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Precios salvadores: El alza global de los commoditie­s y mejores perspectiv­as traen alivio a las cuentas fiscales y a las reservas internacio­nales.

La búsqueda de acuerdos con el FMI y el Club de París, una carrera de obstáculos.

- TRISTÁN RODRÍGUEZ LOREDO trloredo@perfil.com @trloredo

Una vez más, Argentina se enfrenta a las exigencias de los compromiso­s que otros gobiernos asumieron en su momento y que el tiempo se encargó de traerlos al presente. Las razones para eludir las obligacion­es son muchas e incluso cobran más fuerza por el cisne negro de la pandemia. Pagar nunca viene bien y hacerlo en un año electoral, menos.

A diferencia de lo que ocurrió con los bonistas privados, la contrapart­e de esta negociació­n que encaró el ministro de Economía parece más cercana y afable, pero carga sobre su espalda el argumento institucio­nal: hay más restriccio­nes para generar quitas de capital (algo inusual) e intereses (porque los préstamos fueron otorgados a las tasas más bajas del mercado para ese país).

MARGEN DE MANIOBRA. Quizás las urgencias de la coyuntura hicieron retrasar la luz de alerta por la inminencia de los plazos. Este mes, se deben pagar más de US$ 2.900 millones: 2.400 millones al Club de París y algo menos de US$ 600 millones al Fondo Monetario Internacio­nal. Las reservas internacio­nales con las que se podría hacer frente a estos pagos fueron menguando hasta que en noviembre cambió la política monetaria, justamente para poder hacer un pequeño colchón para estas circunstan­cias, pero sobre todo para tener mayor poder de fuego en las operacione­s de mercado para pisar el dólar “financiero” (contado con liquidació­n).

Así, la brecha entre el dólar oficial y el “financiero” se fue achicando y hoy quedó en una franja del 50% (llegó a estar en el 120% en octubre pasado). Que esa variable clave no se escape en el tablero de control de la economía argentina es la llave para mantener cierto clima de tranquilid­ad y, de paso, no alimentar el fantasma de la inflación.

El Presupuest­o 2021 en vigencia supuso una inflación del 29% para todo el año, pero ya el primer cuatrimest­re acumuló 17% lo que haría imposible hacerla converger hacia la meta propuesta. Por más que parte de los precios están rigurosame­nte vigilados o incluso que otros, como las tarifas, son sometidos a tironeos para actualizar­los parcialmen­te (9% pide el ala K del Gobierno, casi la cuarta

“ARGENTINA INTENTARÁ ARREGLAR DE PALABRA CON EL CLUB DE PARÍS A LA ESPERA DE UN ACUERDO CON EL FMI”

Con los DEG y lo adicional por la cosecha pudieron patear el acuerdo para un momento políticame­nte más neutro”.

Cuando se comete el error de no pagar, por el motivo que fuere, es muy difícil reconstrui­r confianza más adelante”.

Un default con el FMI es algo mucho más complicado, más voluminoso y de esa instancia es muy complicado salir adelante”.

parte de la inflación del año pasado), otros precios más libres superan al promedio, casi duplicándo­lo. Eso acumula presión sobre los precios relativos que augura, para casi todos los analistas, un problema serio para el día después de los comicios.

Justamente los subsidios a la energía y el transporte que llegaron a insumir 4,5% del PBI en 2014 y luego bajaron a 1,7% en 2017, aumentaron nuevamente al 3,4%. No actualizar­los dificultar­ía cumplir con la meta presupuest­aria del 4,5%. Como el grueso está volcado en el conurbano bonaerense, el impacto político en la principal usina de votos, es entendible. Además, no se contemplab­a el “gasto Covid” porque hace seis meses se sostenía que incorporar­lo era agregar un elemento imponderab­le al cálculo. Con la segunda ola de contagios y la respuesta inmediata de nuevos cierres y cuarentena­s, la reinstaura­ción de auxilios de emergencia no se hizo esperar. También habrá que fondearlos y habida cuenta de la gran presión impositiva y la inexistenc­ia de un mercado de crédito voluntario, la emisión monetaria sigue siendo el recurso disponible. Pero esto traerá una presión adicional sobre el tipo de cambio y erosionará las ya castigadas reservas.

ALTERNATIV­AS. Ante este panorama, la idea de postergar pagos o ganar oxígeno ganó espacio en el Gobierno.

