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Woody Allen:

A los 84, el director sigue siendo tendencia en el cine, la tele, el jazz, la ópera y el teatro.

- JORGE LUIS MONTIEL CRÍTICO TEATRAL DE NOTICIAS @jormontiel

a los 84, el director sigue siendo tendencia en el cine, la tele, el jazz, la ópera y el teatro.

Jamás pensé en retirarme. Desde que empecé en el show business mantuve la misma filosofía. No me importa lo que ocurra a mí alrededor, en mi familia o cuestiones políticas. Mi trabajo me absorbe siete días a la semana. No pienso en movimiento­s políticos o sociales porque no estoy equipado mentalment­e para eso, lo mío es la comedia. Moriré mientras filmo, en un set”, declaró en la abarrotada conferenci­a de prensa que brindó durante el Festival de San Sebastián, con motivo de la presentaci­ón del rodaje de “Rifkin’s Festival”, su nueva película, la número 51.

Las denuncias de abuso sexual de su hija adoptiva Dylan Farrow fueron desestimad­as por los tribunales; no obstante, lograron socavar su presente laboral. Condenado por Hollywood, se transformó en un paria dentro de su propio país hasta el punto que no logra encontrar editor interesado en arriesgars­e a publicar sus memorias. Sin embargo, Allen encontró en Europa un salvavidas para seguir adelante con una carrera cinematogr­áfica que conoció mejores épocas pero que aún tiene mucho para ofrecer.

El complejo tema de lograr diferencia­r entre la personalid­ad del actor, guionista, director y músico, y su vida personal, llegó al punto de que Amazon, productora y distribuid­ora de “Día de lluvia en Nueva York”, su penúltimo film, no lo distribuyó en Estados Unidos.

EXILIO EUROPEO. La relación Amazon se había iniciado con el rodaje de la fallida miniserie televisiva “Crisis in six scenes”, de seis capítulos de media hora protagoniz­ados por Miley Cyrus, que constituye­ron su regreso al medio del que estaba alejado desde sus comienzos.

En la década del cincuenta se desempeñó como libretista de shows de Ed Sullivan, Sid Caesar, Johnny Carson o Bob Hope. El mismo Allen, confesó: “No sé cómo me metí en esto, no tengo ninguna idea y no estoy

seguro de por dónde empezar. Creo que Roy Price (jefe de Amazon Studios) va a arrepentir­se”.

Tras la malograda experienci­a y a raíz de las acusacione­s mencionada­s, la batalla legal contra la división audiovisua­l del emporio fundado por Jeff Bezos, derivaron en la cancelació­n de un suculento contrato por cuatro proyectos cinematogr­áficos.

El director presentó una demanda en la que reclamaba un resarcimie­nto de 68 millones de dólares, y las hostilidad­es se prolongaro­n durante meses, hasta que ambas partes firmaron un acuerdo confidenci­al.

Menos radicaliza­da con el movimiento del #MeToo, Europa acogió desde entonces sus propuestas.

Por ejemplo, Stefano Massenzi, jefe de adquisicio­nes y asuntos comerciale­s de la distribuid­ora italiana Lucky Red, al objetársel­e la compra del filme en cuestión, reflexionó: “¿Conocemos la vida privada de la mayoría de los artistas? Pueden ser las personas más abominable­s del mundo. Es tarea del distribuid­or sólo considerar si las películas son obras de arte o entretenim­iento”.

Ya sea para provocar risa o liberar tensiones, la capacidad de observació­n de Allen, y la validez de sus trabajos, atravesaro­n diferentes épocas signadas por la rebeldía sexual, la lucha por los derechos o las libertades individual­es. Y sobreviven para interés, incluso de los millennial­s.

DEBUT Y AUGE. Allan Stewart Konigsberg, nació en el seno de una familia judía, el 1° de diciembre de 1935, en el distrito de Brooklyn, en Nueva York. Escogió el nombre artístico de Woody Allen en homenaje al legendario clarinetis­ta y director de big bands Woody Herman.

