La carne tiene peso propio:
La suspensión de exportaciones, una peculiar manera de controlar la inflación.
La suspensión de exportaciones, una peculiar manera de controlar la inflación.
Hay urgencias que resurgieron con fuerza luego de que la semana pasada el INDEC oficializara el aumento del IPC de abril: 4,1%. De todas las amenazas económicas en este año electoral, la inflación es, sin duda, la asignatura pendiente. Y en nombre de la cruzada por eliminarla, se alinean decisiones apresuradas, como la que el propio Presidente anunció: suspensión de las exportaciones “respecto de los productos cárnicos, de origen bovino”.
El argumento principal esgrimido en la norma es que “existe una distorsión de precios que superan los índices generales de inflación en materia de alimentos y que impiden el normal abastecimiento”, una realidad que, cada tanto sacude los pilares del sector. La carne vacuna forma parte no sólo de la canasta alimentaria que se vuelca en el IPC sino también de una larga tradición consumidora que fue cambiando con el tiempo. El economista Orlando Ferreres estima que, actualmente, el consumo por habitante es de 48 kilos por año, siendo con Uruguay los dos países en el tope del ranking mundial, pero es casi la mitad de lo que se consumía hace 70 años y un 30% menos de la marca de hace 20 años. Para Ferreres, al descontrolarse la inflación y en especial la de los alimentos en general, las miradas se dirigen al sector cárnico como responsable. “Parecería ser más una medida de carácter psicológica y efectista que una adecuada para encauzar el aumento del costo de vida”, advierte.
Luis M. Bameule, productor y expropietario de uno de los frigoríficos más relevantes, explica que, en realidad, el efecto más fuerte en el mercado interno está alineado con cambios en la dieta y parámetros de consumo. Al producto de origen vacuno, hay que sumarle, en el caso argentino, la carne de pollo, la de cerdo y la ovina, para totalizar unos 115 kilos por habitante, al tope del ranking cárnico mundial.
MERCADO MUNDIAL. Los movimientos en los precios de los commodities en general, también influyeron en el precio global de la carne. Sobre todo, refleja un movimiento ascendente en el consumo de China, que pasó de consumir carne vacuna a razón de menos de 1 kilo por persona y por año, a casi 4 kilos en una tendencia que parece no encontrar techo. “Es el fruto del crecimiento económico de la potencia asiática pero también de modificación en la dieta urbana. “China se lleva todo