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“No me molesta que me digan cheto”

El hijo de Mónica de Álzaga es emprendedo­r e influencer. Se hizo famoso a partir de audios viralizado­s. Mandatos familiares y farándula.

- VICKY GUAZZONE DI PASSALACQU­A @misskarma

Es

difícil resumir el camino de Uki Deane. Son muchas las aristas desde las que puede abordarse la vida de este emprendedo­r e influencer, tal vez más conocido como “el cheto más querido”. Parte de una familia tradiciona­l argentina por el lado de su mamá, Mónica de Álzaga (la conductora del recordado “Hielo y limón” de los 90), y con padre norteameri­cano que trató de inculcarle lo mejor de su cultura, educación en Duke University incluida, se hizo conocido hace unos años por unos audios y un video que se viralizaro­n en los que hablaba en español y en perfecto inglés. Y así, a la par de su trabajo en Bermies, su emprendimi­ento de trajes de baño, fue creando de a poco su faceta de influencer, en la que muestra su vida entre la ciudad, los viajes y el campo, siempre con una sonrisa digna de publicidad. “Mi mamá nunca me involucró en su programa, pero igual le fui agarrando el gustito. A la vez, mi viejo tiene todo un lado emprendedo­r, y eso también me atrajo. Así que para complacer a todos estudié Producción de Cine, Artes Visuales y Administra­ción de Empresas”, relata. De esa interconex­ión de intereses nació el perfil que hoy cautiva a más de 468.000 seguidores en Instagram.

NOTICIAS: ¿Cómo lo trata la cuarentena?

Uki Deane: Estoy en un campo en la provincia de Buenos Aires. Me vine pensando que iban a ser dos semanas y se transformó en varios meses… Por suerte tengo el beneficio de poder laburar desde acá.

NOTICIAS: ¿Esta situación le frustró algún proyecto?

Deane: No tanto, porque hago todo a último momento. Mi plan de venir al campo fue una decisión de media hora. Sí, tenía viajes planeados y a principio de año había empezado a tratar de armar mi propio programa de TV, hablando con canales y productora­s para poder crear un show de aventuras extremas. Ahora armé el proyecto haciendo videos de YouTube en el campo, en los que sumé 100.000 seguidores en tres semanas. Veremos si a futuro se puede capitaliza­r.

NOTICIAS: Tiene una faceta emprendedo­ra fuerte, ¿cómo nació Bermies?

Deane: Después de estudiar afuera volví a Argentina y trabajé en una empresa agropecuar­ia. Pero estoy acostumbra­do a ser libre, y la oficina no era para mí. Así que puse todos mis ahorros para arrancar mi propio negocio. Empecé intentando hacer unas colchoneta­s inflables para el agua que en Asia estaban en todos lados y en Estados Unidos no existían. Me las imaginé en los resorts de Miami, pero al mes de arrancar me di cuenta que la idea no iba. Me costaba más enviarlas de China que el costo del producto mismo. Necesitaba algo chiquito, que se secara rápido y estuviera relacionad­o con la playa. Así que se me ocurrieron trajes de baño cortitos, como estaba de moda en Argentina, para encontrar el nicho que los distinguie­ra.

NOTICIAS: ¿Y Monfuego? Deane: Otro aprendizaj­e. Quise hacer una marca diferente, y volví a mirar qué usaba la gente en Argentina. Hace unos años estaban todos con camperas de plumas, y pensé que no existía un modelo con estampado de un lado y lisa del otro, reversible. Tardé un año y medio y recién ahora está viendo la luz.

NOTICIAS: A la par, fue creciendo su faceta influencer. ¿Fue sin querer o lo planeó?

Deane: No, a mí la fama me

buscó, no fue al revés (ríe). Aunque toda mi vida me quise meter en la TV y le pedía ayuda a mamá y ella me decía que no, que me iba a quemar la cabeza. Y que me las rebuscara porque a ella nadie la había ayudado y yo tenía las mismas capacidade­s.

NOTICIAS: ¿Tenía miedo de se metiera en este mundo o prefería que fuera un aprendizaj­e?

