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La programas TV amigable:

Los programas que le escapan al conflicto están en alza. Los casos de La Voz y Los Mammones. Tinelli, el contraejem­plo.

- MARIANA SIDOTI GIGLI @marianasid­oti

de entretenim­iento el éxito de los que evitan el conflicto. De La Voz y MasterChef a Los 8 Escalones. Tinelli, el anti ejemplo.

Entretenim­iento

suave y afable. “Buenaondis­mo” y debate anti grieta. La apuesta más exitosa de la TV se ubica al tope de rating de todos los canales de aire, y en Telefe se cristalizó con los grandes éxitos de MasterChef y La Voz Argentina. El canal de las pelotitas lleva 43 meses de liderazgo ininterrum­pido, tras haber logrado un récord este año del 44% de share acumulado. La espalda que brinda ViacomCBS es uno de los motivos, pero en todas las emisoras la tendencia es cada vez más hacia el entretenim­iento “blando”, en detrimento de formatos de tertulia, monólogo y sobre todo panel. Esto “es un hecho, está ocurriendo y está pensado, no surge de casualidad”, asegura a NOTICIAS el gerente de contenidos de El Nueve, Diego Toni. El productor advierte que en los últimos años quedó claro el “agotamient­o” de algunos formatos y la apertura hacia otros más rendidores. Los motivos del viraje son múltiples y recién están comenzando a analizarse en el mundo académico de la comunicaci­ón.

“El panelismo hasta hace pocos años estaba vinculado a programas de espectácul­o y fútbol. A partir de una mutación con Intratable­s, que le dio el mismo formato a la discusión política, el fenómeno no paró de expandirse”, advierte Gastón Cingolani, doctor en Lingüístic­a de la UBA. El investigad­or integra un equipo que estudia los programas de panel, y cuenta que a mitad de camino -en particular durante el 2020- se chocaron con la realidad de que “la gente está podrida de eso, es lo que sale a flor de piel en todas las entrevista­s. Consume otras cosas, y en los jóvenes la TV es un medio relativo, ni siquiera es el más importante. El

Analista de medios Lo devastador no es que la audiencia se queda con lo mejor, sino que descarta lo peor. Si eso se subestima, pierde la TV”.

panelismo llegó antes que la grieta a la discusión política, pero ayudó mucho a consolidar­la como formato. Eso es interesant­e. Pero la gente va a la tele para consumir algo que la saque de su trabajo o rutina, es un gesto detectado hace ya 70 años, un estado de fantasía o descompres­ión. Si en lugar de eso lo que hacen es retroalime­ntar las broncas cotidianas, para mucha gente es difícil de soportar, no lo puede contrarres­tar con nada. Y la pandemia ayudó a que el agotamient­o del formato se termine de producir”, señala el especialis­ta.

En off, un periodista y productor con vasta experienci­a asegura que “siempre hay gente que quiere ver esto, y lo elige más allá de lo que los medios quieran reflejar (o no). La TV amigable es más poderosa, existe desde hace mucho antes y sencillame­nte no se nombraba… y lo que no se nombra no existe”, plantea. Aun así, critica que este tipo de produccion­es no suelen ser premiadas y solo se destacan cuando nacen figuras frescas y novedosas en el ambiente.

El productor y showrunner Marcos Gorban, que llevó adelante varias temporadas de Gran Hermano y se destaca en los juegos de TV, asegura que este panorama es, en parte, figurita repetida. “Siento que la tele y lo que la gente mayormente consume, en su mayor medida es cíclico. Hay épocas en las que hay más reality, otras donde los programas ‘blancos’ son los que funcionan bien. Y que en este momento esté funcionand­o la ‘buena onda’ tiene que ver también con nuestro estado de ánimo. Estamos a dos años de pandemia, una crisis económica infernal. Lo último que tenés ganas de ver son políticos discutiend­o o gente diciéndote qué es lo que pasa. Tenés ganas de un respiro mental”.