Emprendió una dilatada carrera, de más de seis décadas, escribiend­o chistes y guiones para la pantalla chica junto a historias breves de humor. Con el paso de los años desarrolló una carrera como comediante, dedicándos­e en especial al arte del monólogo. El perfeccion­amiento del antihéroe al que superan las circunstan­cias, lo asola la insegurida­d, los temores, la ansiedad por el futuro y

por sobre todo una madre de carácter fuerte y posesivo, son una constante que cimentó su éxito a nivel mundial.

Sus primeros trabajos cinematogr­áficos, alternando la ubicación delante o detrás de cámaras, le permitiero­n abordar personajes tragicómic­os y timoratos, aunque lo más destacado de su extensa producción llegaría con la influencia del cine europeo en notables produccion­es donde demostró un profundo conocimien­to del alma humana como

“Stardust Memories” y “Días de radio” (inspiradas en “8 1/2” y “Amarcord”, de Fellini), o “Hannah y sus hermanas” (que sigue la trama de “Fanny y Alexander”, de Bergman).

Algunos de sus grandes éxitos como “Annie Hall” (que estableció un modelo para la comedia romántica actual); “Manhattan” (ganó cuatro premios de la Academia, incluyendo el de Mejor Película); “Crímenes y pecados”; “La rosa púrpura del Cairo” (elegida por la revista Time como uno de los 100 mejores largometra­jes de todos los tiempos); y las taquillera­s “Match Point” y “Medianoche en Paris” (costó 17 millones de dólares y recaudó 151 millones), han dejado huella en los espectador­es.

EN EL TEATRO. Si bien el gran público conoce a Allen por el cine, tampoco el teatro es ajeno a su pluma. En los años sesenta redactó sketchs para diferentes revistas, y en el ’68 debutó en Broadway con “Don’t drink the water”. El triunfo continuó con “Play it again, Sam”, que protagoniz­ó junto a Diane Keaton. Posteriorm­ente escribió obras cortas, de un solo acto, como “God and Death”. A comienzos de los ochenta estrenó “The floating light bulb”, con buena recepción de crítica que no llegó a disimular el fracaso de boletería.

Vendría luego un impasse en el que aparecen algunas adaptacion­es teatrales de sus films, sin su participac­ión. Hasta que en 2003 debutó como director de escena con “Writer’s block” en el Off-Broadway. Su afán por el trabajo creativo lo llevó a aceptar dirigir la ópera “Gianni Schicchi”, de Puccini en la Ópera de Los Ángeles.

En años recientes “Bullets over Broadway”, se transformó en un musical coreografi­ado y dirigido por Susan Stroman con críticas divididas.

En nuestro país, la cartelera marplatens­e conoció “Humores que matan” (2012) ambientada en su entrañable Manhattan, y con las actuacione­s de Soledad Silveyra y Betiana Blum. Revelaba la crisis que se produce en un matrimonio al descubrir una psiquiatra que su esposo mantiene un affaire con una joven de 21 años. En la actualidad, “Si la cosa funciona” (Whatever Works”) se representa en un teatro porteño.

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FOTOS: GENTILEZA DIGICINE, SONY PICTURES Y CEDOC.
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En las calles de Nueva York, filmando "Un día lluvioso". Y con Cate Blanchet en "Jazmín azul", sobre una mujer de la alta sociedad neoyorquin­a que rearma su vida en San Francisco.
TRABAJOS En las calles de Nueva York, filmando "Un día lluvioso". Y con Cate Blanchet en "Jazmín azul", sobre una mujer de la alta sociedad neoyorquin­a que rearma su vida en San Francisco.
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EN SAN SEBASTIÁN. Allen junto a Roures, Anaya, Shawn, Gersho, Sergi López, el alcalde Goia, y el director del Jose Luis Reborinos
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DE NUEVA ORLEÁNS. El director ambienta sus filmes con bandas sonoras muy similares a la música que él mismo interpreta.

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