocar a su lado. ¡Estaba tocando el cielo con las manos!
De muy niño, su padre y un maestro de música descubrieron que tenía oído absoluto. Se les ocurrió desafinar un contrabajo para probar su capacidad y él no solo se dio cuenta del detalle sino que también afinó el instrumento. A los 8 años empezó a estudiar piano y lo emocionaban las películas de Doris Day. Un día vio “Té para dos” y, al otro, sacó enterito el tema. Todo eso le resultaba muy fácil. Las melodías de Carlos Gardel lo emocionaban, le encantaba la música clásica y el jazz empezó a volverlo loco. Walter Ríos nació en San Eduardo y luego se mudó a Venado Tuerto, Santa Fe. Su padre, peluquero y músico, había formado una orquesta de pueblo con gente que se bajaba de la cosechadora e iba a ensayar hasta las 12 de la noche. Allí, él debutó a los 7 años.
Enseguida el bandoneón se le fue acomodando en el pecho. Él lo expandía y lo replegaba y la fiera gruñía hasta que se dejó vencer en sus brazos. Tenía 14 años cuando Aníbal Troilo fue a tocar a Venado Tuerto y terminó invitándolo a sumarse a su orquesta. El destino empezaba a marcarse. A los 17 vendría a Buenos Aires y comenzaría a codearse de igual a igual con grandes como Ástor Piazzolla, Osvaldo Pugliese, Mercedes Sosa, Susana Rinaldi. El bandoneón lo llevó por todo el mundo y lo reconocen como maestro hasta en China, donde probablemente el año próximo vaya a dar clases durante un semestre. Ahora está celebrando siete décadas de músico.
NOTICIAS: En estos 70 años con la música, ¿cambió en algo su pasión?
Walter Ríos: Nunca. Sigo siendo el mismo apasionado sobre el escenario.
NOTICIAS: ¿Cómo es que a los 14 años tocó con Aníbal Troilo?
Ríos: Yo estaba en la orquesta Maipo de Venado Tuerto e hicimos el soporte de la de Troilo. Le habían hablado de mí y me quiso conocer. Yo era muy tímido pero igual me armé y lo encaré, un tipo muy amable y generoso. Me dijo: “Cachorro, esta noche vas a tocar conmigo”. Hizo levantar al primer bandoneón y me invitó a tocar a su lado.
NOTICIAS: ¿Qué sintió?
Ríos: ¡Estaba tocando el cielo con las manos! Troilo siempre fue mucho más bajo que yo, pero yo lo veía como un obelisco, enorme. Claro, la enormidad era quién era.
Walter Ríos es también un hombre enamorado. Se casó con la cantante Mariel Dupetit en 2009 y, para sellar la unión, eligió el día del bandoneón, su otro amor. Esta mujer, que lo cuida y lo admira, agradece que le hablen claro y fuerte porque hay una paradoja para el oído musical absoluto: escucha perfecto tanto la música como los sonidos, pero tiene ciertas dificultades de audición con la voz hablada.
NOTICIAS: ¿Es cierto que la muerte de su madre lo agarró en medio de una gira por Japón?
Ríos: ¡Sí! Mi mamá tenía 89 años y les tenía muchísimo miedo a los vuelos. Cuando le decía que me iba de gira, ella no quería saber para dónde ni nada. Por eso nunca sabía dónde estaba ni si eso implicaba volar. ¡Imaginate decirle que voy a Japón! Soy fanático de la aviación, de chico, cruzaba el campo y me iba con un piloto de la zona. ¿Sabés lo que me apasionaba? El ruido de la hélice (hace un zumbido). Hasta que un día, estábamos haciendo el vuelo de la hoja, que es apagando el motor, como si el avión fuera un parapente, y el viento cruzado nos llevó y caímos en el chiquero de los chanchos, ¡lo único sano del aparato fue el motor y nosotros tuvimos golpes varios! (risas). Ahí mi madre se entera de que yo volaba… Además tenía un tío que era piloto comercial y en las fiestas venía con su avión particular. Así que yo quería que me anotaran en la escuela de Córdoba para hacer Aviación.
