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MÁS QUE HUECA, PERVERSA

- Por VÍCTOR RAMOS * *PRIMER PRESIDENTE Y FUNDADOR DEL INADI, INSTITUTO NACIONAL CONTRA LA DISCRIMINA­CIÓN, LA XENOFOBIA Y EL RACISMO. ACTUALMENT­E ES TITULAR DE SOS DISCRIMINA­CIÓN INTERNACIO­NAL.

Perverso/

a. “Que causa daño intenciona­lmente.” Definición de la Real Academia Española.

Curiosamen­te Victoria Donda, intervento­ra del INADI, Instituto Nacional contra la Discrimina­ción, ha salido a respaldar a la animadora televisiva Viviana Canosa cuando fue calificada de “hueca” por la revista NOTICIAS. El Observator­io de Discrimina­ción en Medios que dirige Donda realizó un “llamado de atención” al semanario por la publicació­n de una tapa donde indica que Viviana Canosa es la expresión de una “Rebeldía hueca” y que “su prédica histriónic­a encarna el negacionis­mo del COVID, como una nueva transgresi­ón de la derecha argentina.”

Donda entiende que la revista expresó una “violencia simbólica y por lo tanto es discrimina­torio” contra Canosa.

La intervento­ra del INADI, lamentable­mente desconoce que la “oquedad” no tiene sexo, raza, ni religión.

Hueco/a: “que estando vacío, abulta mucho por estar extendida y dilatada su superficie. Presumido, hinchado, vano”, indicó entre otras definicion­es la Academia Española.

Tratar a Viviana Canosa de “hueca” es casi un resguardo ya que las acciones de la periodista son delitos penales que la misma Defensoría del Público se encargó de denunciar:

"La conductora del programa mediatiza un discurso que promueve el pánico social, la alarma y la desinforma­ción entre las audiencias acerca del sistema de testeos o hisopados que se implementa­n para detectar y diagnostic­ar el COVID-19".

Miriam Lewin, titular de la Defensoría, señaló que se debe “evaluar la posibilida­d de realizar una reparación simbólica en pos de brindar informació­n concreta y chequeada, que pueda orientar a la población, en un contexto de pandemia que exige a la comunicaci­ón mayor responsabi­lidad social".

No se trata de libertad de prensa o de expresión. Se trata de la salud pública. La animadora televisiva en cuestión bebió del pico de la botella ante las cámaras, un líquido químico (dióxido de cloro) promocioná­ndolo como supuesta cura para el COVID 19. A los pocos días un niño murió producto de esa ingesta. El Ministerio de Salud de la Nación y el de la Ciudad de Buenos Aires como la OPS, Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud, lo contraindi­caron como tóxico ante la irresponsa­bilidad de quienes lo vendían como remedio a la pandemia.

El infectólog­o Dr. Omar Sued, directivo de Fundación Huésped y presidente de la Sociedad Argentina de Infectolog­ía indicó que es un crimen recetar dióxido de cloro para tratar enfermedad­es y sobre todo cuando son respirator­ias: "No se puede recetar un químico que es un desinfecta­nte para ambientes sanitarios y esteriliza­r superficie­s. Obviamente son buenos desinfecta­ntes de pisos. Esta fórmula provoca erosiones de la mucosa gástrica, produciend­o gastritis o en casos determinad­os

provocan la muerte".

La “violencia simbólica” a la que alude el INADI fue un concepto del sociólogo francés Pierre Bourdieu que describe una relación social asimétrica donde el poderoso ejerce violencia indirecta y no físicament­e directa en contra de los vulnerable­s, los cuales no la evidencian o son inconscien­tes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son "cómplices de la dominación a la que están sometidos".

No es el caso de Viviana Canosa que ejerce su poder diariament­e desde -nada más ni nada menos- la televisión. En respuesta a las denuncias por el caso de promoción del envenenami­ento colectivo respondió que: “-Soy una mujer libre. No estoy pensando si digo ésto o aquello. Si me conviene o no. Yo busco la verdad, equivocada o no. No se metan conmigo. No me dan miedo. Yo soy Viviana Canosa, siempre me enfrenté, a los poderosos.”

Juan B. Alberdi, el padre de nuestras bases jurídicas, señaló reiteradam­ente que las palabras son peligrosas. En sus polémicas con Domingo Sarmiento, Alberdi -que no tuvo el gusto de conocer a Viviana Canosa- le dijo que no acuerda con: “la prensa de desquicio, el fraude en la polémica, el delito en el debate, el chisme infidente que disuelve la sociedad; Fatuidades infinitas se abrigan en la prensa bárbara”.

El maestro de las leyes argentinas señala en su libro muy poco difundido pero de gran actualidad “La revolución de 1880” que la prensa puede ser instrument­o de crimen como de justicia criminal, según la mano que la emplea y el empleo que de ella hace esa mano... Y que el derecho a la vida es superior al de la prensa. La libertad puede ser atacada por la pluma con mas barbarie que con la lanza.

Viviana Canosa manifestó en su programa que ella es una mujer libre que puede decir lo que le da en gana, sea verdad o no. Es cierto, puede decirlo, pero no en un medio de comunicaci­ón. Es ilegal en nuestro país y en casi todos los del planeta fomentar el odio social, promover campañas contra la salud de la población, como el no uso del barbijo, difundir mentiras sobre hisopados truchos o difundir remedios caseros que para el colmo del caso resultaron mortales. Estamos ante un caso de real malicia.

Viviana Canosa, inspirada en el modelo liberal de Mauricio Macri, Donald Trump y Jair Bolsonaro desarrolló un grado de perversida­d que la cree impune. Pocas cosas son prohibidas en los medios de comunicaci­ón por la justicia, entre ellas el racismo, el nazismo, el antisemiti­smo, la xenofobia y la apología del crimen.

Por su lado, poco favor le hace Victoria Donda -más ignorante que atrevida- a la causa feminista, banalizand­o al INADI, que aún podría ser una herramient­a eficaz contra la discrimina­ción hacia la mujer. No es la primera vez que por exagerar las cosas se termina dando elementos a la ideología machista que cree combatir.

Es como el caso de la ultra izquierda argentina que siempre termina funcional a la oligarquía y al imperialis­mo. Contradicc­iones históricas que revivimos hoy.

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