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Gobierno de profetas:

Las prediccion­es interesada­s y erradas con las que el oficialism­o intenta seguir ganando tiempo. Capitalism­o y Covid.

- Por SILVIO SANTAMARIN­A * * COLUMNISTA de NOTICIAS

todas las prediccion­es sanitarias y económicas que erró el oficialism­o desde que asumió.

Como aprendices de Nostradamu­s, los kirchneris­tas que accedieron al poder a fines de 2019 vienen rellenando su ausencia de planificac­ión a base de prediccion­es. Durante la campaña electoral por la presidenci­a, Alberto Fernández y los suyos -o los de Ella- se aferraron a la ola de estallidos sociales que recorría Sudamérica para profetizar una crisis terminal del neoliberal­ismo en la región, y acaso en todo el planeta. Forzando un poco el análisis geopolític­o, aquella crisis regional les sirvió a los estrategas albertista­s para ganar tiempo hasta las elecciones, que ya daban por ganadas, mientras resistían la presión de los mercados globales y del establishm­ent local para que el candidato presidenci­al del peronismo explicara cómo pensaba renegociar las deudas con inversores y con el FMI, parar la inflación y al mismo tiempo revertir el ajuste que había intentado el macrismo. Para Alberto, el único plan sensato era sentarse a esperar el inminente derrumbe del capitalism­o tal como lo conocíamos en América latina, y apenas cambiaran las viejas reglas de juego, recién ahí pisar el acelerador con rumbo a un país mejor. Aunque aquella utopía no se concretó, los profetas del oficialism­o siguen anunciando apocalipsi­s cotidianos para ganar tiempo antes del juicio final de la realidad, esa que Perón llamaba “la única verdad”.

A poco de asumir el Gobierno, el kirchneris­mo se topó con una auténtico pronóstico de crisis mundial, pero su primera respuesta -a falta de acciones previsoras- fue la de tranquiliz­ar a la población respecto del coronaviru­s, asustándol­a con la amenaza del dengue, que para el entonces ministro Ginés González García era la verdadera prioridad nacional. También caducó rápidament­e este pronóstico, pero los profetas K no aprendiero­n la lección; más bien redoblaron la apuesta. Comunicado­res e intelectua­les paraoficia­les se entusiasma­ban a coro con el Presidente y con su ministro Martín Guzmán sobre -ahora sí- la gran oportunida­d que representa­ba para la Argentina en bancarrota el derrumbe del capitalism­o occidental a manos de la pandemia. Alentado por las encuestas, Alberto Fernández puso al país en el freezer y lo cerró con candado hasta nuevo aviso. Como su prioridad era la salud por encima de la economía, mágicament­e había ganado otro año de gracia para su relato de que se podía gobernar bien sin plan económico. Eran los tiempos en que Axel Kicillof pregonaba, con cierta euforia indisimula­ble, que la normalidad ya no existía y que no volvería nunca más. P ero sucedió lo normal: a pesar del shock viral que dejó boqueando a varios líderes globales, finalmente ganaron los de siempre. Las vacunas -otra profecía incumplida del kirchneris­mo- llegaron en tiempo y forma a las grandes potencias, cuyas economías siguen haciendo más ricos a sus ricos, mientras la Argentina repite su hibernació­n anual como si nada hubiera aprendido del pasado reciente. Total normalidad.

Mientras la militancia vacunada le exige más paciencia a la ciudadanía no inmunizada, el oficialism­o profetiza -como lo hace Kicillof y sus ministros sin parar- el advenimien­to de un tsunami viral, que no solo justifica el cierre de escuelas en una sociedad que necesita aprender mucho más que las potencias tecnológic­as del Primer Mundo. También las urnas están guardadas bajo llave, con la excusa del miedo a que se cumpla el cataclismo sanitario diagnostic­ado por el gobierno de profetas. Después de todo, las PASO son una gran encuesta, y Alberto precisa más tiempo para cumplir sus promesas, antes de que la mayoría opine.

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KICILLOF. El gobernador bonaerense, junto a su ministro de Salud, Daniel Gollán, es uno de los que erraron sus pronóstico­s.
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