Inapelable
Los contagios por Covid rompieron esta semana una nueva barrera. Y con finales trágicos cada vez más frecuentes. Sin embargo, una buena parte de la sociedad parece estar inoculada de apatía. “La cuarentena se hizo demasiado larga”, repiten como coro griego quienes justifican su desinterés en cumplir protocolos. En el modelo teatral grecolatino, los actores se dividían entre hipócritas e histriónicos. Pero, en la actualidad, los actores de la política y los medios que pregonan cuidados pero los violan luego, combinan ambas.
Quizás el último acto de esta tragedia haya sido la vuelta a la pantalla de Marcelo Tinelli, criticado tras hacer gala de su “big show” sin distanciamiento ni barbijos. “Ni me voy a meter con la tele que habla de la tele. Si hay un programa que cumple los protocolos, quédense tranquilos que es este”, contestó enojado a quienes se animaron a cuestionarlo. Enojo que dirigió también hacia el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, que había manifestado su preocupación por esas imágenes en la apertura del nuevo ciclo. “El ministro se preocupa por esta imagen, pero ¿te acordás que fue procesado?, ¿que había metido licitaciones que tenían unos kit medios truchos en el 2016?”, disparó Tinelli haciendo referencia a una imputación de la Justicia por presuntos sobreprecios en la implementación del Plan Qunita, que fueron negados por el kirchnerismo.
El Gobierno nacional insiste en los protocolos, aunque después se toma fotos en actos públicos sin cumplir con los cuidados necesarios. Tinelli también se justifica. Síntomas de una casta de referentes -pero también de una sociedad-, a la que le cuesta reconocer sus errores frente a una realidad inapelable.