Vecinos en guerra
La relación entre Argentina y Brasil se tensa. Si bien Alberto Fernández evitó referirse directamente a Jair Bolsonaro, su pedido por la libertad de Lula da Silva se tomó como una intromisión en asuntos internos del país. Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del presidente, ya se había cruzado por twitter con Estanislao, hijo de Alberto. Pero ahora impulsó una moción de repudio al presidente electo de Argentina por inmiscuirse en asuntos internos del país y “faltar el respeto a las decisiones” del Poder Judicial. Llega después de la visita de Alberto a México, donde preanunció lo que será el perfil internacional de su gestión (y también el judicial en lo que afecta a los “presos políticos” de la gestión M). “Lula quizás esté preso porque consiguió que más de la mitad de los brasileños sean parte de la clase media. Hasta entonces predominaba la pobreza y un sector muy chiquito concentraba la riqueza. A Cristina la salvaron una serie de cosas: no pudieron avanzar porque las pruebas eran inexistentes, porque el pueblo la eligió y le dio fueros, y porque detrás estaba el peronismo", dijo.
A Bolsonaro la pelea le da excusas para una eventual ruptura del Mercosur. Algo que dañaría a ambas partes, pero nos golpearía más duramente. Un tema de escala. El propio Bolsonaro fogueó en Twitter el vigor de su economía sobre la argentina, tomando un video de Animales Sueltos, en el que Gustavo Segre -quien escribe en esta edición de NOTICIAS sobre el conflicto con nuestro principal socio comercial-, exponía cifras. “En 300 días de Gobierno Bolsonaro consiguió reducir la tasa de interés a su mínimo, la Bolsa de Valores está en su máximo histórico, la inflación del 2019 será menor al 3,50% y el riesgo país se coloca en 115 puntos que es un récord histórico”, explica Segré. El viento de cola de Brasil podría hacer crecer la economía local (allá se generaron en un año 1.000.000 de nuevos puestos de trabajo y el equivalente al 35% del total de empresas argentinas), pero hoy las ideologías están cruzadas.