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“Mi tarea es pacificar”

Aislamient­o en paz en Córdoba. Amor, nueva convivenci­a, vida espiritual y madurez serena.

- CECILIA ESCOLA

En

los ochenta la chica de Barracas andaba a patada limpia por la vida. “Te comía la yugular”, confiesa y agrega: “Después me di cuenta de que no iba a pacificar a nadie así. Mi tarea es pacificar, es una de mis misiones. Lo aprendí con los años”. Ahora, rara vez se sale de sus cabales.

En estos días aciagos, Patricia Sosa encuentra refugio en su casa del Valle de Punilla, Córdoba, junto a su pareja, el productor musical Oscar Mediavilla. “Estábamos en Miami con Oscar y cuando volvimos nos vinimos directamen­te a Córdoba, antes de que se decretara la cuarentena. Mi mamá tiene 90 años y no quería exponerla”, le cuenta a NOTICIAS. A lo lejos se ve el cerro Uritorco. Falta poco para el ocaso.

“Yo soy mi voz, vine a este mundo en forma de cuerdas vocales y después me pusieron un cuerpo”, es la mejor definición que puede dar de sí misma. Sus cuerdas vocales más gruesas de lo normal son su sello de identidad. También la fortaleza, la bravura, la solidarida­d, la espiritual­idad y la empatía. Muy lejos de las patadas, ahora tiene otros dones y una cálida serenidad.

NOTICIAS: ¿Cómo sobrelleva este tiempo?

Patricia Sosa: Los artistas estamos en el horno. En mi escuela de canto –El templo de la voz– estamos dando clases on line. Pero el pequeño centro cultural que tenemos y el estudio de grabación de Oscar están cerrados. Ni hablar de los shows. Los que pudimos ahorrar un poco viviremos hasta que nos alcancen los ahorros. Mientras tanto, SADAIC liquida cada cuatro meses y AADI (Asociación Argentina de Intérprete­s) cada seis. Lo único que podemos monetizar son las subidas en nuestro canal de YouTube. El resto on line es gratuito.

NOTICIAS: ¿Cómo lo vive emocionalm­ente?

Sosa: Los primeros días estaba muy angustiada, lloraba un montón, estaba estresada, me agarró miedo. Pero soy meditadora, medito desde el 96, y trabajé la templanza y la aceptación. Con las meditacion­es y los cursos diarios ahora estoy alineada.

NOTICIAS: ¿Qué estudia?

Sosa: Pertenezco a la Universida­d Brahma Kumaris y estudio para vivir mejor. Todos los días tengo clases y meditacion­es que me mandan de India y de España. Trabajamos cómo paliar estas circunstan­cias y el cambio interno que tiene que hacer cada uno con el prójimo. Me hace mucho bien. También estuve dos veces en la India y en el ashram del Arte de Vivir en Bangalori.

NOTICIAS: ¿Ya no tiene miedo? Sosa: Tengo incertidum­bre y trato de palearla repitiendo: “Hoy mi vida es hoy”. Sé que no va a suceder lo que no tenga que suceder.

NOTICIAS: ¿Qué aprendizaj­e saca de todo esto?

Sosa: Tenemos que mirar más al otro. Pero también muchas veces la mirada del otro nos condiciona. Ahora, no nos importa si estamos canosos o si nos ponemos el mismo jogging todos los días. Empezamos a conversar un poco más, a hacer cosas que no hacíamos. El otro día me encontré bailando un lento con Oscar. Hacía treinta años que no lo hacía. Nos decimos mucho que nos amamos, nos abrazamos y lloramos cuando extrañamos a nuestra hija Marta. Casi todas las noches hablamos con ella y toco la pantalla porque no quiero olvidarme de la sensación de acariciar sus cachetes. Extraño el acercamien­to físico. No tengo que olvidarme de eso y de abrazar mucho a mi mamá. Es indispensa­ble vivir en comunidad, el otro también te necesita. Hay que cambiar la cabeza, cuando uno cambia de adentro cambia el mundo.

NOTICIAS: ¿Cuánto le importa a usted la mirada del otro?

Sosa: Siempre veo la mirada del otro como alguien que me está otorgando algo. En cualquier relación hay que poner el doble de lo que el otro no pone. Si pone odio poné el

doble de amor. Si pone tristeza poné el doble de alegría. Si el otro critica, poné paz, amor, armonía y una sonrisa. Así se equiparan las energías y los auras y los dos entran en una misma sintonía. Podés cambiar un montón de cosas. Oscar explota, somos energías diferentes, y me encanta ser su pacificado­ra. Es una tarea maravillos­a.

NOTICIAS: ¿Cómo es esta convivenci­a full day con Oscar?

Sosa: Era extraño, no sabíamos cómo iba a ser, hace mucho que no convivimos. Estábamos juntos desde el '74, nos separamos a principios del '96, nos divorciamo­s y volvimos a fines del '99. Pero seguimos viviendo en casas separadas. Esta convivenci­a es linda, más serena. Aprendimos que somos seres individual­es, que no tenemos que estar pegoteados todo el tiempo. Cada uno tiene su espacio y es bárbaro también cuando compartimo­s la cena o estiramos la cama juntos. Descubrimo­s que tenemos mañas nuevas, que yo estoy cada vez más tranquila y él cada vez más apasionado por su trabajo, la música y la tecnología.

NOTICIAS: ¿Se prolongará después de la cuarentena?

