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Mariano Caprarola:

El asesor de moda que se destaca en “La Jaula de la Moda” habla de amores, dolores y de su formación a través de la observació­n.

- MARIANA HARAMBURU @maruharamb­uru

el asesor de moda que se destaca en “La Jaula de la Moda” habla de amores, dolores y de su formación.

Mis críticas hacia la ropa van desde un lugar divertido y sano. No puedo hacer una crítica destructiv­a sobre un vestido porque detrás de ese vestido hay gente que labura.

Los reflectore­s lo seguían, el humo se esparcía por el escenario, el telón se levantaba y ahí brillaba el artista. Solo que los reflectore­s eran los veladores de la habitación de su mamá, el humo era de un nebulizado­r, el telón era la cortina y el artista era un niño que ya desde chico soñaba en grande. Mariano Caprarola abre su corazón y repasa las carencias de afecto en su infancia, sus dolores y cómo fue la cirugía estética que casi le cuesta la vida. El asesor de moda que empezó en un musical a los 11 años, fue bailarín y llegó a vestir a las mujeres más importante­s de la Argentina, es humilde, generoso y sensible. Pasó del teatro a trabajar en televisión como panelista en diferentes programas hasta que encontró su lugar en “La Jaula de la Moda”, también trabaja como productor de moda en Gente y da clases en la Academia Multitalen­t.

NOTICIAS: ¿Cómo fue su recorrido profesiona­l?

Mariano Caprarola: Nunca jugué en la B, siempre jugué en primera. Lo primero que hice fue el musical “Annie”, a los 11 años. Mi papá no me llegó a ver en el teatro.

NOTICIAS: ¿Cómo fue su relación con sus padres al demostrar su sensibilid­ad artística?

Caprarola: Mi mamá ya veía que me pasaban cosas diferentes al resto. Mi papá era el director de un diario muy importante, él cumplía el rol de padre desde lo económico, no era un padre presente. Soy una persona muy del abrazo, pero eso no lo heredé, lo adquirí en la vida por una necesidad interior de querer y ser querido. Mis relaciones son como de película porque siempre doy todo. Las palabras “te amo” las digo con el sentido que merecen, pero no las escuchaba de mis padres. Lo cotidiano era que no me faltara el último modelo de Playmobil. Hoy el “te amo” lo canjeó sin pensarlo antes que un Playmobil. Con mi mamá de 89 años tenemos una relación hermosa, pero con mucha tirantez de reclamos. Se guardaban muchas cosas. Yo no me guardo nada, lo que siento lo digo.

NOTICIAS: ¿Sufrió bullying?

Caprarola: Nunca sufrí el bullying del maricón, pero sí sufrí el bullying por ser diferente. Mientras mis compañeros iban a jugar al Italpark, a mí me gustaba mucho más el plan de ir al teatro o a ver una clase de danza. No me formé en la academia, para mi mamá y mi papá era muy difícil que su hijo fuera a estudiar ballet, a una cuadra de mi casa había un estudio de danza y yo me pasaba horas y horas mirando la clase desde un balconcito, no me permitían anotarme.

NOTICIAS: ¿Cómo siguió su formación y cómo llegó a la moda?

Caprarola: Siempre estuvo muy ligado todo con todo. En cuanto tuve mi plata, las obras de teatro las iba a ver dos veces, una vez iba como espectador y la segunda, iba para fijarme si las medias estaban corridas, si los zapatos tenían los tacos bien o gastados, si los botones estaban sueltos, la puesta de luces, me interesaba más lo que pasaba en las patas (por donde salen los artistas), que lo que pasaba arriba del escenario. Cuando voy a Broadway veo los musicales tres veces. Soy un gran espectador, primero la veo desde atrás, para apreciar la puesta general, después al medio y después sacó la primera fila para ver hasta cómo están pegadas las pestañas postizas. No hago autobombo de lo que hago. Mis colegas antes de decir “buen día” te cuentan quiénes son y qué es lo que hacen. Hay mucho ego. Me formé en base al silencio y a la observació­n. Me sirve ser el payasito que divierte, no necesito

demostrar todo mi conocimien­to técnico.

NOTICIAS: Con respecto a su rol en “La Jaula de la Moda”, cuando hace la crítica, desde el respeto y del humor, ¿que le pasa cuando alguien se lo toma a mal?

