Los que más resultan: la diferencia de las vacunas, apenas un puñado de medicamentos muestra evidencias sólidas de beneficiar a los pacientes conCovid-19.
A diferencia de las vacunas, apenas un puñado de medicamentos muestra evidencias sólidas de beneficiar a los pacientes infectados.
Aunque aún escasean en dosis, el haber puesto a punto 13 vacunas diferentes, que están ya aprobadas y en uso, mientras hay otras 26 terminando su fase III, es algo que todos destacan como una fabulosa respuesta científica. Sin embargo, la ciencia no ha estado, todavía, a esa altura respecto del uso de drogas y moléculas capaces de tratar la infección.
Los médicos disponen de apenas un puñado de opciones con evidencias -y a veces no muy sólidas- de tratamientos generalizados que sean capaces de evitar que, muchos casos de Covid-19, progresen a neumonías complejas, una disminución de los días con sintomatología grave o, al menos, disminuir la cantidad de pacientes que terminan en terapia intensiva. Sin embargo, muchos observadores son optimistas y refieren a las docenas de estudios avanzados que buscan identificar alguna droga que ofrezca un tratamiento eficaz y seguro.
Lo del número alto de estudios no es una simple metáfora: un informe reciente disponible en el sitio de la Organización Panamericana de la Salud recopiló las evidencias actuales sobre nada menos que 97 opciones terapéuticas diferentes que están siendo analizadas en forma acelerada por equipos de todos mundo. Todos en busca de alguna pastilla, inyección, cóctel, suero o aerosol cuya aplicación demuestre ser efectiva y, de paso, económica y accesible para aliviar el avance de la infección por Coronavirus.
FALLIDOS Y EXITOSOS. Hasta ahora, la mayor parte de las pruebas resultaron fallidas. Nadie olvida las violentas pero fútiles discusiones sobre la hidroxicloroquina defendida por Donald Trump y Jair Bolsonaro. "Pero no solo esa molécula sino tampoco la
ivermectina o el ibuprofeno inhalado -por nombrar algunas- han demostrado evidencia científica para ayudar a pacientes con Covid-19", resumió el doctor Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). De hecho, varias de las más populares resultaron ser contraproducentes. Por ejemplo la SADI recuerda que "la ivermectina es un potencial inhibidor de la replicación viral del SARS-CoV-2. pero la evidencia disponible in vitro sugiere que para alcanzar niveles efectivos de acción antiviral se necesitarían aumentos potencialmente tóxicos de la dosis para el paciente". Algo parecido concluyó la Organización Mundial de la Salud respecto a la hidroxicloroquina y hoy su uso está desacreditado en el mundo.
En síntesis, por ahora, el único medicamento que ha demostrado en forma indubitable ser útil es, irónicamente, una droga muy antigua. "Entre los pacientes internados por Covid-19, en estado grave o crítico, conectados a un respirador, la única molécula que ha demostrada efectividad, con abundante evidencia, son los corticoides como la dexametasona", explicó la doctora Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI). Y la experta agregó: "Se trata de una de las moléculas más económicas. Y agregó que "de las demás opciones terapéuticas no tenemos, por ahora evidencia suficiente, para recomendarlas".
DIFICULTADES. Lo complejo del proceso médico es que probar la efectividad de un medicamento es algo que no suele dar resultados resumibles en "sirve-no sirve". Muchas veces la ciencia va acumulando evidencias de su efectividad en, por ejemplo, algunos grupos particulares de pacientes o en ciertas condiciones. Esa información se va logrando con pruebas y tiempo.
Dentro de las que ya han probado, en buena medida su utilidad, se destaca el Tociliziumab (de la familia de las antiinterleuquinas). Según el doctor Ariel Izcovich, médico del Hospital Alemán y uno de los responsables del sitio médico especializado www. evidenciacriticacovid19.com "ya hay evidencia certera de que esta droga reduce la mortalidad en pacientes graves. Junto a los corticoides serían las dos terapéuticas que demostraron beneficios".
