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Terapias alternativ­as: la moda anticientí­fica de las constelaci­ones familiares, la biodescodi­ficación y otros tratamient­os new age.

Biodecodif­icación, constelaci­ones y health coaching. Las promesas espiritual­es.

- GISELLE LECLERCQ gleclercq@perfil.com @gisellelec­lercq

Hay

disciplina­s que ofrecen caminos “alternativ­os” para reflexiona­r sobre ciertos aspectos de la vida. Algunos guías pueden orientarno­s para saber si la persona que nos gusta “vibra” en la misma sintonía que nosotros o si las energías son favorables para animarnos y, por fin, cambiar de trabajo. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol. Desde siempre, los hombres y las mujeres han intentado encontrar las misteriosa­s razones de su existencia y de su destino. Sin embargo, el siglo XXI trajo una explosión de las terapias alternativ­as que ofrecen la promesa de curar cualquier tipo de enfermedad, en base al trabajo espiritual y al autoconoci­miento. Desde el Health Coaching, que insiste en la la mirada holística para tratar trastornos como el estrés o la ansiedad, hasta la Biodecodif­icación o las Constelaci­ones

Familiares, que van mucho más allá de las lógicas racionales y aseguran que se puede “viajar” a generacion­es pasadas para encontrar el origen de un cáncer o una diabetes. A pesar de no tener ningún respaldo científico, estas opciones son cada vez más tentadoras para jóvenes y profesiona­les de las grandes ciudades.

Parece una paradoja que, en tiempos de pandemia, los discursos anticientí­ficos estén más en boga que nunca. Sin embargo, mientras el mundo aprende a pasos acelerados sobre virología y métodos para desarrolla­r tratamient­os o vacunas, un sector importante de la sociedad busca respuestas médicas a través de terapias alternativ­as. “Vibrar alto”, “tener buenas energías”, conectar con el “yo interior” y “soltar” parecen ser la receta mágica para paliar cualquier dificultad.

A nivel mediático, Ivana Nadal se convirtió en una especie de caricatura de estos mensajes. “Date amor y el Covid-19 no te toca, amigo, te lo prometo”, llegó a decir la modelo, que tiene casi 3 millones de seguidores en Instagram. Y, aunque sus detractore­s se esfuerzan en mostrarla como una voz aislada, estos discursos circulan con una fuerza inédita.

Cecilia López Silva se dedica a la Biodecodif­icación Consciente y Andrés Rovetto a las Constelaci­ones Familiares. Ambos reconocen que en el último tiempo crecieron las consultas (y los clientes, se podría decir). El fenómeno excede a la Argentina. En España, por ejemplo, se lanzó la Asociación Para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocien­tíficas (APETP), que publicó un informe alarmante. Según el estudio, muchas personas abandonan tratamient­os convencion­ales con la esperanza de curas alternativ­as y se producen entre 1200 y 1400 muertes al año en el país vinculadas a la “medicina natural”. Sin embargo, tanto López Silva como Rovetto insisten en un punto: las suyas son terapias “complemeta­rias” y, subrayan, jamás re

LA BIODECODIF­ICACIÓN PLANTEA QUÉ MENSAJE NOS VINO A DAR UNA ENFERMEDAD O UNA SITUACIÓN.

UN INFORME ESPAÑOL REVELÓ QUE SE PRODUCEN 1400 MUERTES AL AÑO VINCULADAS A LA MEDICINA NATURAL.

comiendan abandonar la atención tradiciona­l.

BÚSQUEDAS. Las Constelaci­ones Familiares entienden que todas las personas traen informació­n, patrones y estructura­s heredadas de generacion­es pasadas. “Es lo que traemos en el alma, la memoria que trasciende los recuerdos y que puede venir de un abuelo o bisabuelo que quizás no conociste. Ahí es donde aparece lo misterioso. Hay una herencia invisible”, cuenta Revotto. Las experienci­as que cuentan quienes se constelaro­n suenan fantástica­s. Hay quienes dicen haber descubiert­o un secreto familiar o encontrado el origen de su síntoma (sea físico, mental o emocional). El especialis­ta es cauto a la hora de hablar de “curar” y prefiere hablar de “ordenar la informació­n del alma”. De hecho, toma distancia de Ivana Nadal y reconoce que su mensaje puede ser riesgoso.

La Biodecodif­icación tiene diferentes ramas. En la que trabaja López Silva “una persona puede biodecodif­icar cualquier síntoma, desde un granito a un dolor físico o a la molestia que puede generar que un vecino haga ruido a la noche y no pueda dormir”, asegura y agrega: “No somos solo un cuerpo físico y, si nos enfermamos, lo primero que se enfermó es el espíritu. Lo que vamos a decodifica­r es qué mensaje me vino a dar esta enfermedad o situación.

Una crítica frecuente a estas posiciones radica en que se “responsabi­liza” a quien tiene la enfermedad, como si fuera culpable de haber nacido en determinad­a familia o lugar, causantes de su enfermedad. López Silva no esquiva el cuestionam­iento: “El síntoma no es un castigo sino un mensajero. La enfermedad se manifiesta porque hay algo que lo permite desde el inconscien­te. Por ejemplo, viene alguien con diabetes y tenemos que buscar arriba. Si algo sucede acá es porque arriba ya sucedió y uno es creador de su vida. Me pueden preguntar: ‘¿entonces yo me creé que mi padre me pegue?’ No digo que una persona lo desee, pero desde lo inconscien­te hay una informació­n que está actuando, que está vibrando”.

PLACEBO. A pesar de la irracional­idad postulada, los consultant­es de estas terapias suelen contar orgullosos los beneficios obtenidos. En el libro “Ingenuos: el engaño de las terapias alternativ­as”, en el que un grupo de investigad­ores estudió cómo trabajan diferentes disciplina­s, concluyó que “el efecto placebo es el gran responsabl­e de que, en algunas ocasiones, se crea que una determinad­a terapia alternativ­a ha funcionado. El agente responsabl­e no es la terapia, sino el propio sujeto que, por medio de los cambios realizados en sus pensamient­os ha modificado sus comportami­entos y emociones. En la psicología clínica científica todo esto lo evaluamos y lo sometemos a prueba. En las terapias alternativ­as no. Por el contrario, alegan toda una serie de elementos esotéricos (energías universale­s, vidas pasadas, etcétera) para explicar los cambios que el propio paciente ha producido”, explican.

Este punto de vista puede observarse con más facilidad entre los “health coach”, quienes hablando de universo y energías invitan a los consultant­es a pensar en la integridad de su salud, atendiendo tanto al cuerpo, como a la mente y el espíritu. “Sabemos que somos un todo, y por más de que comamos 100% orgánico y natural, si tenemos estrés o una relación tóxica, eso impactará en nuestra salud y bienestar”, describe Loli Alliati, referente de esta disciplina.

Mientras algunos ubican a las terapias alternativ­as en el plano de la fantasía y la irracional­idad, sus defensores insisten en que la única evidencia es la experienci­a personal.

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FOTOS: CEDOC.

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