Caprarola: Entrar a “La

Jaula” fue una bisagra en mi vida, mi carrera necesitaba un orden, pero yo no miraba el programa, me parecía antipático, tenía la mirada de gente que criticaba la moda sin importarle lo que le pasaba a la gente que era criticada, no me sentía identifica­do. Instalé mi estilo, siento que hoy me puedo dar el gusto de divertirme. Hago todo con mucho respeto y humor, hasta me río de mí mismo. Mis críticas hacia la ropa van desde un lugar divertido y sano, cada uno se tiene que poner lo que tiene ganas de ponerse. Yo jamás diría “estás mal vestida”, le busco la vuelta. Tampoco puedo hacer una crítica destructiv­a sobre un vestido porque detrás de ese vestido hay gente que labura. No me gusta lastimar, a mi me lastimaron muchas veces.

NOTICIAS: Estuvo desempeñán­dose en la conducción, reemplazan­do a Horacio Cabak, ¿qué le gustaría hacer en la televisión?

Caprarola: Quiero ser un entretened­or, me gusta desparrama­r el juego, no soy egoísta, hay muy pocos conductore­s generosos que hacen que su equipo se luzca. Las individual­idades me parecen pasadas de moda. Soy un gran productor de moda, pero tengo un equipo que me rodea, maquillado­ras, peinadores, tengo una gran asistente, no hago el gol solo.

NOTICIAS: Con respecto al amor, usted se separó el año pasado en cuarentena, ¿cómo fue ese proceso?

Caprarola: Tuve y tengo un gran amor en mi vida, que se llama Luciano, es la persona con la cual yo me veo envejecer. Siempre le digo que si yo hubiera nacido mujer él hubiese sido el padre de mis hijos. A veces hay cosas que por el ego uno oculta, pero yo voy al revés. Todo lo que no me dieron mis padres me lo dio él: seguridad, enseñanza, educación. Me enseñó cosas que si yo estoy o no con él igualmente me van a acompañar toda la vida.

NOTICIAS: ¿Se imagina formando una familia?

Caprarola: Sí, yo sería un muy buen padre. Soy un tipo feliz de ser quien soy. Nosotros nos separamos en pandemia y seguimos separados, pero lo que estamos haciendo es tratar de construir un vínculo más sano, eso es lo que él me dice. Yo no necesito construir nada, él ya está incrustado en mi corazón. Sé lo que hice mal, lo que lo alejó de mí y él necesita tiempo y cuando uno quiere a alguien tiene que saber respetar. Intenta reformular las cosas para poder llegar al último día de mi vida al lado suyo. Uno no puede ser egoísta, para amar tiene que haber dos partes.

NOTICIAS: Otra situación compleja es lo que le tocó atravesar en su salud como consecuenc­ia de una cirugía estética realizada por Anibal Lotocki.

Caprarola: Tremendo, fue un momento egoísta de mi vida, donde no me preocupó la gente que me rodeaba. Fue en momento oscuro, caí, no por exigencia del mercado porque yo tengo las herramient­as para trabajar más allá de lo estético, en manos de un especialis­ta que no fue honesto conmigo, me inyectó una sustancia conocida como metacrilat­o, durante muchos años mi devolución del espejo era linda hasta que empecé a verme como un monstruo deformado.

NOTICIAS: ¿Hoy cómo está de salud?

Caprarola: Me dejó una pequeña insuficien­cia renal. Me agarró un equipo extraordin­ario de grandes médicos. Me salvaron. Me podría haber muerto. Nadie me llevó a la fuerza. Nunca le hice un juicio porque el juicio lo hace el de arriba. Yo ni siquiera lo nombro. En algún costado suyo debe tener algún dolor por las cosas que le hizo a mucha gente.

NOTICIAS: ¿Qué le diría hoy a ese Mariano que jugaba entre cortinas y veladores?

Caprarola: Tarea cumplida y a seguir caminando.

En un momento oscuro de mi vida caí en manos de un especialis­ta que no fue honesto conmigo y me inyectó metacrilat­o. Me dejó una insuficien­cia renal. Me podría haber muerto.

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FOTOS: GENTILEZA CHRISTIAN BELIERA.
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DE PRIMERA. A los 18 años, por amor se fue a vivir a Chile donde trabajó con Ruben Campos y vistió a Claudia Schiffer: “Caí de casualidad y me desenvolví sin miedo”, recuerda.
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TIPS. Lo que no puede faltar en sus atuendos es un lindo reloj: “Uno puede estar vestido básico, cómodo, pero el toque es un lindo accesorio, que no tiene que ser una marca cara”, explica.

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