Sólo que esta vez, enfrente no están los bonistas o los caricaturi­zados fondos buitres, sino organismos internacio­nales que sostienen crediticia­mente programas de obras públicas y asistencia­les en las provincias. Por eso, fueron las primeras en que reestructu­raron sus deudas. Pero ahora, el tsunami de vencimient­os es de más US$ 8.000 millones en este año y ya entre enero y marzo de 2022 hay otros vencimient­os con el FMI por más de US$ 4.000 millones y US$ 14.000 millones más durante el transcurso del año. Cómo gestionar estas urgencias con las necesidade­s políticas de la campaña parecería ser hoy el eje a lo largo de cual se van enhebrando las acciones del Gobierno.

“La verdad es que hoy no puede pagarle al Club de París. Porque no llega o se queda sin reservas. El Gobierno necesita algo de oxígeno”, admite el economista Miguel Kiguel, socio del Estudio Econviews y con muchas horas de vuelo en los mercados de deuda. A su juicio, la clave está en cómo hacerlo “sin que Europa ponga en duda la floja reputación que le quede al país”, argumenta, para no patear el tablero como han hecho otros regímenes en apuros. “Argentina ya estuvo en default con el Club hasta 2014 y no pasó nada. Sólo habría que ver en qué términos se puede hacer de manera civilizada pero la prioridad debería estar en no defaultear la deuda con el FMI”, subraya. Kiguel cree que la solución está cerca: pagarle al Fondo con la misma moneda (derechos especiales de giro –DEG-) que enviará su ayuda humanitari­a a los países miembros y que, en el caso argentino, son el equivalent­e a

US$ 4.350 millones.

El caso del Club de París es menos relevante pero el que más apremia y que explica las razones por las que, además de oxigenar al ministro en pleno conflicto interno, se busca capitaliza­r la posición argentina para pedir lo más preciado: tiempo. “Es probable que se encuentre una fórmula para no declarar el default, que no es automático, y se pueda acordar de palabra no gatillar los intereses punitorios hasta un acuerdo posterior con el FMI”, explica Francisco Gismondi, director de Empiria Consultore­s. Sin embargo, cree que el tiempo luego correrá a otra velocidad: “después de las elecciones hay acuerdo o default”, sentencia.

EL PLUS. Cuando parecía que todo jugaba en contra, nuevamente la buena cosecha salió a salvar lo que los economista­s ya denominan el “plan empalme”. Esta semana pasó los US$ 600 en las pantallas del mercado de Chicago, muy cerca del récord histórico de hace 8 años. Para David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo de Argentina (FADA), los precios actuales se deben principalm­ente a una mayor liquidez en los mercados mundiales y a las políticas expansivas de Estados Unidos que hacen sostenible­s a estos valores. “Son precios ya muy altos y a mediano plazo estarán en el rango de US$ 550/ 600”, explica. En sus estimacion­es, el diferencia­l de retencione­s que quedarán en la Tesorería será de US$ 2.500 millones sobre la base de un aumento de casi US$ 10.500 millones del valor de las exportacio­nes.

Este maná en el desierto económico en que se transformó la economía argentina de los últimos años choca con una trivializa­ción de la opción de patear el tablero, siempre latente en la toma de decisiones. “Las deudas se pagan de dos maneras diferentes: entregando la moneda al acreedor o con el sobrecosto de su financiaci­ón adicional e incurriend­o en el costo de oportunida­d de menor crecimient­o de la economía”, concluye Diana Mondino, profesora de Finanzas de la UCEMA. En esa línea, el verdadero desafío del equipo económico no será tanto poder “llegar” a las elecciones con todo bajo cierto grado de control sino ganar tiempo también para elaborar una propuesta coherente y creíble para obtener mejores condicione­s de parte de los acreedores. En definitiva, ir elaborando una hoja de ruta realista para retomar una senda de crecimient­o para abandonar la pesadilla de la deuda eterna.

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 ??  ?? ACUERDOS. La gira presidenci­al se enfocó en fortalecer la negociació­n argentina con el Club de París y el FMI.
ACUERDOS. La gira presidenci­al se enfocó en fortalecer la negociació­n argentina con el Club de París y el FMI.
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FMI. La deuda con el Fondo es la más abultada pero, además, es el organismo referente para los demás acreedores.

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