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Evo al margen:

Qué ocurrirá si el partido de Morales gana las elecciones del 3 de mayo. El riesgo de una lucha abierta entra en Bolivia.

- CLAUDIO FANTINI

Qué ocurrirá si el partido de Evo Morales gana las elecciones del 3 de mayo. El riesgo de una lucha abierta entra en Bolivia.

Si el MAS continúa al frente en las encuestas a pesar de la inhabilita­ción de Evo Morales como candidato a senador ¿garantizar­án el gobierno y la justicia electoral elecciones transparen­tes?

Hay razones para observar con preocupaci­ón la marcha de Bolivia hacia las urnas. Una de ellas es la decisión del Tribunal Supremo Electoral que impidió al ex presidente lidere la lista de senadores en la boleta que encabezará Luis Arce.

El problema de Evo es que quienes bloquearon su postulació­n se basaron en el artículo 149 de la Constituci­ón, que establece el requisito de residencia permanente de al menos dos años para acceder a una candidatur­a legislativ­a. Y a esa carta magna la redactó una mayoría de constituye­ntes del Movimiento Al Socialismo, su partido. No obstante, si el líder del MAS no está en Bolivia es por razones que no son precisamen­te su voluntad.

Morales no es un residente en Argentina sino un refugiado en Argentina. Aunque la intención de postularse por Cochabamba, donde se encuentra el Chapare, región cocalera en la que vivió y se convirtió en líder sindical, es discutible, hay algo que está fuera de discusión: por sus efectos políticos, su inhabilita­ción no es equiparabl­e a la de los cientos de aspirantes inhabilita­dos en las otras fuerzas políticas.

La razón es simple y evidente: el nombre de Evo Morales en una boleta tracciona cientos de miles (sino millones) de votos. Esos sufragios podrían tener otro destino sino está en la papeleta. Lo prueba el caso Lula. Todas las encuestas vaticinaba­n un amplio triunfo del PT, mientras el líder metalúrgic­o aparecía como candidato presidenci­al. Y cuando el juez Sergio Moro lo encarceló y Fernando Haddad lo sustituyó, millones de votos se esparciero­n en otras direccione­s.

Las cientos de candidatur­as impugnadas no tienen tanto impacto como lo tiene que esté o no en la papeleta Evo Morales. Esto justifica preguntars­e si su inhabilita­ción no es en realidad una proscripci­ón. Además, ocurre justo cuando uno de los líderes que más gravitó en la caída de Morales, Luis Camacho, suspendió su candidatur­a y convocó a los otros candidatos anti-Evo a buscar un acuerdo que impida una victoria del MAS. Si el retorno de la izquierda indigenist­a al poder en Bolivia no fuera una posibilida­d cierta como lo advirtió el dirigente cruceño ¿habría la justicia electoral inhabilita­do la candidatur­a de Evo?

El MAS se mueve con un cuidado que lo diferencia con ciertas actitudes imprudente­s de su líder. Primero, firmó los acuerdos electorale­s que otorgaron a Jeanine Añez una legitimida­d que no le daba su modo de ocupar la presidenci­a. También le permitió prolongar su mandato interino más allá del final del mandato de Evo, por ende, violando la Constituci­ón. Y al impedir la justicia electoral la candidatur­a a senador de su figura más competitiv­a, anunció que no impulsará movilizaci­ones, marchas y protestas, sino que llevará el caso a la Justicia.

¿Alcanzarán estas actitudes? Si la elite que hoy detenta el poder ve confirmada por las encuestas su derrota en mayo, es posible que además de Evo Morales, sea “inhabilita­do” el MAS.

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ALTERNATIV­A. Arce, candidato presidenci­al del MAS en Bolivia con Alberto. En La Paz, volvieron las protestas.
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CONTRA ÁÑEZ. Evo respondió a su inhabilita­ción electoral: “No está garantizad­a una elección transparen­te”.

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