Deane: Al día de hoy no le saco la ficha… Todo empezó porque le mandé un audio a un amigo hablando mitad en argentino y mitad en americano invitando a una pool party. Él se lo mandó a su grupo de amigos y se repartió por Zona Norte. Era una época pre influencer­s, por WhatsApp. Pero no era lindo el personaje, así que no le di cuerda. Al tiempo se viralizó otro audio que le mandé a una chica con la que estaba saliendo, porque después de un tiempo me había dejado de hablar de un día para el otro. Lo interesant­e fue que ahora el cheto empezó a despertar cariño, porque le habían roto el corazón. Lo que terminó de explotar fue cuando me pidieron que grabara un mensaje para una fiesta de egresados y apareció la voz del cheto y también la cara, en video. Salió una nota en

La Nación, me invitaron a ESPN Redes… Desde entonces empecé a usar Instagram para mostrar realmente quién era yo.

NOTICIAS: ¿Qué tan genuino es lo que se ve?

Deane: Tengo todo un lado que no es la faceta de alegría constante que muestro en Instagram, pero el personaje que estoy creando es para hacer reír. Y también me estoy dando cuenta de que de verdad el influencer influye. Juego mucho con la educación. Me criaron con buenos valores, mi viejo tiene toda una cultura yankee de ser súper amable, enviar cartas de agradecimi­ento… Y eso choca con la cultura argentina. Creo que entiendo por qué la gente odia al cheto, y tengo el poder de mostrar otra cara y cambiar esa percepción. Hace un tiempo estuve jugando con la posibilida­d de ir al “Bailando…”, y muchos me escriben y dicen que ni se me ocurra porque me van a destruir. Pero aunque esos no sean mis seguidores, el público que lo mira tiene una perspectiv­a del tipo de persona que soy que yo podría cambiar.

NOTICIAS: Su mamá era muy irreverent­e con el hecho de ser una “chica bien”…

Deane: Sí, claro. Pero lo que ella más me critica es meter a mi familia y mostrar todo. A ella le inculcaron que no podía mostrar nada. Y aunque me guardo cosas, tampoco me puedo poner contra una pared blanca. Lo importante es no ostentar.

NOTICIAS: ¿El término cheto le molesta?

Deane: Nada. La primera nota que salió se titulaba: “Quién es el cheto de WhatsApp”, y con la cantidad de amigos que me cargaron por eso, le empecé a encontrar la gracia. Creo que la palabra que se usa ahora, “Tincho”, me molesta un poco más, porque es despectivo. El cheto se puede autodenomi­nar, un Tincho nunca lo haría. Igual, desde el día uno me planteé no bardear a nadie ni meterme en un quilombo.

NOTICIAS: De hecho esquivó polémicas con algunos comentario­s de Yanina Latorre últimament­e…

Deane: Sí, y si voy al “Bailando…” también lo voy a hacer, aunque me echen al segundo programa. No es mi objetivo, yo quiero hacer reír. Siempre hay polémicas. El otro día me autollamé “putita llorona” y me mataron. Pero en mi casa me enseñaron que lo más importante es pedir perdón, algo que la gente no está acostumbra­da a escuchar y la desarma. Y a los haters que me insultan les digo “I love you”. Es genial porque el mensaje siguiente siempre es “¡me respondist­e, gracias!”.

A mí la fama me buscó, no fue al revés. Aunque toda mi vida me quise meter en la TV y le pedía ayuda a mamá y ella me decía que no, que me iba a quemar la cabeza.

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FOTOS:
 ??  ?? GAUCHO COOL. En el campo fusiona su faceta de influencer con la de emprendedo­r. Llevó su marca de trajes de baño, Bermies, a Estados Unidos.
GAUCHO COOL. En el campo fusiona su faceta de influencer con la de emprendedo­r. Llevó su marca de trajes de baño, Bermies, a Estados Unidos.
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Auto: Aston Martin. Zapatillas : Nike.
Ropa: Bermies.
Aerolínea: Emirates.
Foods Supermerca­do: Whole Market.
Banco: First Republic. Librería: Ateneo Grand Splendid.
Reloj: Garmin. Auto: Aston Martin. Zapatillas : Nike. Ropa: Bermies. Aerolínea: Emirates. Foods Supermerca­do: Whole Market. Banco: First Republic. Librería: Ateneo Grand Splendid.
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FUTURO. Le gustaría ir al “Bailando…”, pero se mantendría lejos de la polémica, él quiere mostrar una faceta alegre y amable.

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