La emigración del empresario argentino más exitoso:
El fundador de Mercado Libre emigró del país. Macrista incondicional, es emblema de un éxodo empresarial aún incipiente.
Marcos Galperín, dueño de Mercado Libre, la compañía que vale más que Twitter y Spotify, se mudó a Uruguay. No es el único, aunque son pocos los que van. Otro caso es el de Gianfranco Macri. Del compromiso por el cambio a la retirada del país. El impacto para la Argentina y para el gobierno de Alberto Fernández.
“LA DÉCADA K FUE DURÍSIMA PARA LA ARGENTINA. TUVIMOS UNA INVOLUCIÓN TREMENDA", DIJO GALPERÍN EN 2017
La noche del 11 de agosto pasado, cuando Alberto Fernández y Cristina Kirchner arrasaron en las primarias con Mauricio Macri, Marcos Galperín comenzó a pensar en volver a vivir a Uruguay. Así lo cuenta un ministro del anterior gobierno. Al otro lado del Río de la Plata se había marchado Galperín en la crisis de 2002, tres años después de fundar Mercado Libre y un año después de que su empresa consiguiera financiamiento de su homóloga norteamericana eBay. En aquel entonces se había ido porque su padre, Ernesto, dueño de una de las principales curtiembres del mundo, Sadesa, y uno de sus cuatro hermanos sufrieron intentos de secuestro. El empresario argentino más exitoso, creador de la compañía más valiosa del país -vale siete veces más que YPF y supera también a gigantes mundiales como Twitter o Spotify gracias a su hegemonía latinoamericana-, recién había vuelto a la Argentina a principios de 2016, ilusionado con Macri. En un libro de 2017, “Historias mínimas de los unicornios argentinos”, del periodista Sebastián Catalano, Galperín elogiaba a Uruguay: “Del otro lado del río encontramos un país muy parecido, con una democracia que funciona como ninguna en la región. Es el único que de verdad separa religión de Estado, algo que para mí es valiosísimo”. Él asistió al colegio San Andrés, uno de los más caros de la zona norte del Gran Buenos Aires, laico pero fundado en los valores presbiterianos, cosmovisión distinta a la de su mayor enemigo público, Juan Grabois, amigo del Papa.
“Es una suerte de condena ser argentino”, proseguía Galperín en el libro sobre unicornios, nombre de los mitológicos caballos con cuernos con el que se designa a las empresas digitales que en menos de diez años consiguen valuarse en más de US$ 1.000 millones. “Vamos en círculo: siempre hay una novelita que, cuando me pongo a mirar, me doy cuenta de que es parecida a la de hace diez años. La década que pasó -en referencia al kirchnerismo- fue durísima para la
Argentina. Yo vivía en Uruguay y llamaban mis amigos para pedirme que les trajera repuestos de aspiradoras. Tuvimos una involución tremenda, con muchísimas restricciones que tal vez inicialmente estaban bien intencionadas, para proteger industrias, pero llegó un momento en el que el Estado controlaba todo.”
Pese a todo, Mercado Libre tiene la mitad de sus más de 10.000 empleados en la Argentina, donde factura solo el 20% de sus ventas (más de la mitad proviene de Brasil). En 2017, Galperín armó una de sus primeras polémicas en Twitter cuando advirtió que sin una reforma laboral como la brasileña de entonces la Argentina perdería empleos, pero en plena campaña electoral, en junio pasado, anunció la contratación local de 1.300 trabajadores y apenas asumió el poder Fernández, otros 400.
Pero el dueño del 9% de Mercado Libre -la empresa cotiza en Nueva York e integra el índice Nasdaq 100, donde hace tres años reemplazó a la alicaída Yahoo!- advertía entonces: “Nos va a costar muchísimo cambiar la mentalidad, la cultura de la gente, competir para ser mejores que los demás. Hay que trabajar duro. Tenemos una oportunidad única y quiero tratar de colaborar para que el país cambie para siempre. Ahora hay varias cosas interesantes dan