MIRANDO A BRASIL
En los últimos años vimos cómo la política cambiaria del BCRA termina condicionada por el movimiento del Real y entre mediados de marzo y fines de junio de 2021, sufrió una apreciación nominal: de R$5,9 a R$4,9 por dólar. Esto le permitió al BCRA bajar el ritmo de devaluación del peso, sin comprometer la competitividad (precio) con respecto a nuestro socio. Sin embargo, en los últimos días el Real comenzó a depreciarse nuevamente (de R$4,9 a R$5,26) y complicar el esquema cambiario de cara al período preelectoral.
Tal como ocurrió en 2009 y 2014, la cotización del dólar en Brasil es un factor clave para ver cómo sigue la estrategia del BCRA y para saber cuánto margen tiene para continuar con el esquema de atraso del dólar oficial como ancla de la inflación en un año electoral. Lo cierto es que la mencionada apreciación del Real entre marzo y junio ayudó al BCRA a poder bajar el ritmo de las micro devaluaciones, del 4% mensual en enero a solo 1,2% en junio. Simultáneamente, el Central acumuló compras netas de dólares por U$S 5.666 millones entre mayo y junio. Difícilmente hubiese tenido esa performance, pese al boom de los commodities, si el Real continuaba depreciándose y el dólar hubiera superado los R$6. No obstante, en los últimos 20 días, el dólar en Brasil revirtió su evolución y aumentó 7,3%. El quiebre de tendencia, que se observa también en otros países de la región, ante la reversión del ingreso de capitales por el temor del impacto de la variante Delta y el refugio en bonos del Tesoro norteamericano, puede complicar el esquema cambiario del BCRA.