Luego, ya con un menor grado de certeza médica, hay otras moléculas en prueba que podrían ser de ayuda en el tratamiento del Covid en pacientes internados. Una medicación cuya aplicación se está estudiando en pacientes argentinos es la colchicina. Su acción parecería servir para moderar la violenta reacción inmunitaria que, en ocasiones, provoca el avance del coronavirus. Lo que se busca con este estudio es demostrar si sirve para impedir que la enfermedad avance y que, eventualmente, o el paciente termine en un respirador. De acuerdo a Izcovich "ya hay un estudio muy grande sobre esta droga que sugiere que podría evitar la progresión hacia cuadros graves. Y si bien por ahora la certeza de sus efectos no es alta, vale la pena mencionarla".
LOS ANTIVIRALES. Tanto en el corto y como en el mediano plazo se espera la aparición de nuevas opciones medicamentosas. En muchos casos no son drogas nuevas sino que, muchas veces, son moléculas que ya estaban aprobadas para ser usadas contra otras enfermedades y lo que se estudia es si su acción también sirve contra el SARS-CoV-2. "En el grupo de antivirales hay algunas próximas a salir y que parecen generar una acción favorable en pacientes en estadio precoz. Un ejemplo es el molnupiravir, pero aún debemos esperar los resultados completos de la fase III de los estudios", adelantan los expertos.
Otra medicación que se acerca a los botiquines anticovid es la nitazoxanida. Esta droga también se está estudiando aunque en cantidad reducida, en 130 pacientes del Hospital Austral. Dicha droga fue aprobada por la FDA de EE.UU. y se la suele usar como antiparasitario y en tratamientos contra norovirus y rotavirus. En los casos de Covid-19 leves y moderados su uso parece generar una reducción de la carga viral.
Incluso, otro grupo de investigadores argentinos está probando si sirve para prevenir contagios al mejor estilo de las vacunas. En diciembre pasado Fundación Huésped comenzó un estudio de profilaxis posexposición pensado para convivientes de casos confirmados de COVID-19.
“SE NECESITA TIEMPO Y MUCHAS PRUEBAS PARA PROBAR LA EFICACIA DE UN TRATAMIENTO EN PACIENTES".
"La investigación- resumió el doctor Omar Sued, director de investigación de Huésped- consiste en administrar nitazoxanida durante una semana y evaluar si es segura y además, si previene el desarrollo de la infección entre convivientes".
De todos modos avanzar con estas familias de medicamentos no siempre es fácil. "Los antivirales sí pueden ser un camino terapéutico a futuro, pero lo cierto es que -por ahora no hay ninguno que realmente haya demostrado su efectividad respecto al curso de esta patología. Y en los casos de otras enfermedades en los que si mostraron resultados, como contra el VIH, ponerlos a punto llevó mucho tiempo", comentó Reina.
LOS CÓCTELES. Una de las opciones más promisorias son los tratamientos de cócteles de anticuerpos monoclonales. Según la FDA de Estados Unidos, "son moléculas fabricadas en el laboratorio que actúan como anticuerpos "sustitutos" de las personas. Pueden ayudar al sistema inmunitario a reconocer y responder al virus". A grandes rasgos, cuando una persona se contagia, su metabolismo desata una respuesta triple: la innata; la celular -con células especiales que atacan al invasor- y la humoral, en la cual ciertas células especializadas generan proteínas que combaten al virus. En esa categoría entran los anticuerpos capaces de neutralizar las partículas virales y de frenar su replicación", dijo a NOTICIAS Juan Pablo Jaworski, investigador del Conicet. Según este especialista del Instituto de Virología e Innovaciones Tecnológicas del INTA, "en los últimos años se han venido probando en diversas enfermedades y mostraron efectividad en cáncer y contra el virus Ebola, entre otras".
"Ya hay una decena de laboratorios que identificaron anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Y se están haciendo ensayos en Fase III avanzada. De hecho, hay tres cócteles aprobados en USA en formato "de emergencia".
Una de las críticas de estos tratamientos es que producirlos es caro y se convertirían en una medicación poco accesible. En opinión de Jaworski "es cierto que son extremadamente caras, pero hay que hacer un análisis de costo-beneficio: aplicarlas puede evitar que un contagiado pase una semana en terapia intensiva, algo que también es costoso". De acuerdo a este investigador los resultados preliminares están demostrando que su uso parece prevenir hospitalizaciones en un porcentaje significativo de casos.
Tal vez en el segundo semestre los medicamentos y moléculas capaces de curar o aliviar el Covid-19 puedan volver a equilibrar la balanza y ponerse a la altura de las vacunas.