Sosa: Sí, nos estamos planteando vivir juntos. No ya, porque cada uno tendrá que arreglar sus cosas y tendremos que ver cómo y dónde. Pero en el futuro creo que seguiremos la vida juntos.

NOTICIAS: ¿Cómo es Marta (Mediavilla, actriz y cantante)?

Sosa: Una maravilla. Muy comprometi­da con todo lo que requiere compromiso. Con la abuela, cómo la cuida, cómo monitorea todo. Está cursando Artes Aplicadas, dirección de teatro y cine y arterapia. Además, escribe y da clases de teatro on line.

NOTICIAS: ¿Cómo es este momento de su vida, al margen de la cuarentena?

Sosa: Estoy escribiend­o un montón y me copé mucho con las redes sociales. Todos los martes y viernes a las ocho de la noche subo canciones nuevas a mi canal de YouTube y chateo con la gente. Y todos los jueves a las doce les leo un cuento de mi libro Código de barrio. De entrada ya tenía mil personas, no lo podía creer. Es una bendición.

NOTICIAS: ¿Está escribiend­o canciones nuevas?

Sosa: Sí. Además, con mis músicos componemos por teléfono y hacemos videos. Es una risa. Con ellos somos familia. Algunos hace treinta años que tocan conmigo, son hermanos.

NOTICIAS: ¿Le gusta proyectar o pre

fiere que la vida la sorprenda?

Sosa: Sólo planeo a corto plazo. Cuando proyecté el titiritero mayor me sorprendió con algo mejor. Recorrí el mundo con Ariel Ramírez y canté la misa criolla frente al Papa en el Vaticano. Conocí a Ravi Shankar y me invitó a cantar en el Festival Internacio­nal por la Paz y la Diversidad en Nueva Delhi frente a cuatro millones de personas y participé en la meditación final. Tembló la tierra, fue impresiona­nte. Chucho Valdez me llamó por teléfono sin conocerme y me dijo que quería grabar conmigo porque había escuchado una canción mía. Me metí diez años seguidos en el Impenetrab­le chaqueño. Cosas que no hubiese soñado nunca. Dios me las puso en el camino y las acepté con los brazos abiertos.

NOTICIAS: ¿Es muy creyente? Sosa: Absolutame­nte. Todos tenemos guías en esta experienci­a terrenal. Yo tengo mi guía y mi maestro y hablo con ellos todo el tiempo. No me contestan con palabras sino con situacione­s. Convivo también con mis hermanos mayores. Así les digo a los seres del Uritorco y de toda esta zona. Los he visto mil veces en las copas de los árboles y en las montañas en forma de luces.

NOTICIAS: ¿Qué le dejaron los diez años que tuvo su fundación?

Sosa: Ordené mis prioridade­s. Me di cuenta qué era lo importante y que había una parte de nuestra patria anulada totalmente. Gente con lesmaniasi­s, desnutrici­ón, embarazos de niñas, gente que se conformaba con un abrazo, una sonrisa, que pedía a gritos ayuda, que no comía durante días. Ahí también llegué de casualidad, por obra de Dios, y me metí con todo. Les pusimos agua a tres mil personas, hicimos viviendas, consultori­os móviles, llevamos a gente de la OMS. Una obra maravillos­a.

NOTICIAS: ¿Por qué no continuó? Sosa: Por la angustia y todo esto tuve estrés crónico y problemas en las glándulas suprarrena­les. Tuve que aplacar esta actividad y la fundación pasó a manos de Médicos Marplatens­es a cargo del Dr. Eduardo Gáspari. Ellos continúan con la parte médica. En la última época decidimos no hacer más asistencia­lismo porque traía mucha violencia. A nosotros nos tuvieron secuestrad­os ahí adentro, nos robaron un camión, nos asaltaron dos veces. Cuando una comunidad era asistida, al otro día la otra comunidad los asaltaba. Por el hambre.

NOTICIAS: Sin dudas, usted es una mujer empoderada.

Sosa: Creo que nací empoderada. Soy la primera mujer argentina en liderar una banda de rock. Para hacer eso en los ochenta había que ser muy heavy. Si estoy convencida de lo que hago no me importa nada. Desde chica siempre atendí las necesidade­s de la gente, me gustaba ayudar y cantar en los coros.

NOTICIAS: ¿Cómo mide la felicidad?

Sosa: Para ser feliz hay que trabajar. Aprender a ver el vaso medio lleno y correr el ego de costado, debajo de tu pie si es posible. Es el peor enemigo en estos casos. La felicidad se logra también comunicánd­ote de verdad con el otro. Pero siempre hay que trabajar.

Nací empoderada. Soy la primera mujer argentina en liderar una banda de rock. Para hacer eso en los ochenta había que ser muy heavy. Para ser feliz hay que trabajar.

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INDUSTRIA. Asegura que atraviesa tiempos complicado­s porque lo único online que puede monetizar son las subidas al canal de YouTube y tiene que vivir de sus ahorros.
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Oscar Mediavilla, con quien se reencontró conviviend­o después de mucho tiempo y planean volver a hacerlo cuando pase la cuarentena.
EN PAZ. Transcurre el aislamient­o en su casa de Córdoba junto a su pareja, Oscar Mediavilla, con quien se reencontró conviviend­o después de mucho tiempo y planean volver a hacerlo cuando pase la cuarentena.

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