Cinco años de #NiUnaMenos
Hace
un mes, NOTICIAS publicó la nota “La otra curva”, una puesta al día -realizada por Delfina Tremouilleres- sobre los femicidios ocurridos durante la cuarentena. 49 casos que mostraron a lo que puede llegar la violencia de género cuando se la encierra entre cuatro paredes.
El título de la nota tenía un mensaje claro: la curva de la pandemia se encamina a encontrar muy pronto el pico máximo y el inicio del descenso. En cambio, la curva de los femicidios no logra alcanzar su tope y, por el contrario, se incrementa cada día.
En 2015, un grupo de periodistas agotadas de contar casos en los medios, hizo una convocatoria espontánea en las redes que se transformó en uno de los hechos políticos del siglo. El 3 de junio de ese año, la cifra de personas que se dieron cita en el Congreso (alrededor de 300.000) para gritar #NiUnaMenos superó todos los cálculos imaginados.
De allí hasta acá, muchas cosas cambiaron. Con ley de cupo o sin ella, las mujeres están empezando a integrar, de forma mucho más proporcionada, tanto el gobierno como ámbitos privados. La Ley Micaela obligó a los funcionarios del Estado a recibir capacitación en cuestiones género. Y la Ley Brisa reconoció el derecho de los familiares de las víctimas a ser asistidos por el Estado. El aborto llegó al Congreso. Y en la calle empezó a condenarse el acoso, abuso, insulto o descalificar a las mujeres.
Todavía falta mucho. La curva está lejos de aplanarse y esta semana la convocatoria virtual de #NiUnaMenos lo puso de manifiesto. Pero el deseo de cambio es multitudinario. Atraviesa sectores, partidos y clases. Y es una fuerza social inédita que va por más.