NOTICIAS: Podría haber sido otro destino para usted.
Ríos: Sí, pero volviendo de
En 2017 me descubriron una enfermedad y al mes me fui a una gira por Asia. El médico me dijo que era bueno que fuera. El médico y la música me salvaron la vida.
una fiesta, mi tío se llevó por delante un monte y se mató. Fue muy duro para la familia. Después del accidente, mi viejo igual me anotó en la escuela de Córdoba. Pero llegado el momento, hubo otra desgracia en mi familia: mi hermana, que me llevaba 11 años, se murió por una crisis muy grosa de asma, siempre se habló de un exceso de Decadrón. Así que no alcancé a llegar a la escuela.
NOTICIAS: Ganó la música.
Ríos: Claro, porque cuando mi hermana falleció, mi viejo me dijo: “A vos te espera Buenos Aires”, yo ya tenía contactos con Troilo y algunos músicos más. Así que cumplí los 17 acá. Vine con mucho entusiasmo, con el bandoneón que me había regalado mi padre y que después Astor (Piazzolla) me lo tira abajo porque me dice que no estaba muy afinando y ahí es donde ligo su bandoneón. Estábamos en canal 7, yo había formado el Tango Trío y él estaba con el Quinteto. Y me mostró ese bandoneón, que era del 38 pero estaba flamante, doble AA, toqué un tema y me lo dio para que yo afinara el mío y después me dijo: “Llevalo, llevalo, está en buenas manos”. Cuando les conté a otros lo que me había dicho, no lo podían creer. “¿Astor te dijo eso? ¡Con lo h d p que es!”. Era un tipo muy severo, la mediocridad para él no existía.
NOTICIAS: Desde muy chico tuvo muchas responsabilidades, ¿en algún momento sintió eso como una carga?
Ríos: Y, mirá, tocar con la orquesta de Troilo frente a 5.000 personas, ¡y cómo sonaba esa orquesta!, sabés los días que me costó bajar la adrenalina esa… siempre viví con esa adrenalina y por suerte todavía la sé manejar.
NOTICIAS: El pibe que se quería subir al avión, terminó encontrando la adrenalina en tierra y “volando” con la música.
Ríos: ¡Sí! A mí me siguieron pasando cosas increíbles. Yo ya tendría que estar en un planeador, por la edad y la experiencia, pero sigo sintiendo y transmitiendo la pasión.
NOTICIAS: No es un tanguero porque también es folclorista y jazzero. ¿Cuál es su identidad musical?
Ríos: No, lo de tanguero me suena a guitarrero… soy intérprete del instrumento y toco tangos clásicos pero al estilo mío, al estilo de Walter Ríos. A mí desde chico me dicen “Walter Ríos, el armónico” y me doy cuenta de que soy armónico, tanto componiendo como arreglando, muy armónico. Y tal vez otros me dicen que soy un transgresor porque tocar folclore o hacer temas de Charly y de Lito con Mercedes Sosa, tocar con Los Tipitos o haber grabado “Por una cabeza” con Los Pericos en tiempo de reggae… Estoy al día con la tecnología y grabó on line con artistas extranjeros, con Thalía por ejemplo.
NOTICIAS: Hace dos años estuvo enfermo y bajó mucho de peso, ¿cómo le cambió la vida esa experiencia?
Ríos: En 2017 me descubren una enfermedad y al mes me fui a una gira por Asia: Taiwán, Hong Kong y China. Fui con la enfermedad puesta, pero el médico me dijo que era bueno que lo hiciera y que a la vuelta veíamos si operábamos. Me recibieron muy bien y todo fue positivo y alegre y pensando que a lo mejor sería el último viaje, las únicas cosas que haría. En China es muy difícil que repitan a un artista antes de un año pero me contrataron para ir de nuevo en 2018. Ahí fui convaleciente, ya había iniciado el tratamiento pero nadie se enteró. El médico y la música me salvaron la vida, te lo puedo asegurar.