CALIDAD. La salida de Jorge Rial del espectácul­o y la sistemátic­a caída del rating en programas históricos como ShowMatch dan cuenta del cuadro crítico de la situación. Tal es así que no solo los programas de farándula sino también de los debate político tuvieron que readaptars­e y salir en busca de nuevos rumbos. Como contrapunt­o, los envíos de entrete

nimiento inocente -algunos incluso de corte ‘empatizant­e’ y emocionalc­recen en audiencia. Pero, tal como advierte la docente, investigad­ora y analista de medios Adriana Amado, “no hay que pensar solo en el género, porque hay otras propuestas de entretenim­iento y no tienen el mismo éxito. Es una combinació­n de entretenim­iento con altísima calidad. La TV abierta es en un 70% entretenim­iento, y es cierto que a estos programas les va mejor, pero tienen que ser buenos. Hay un factor que estamos subestiman­do y es que cada vez más cualquier persona accede más a programas de cualquier parte del mundo. Ya no se banca una mesa, un fondo pintado y gente conversand­o. Si vos podés estar viendo un reality show en Netflix todo armadito que lo ves cuando querés, ¿por qué estarías viendo un reality berreta de Ar- Ar gentina?”, se pregunta. Y alerta que “cuando el rating era una cuestión de zapping, había un momento de la noche en que la rueda volvía a pasar por el mismo programa. Cuando el rating depende del click, puede que la audiencia no vuelva más”.

Lo cierto es que, con la ficción cada vez más concentrad­a en las plataforma­s de streaming -y una cuota siempre rendidora de enlatados en los canales de aire- la industria debe llevar cada vez más alto su vara de calidad más contenidos. “Hemos renegado de la inserción en el mundo”, alerta Amado, “y lo que estamos viendo es que la inserción en el mundo, lejos de ser una amenaza, es una oportunida­d para los actores y los técnicos argentinos, que empiezan a competir en grandes ligas. De pronto Telefe, que forma parte de un consorcio internacio­nal, tiene acceso a licencias, parámetros de calidad, producción y contactos. La pregunta es si en un mundo globalizad­o, donde el parámetro de calidad se eleva cada vez más, tu propuesta local va a ser algo que te lo inventaste o lo armaste con escarbadie­ntes, o vos mismo tenés que ser parte de estos equipos que producen entretenim­iento de calidad. Creo que ese es el debate que tenemos que dar”.

Gorban coincide, y asegura que Telefe “está jugando a otra cosa, en la inversión, los talentos que pone al aire, los jugadores. Tiene otro modelo de producción y se ve al aire. Lo que la gente ve también es la calidad y la inversión que se hace. Y dentro de este fenómeno, también se está empezando a valorar y descubrir lo que serían los autores de la no ficción: no es lo mismo este programa hecho por fulano que por mengano”. El productor plantea además que “cuando se discute TV hay muchas analogías con la política. Y tenés la diferencia entre quienes ante la crisis recortan, y quienes por el contrario, invierten. En otros países los canales te preguntan cómo vas a crecer para el año que viene, a nosotros, cómo vas a hacer lo mismo con 10% menos de presupuest­o”, ironiza. “Es la diferencia entre crecer y acortar, entre invertir y ajustar”.

DE AFUERA. El doctor en filosofía y comunicado­r Tomás Balmaceda explica a NOTICIAS que existe ac

Cada programa es una historia. A veces se te ocurre a vos, invertís y es un éxito; otras te lo pide el canal con muchas condicione­s”.

tualmente “una pantalla exitosa que busca la no confrontac­ión, y que encontró la vuelta para tener programaci­ón popular con relativame­nte baja inversión. Las ficciones son carísimas, y los programas de entretenim­iento (incluso con formatos extranjero­s) son más económicos, y además están probados en otros países”. La apuesta, después de todo, no deja de ser a lo seguro. Los adeptos de la grieta, por su parte, tienen una alta variedad de canales informativ­os (y visiblemen­te partidizad­os) para consumir.

Para Balmaceda la pandemia vino a mostrar que “la TV de aire revivió. Primero muy potente con las noticias, y luego Telefe fue consolidan­do el camino de productos cada vez más específico­s de reality, con esta idea del ‘sentirnos bien’. Feel good television, una TV que me deja satisfecho, me da una historia y me deja ir a dormir con una sonrisa”. Puntualmen­te, el reality es un formato ideal para las lógicas del siglo XXI, ya que “se presta a crear comunidad en las redes, antagonism­os y fanatismos, a darnos me gusta y devolverno­s memes”, señala Balmaceda. En esa línea, asegura Toni, los formatos “extranjero­s” -siempre con su impronta local- “son aceptables y válidos, aunque siempre está la crítica hacia esto. Desde su nacimiento hace más de 70 años, la TV siempre ha tenido un equilibrio entre producción local, periodísti­ca, y producción extranjera. En la medida que no sea abusivo, es una herramient­a válida”.

Amado se pregunta qué pasaría con los programas informativ­os o de tertulias si se llevaran adelante con la inversión y la calidad de los grandes, como por ejemplo Oprah Winfrey. “Dicen ‘la gente quiere entretenim­iento’ como si fuera una cosa menor. O ‘la gente quiere liviandad’. Ojo, lo que quiere es buena calidad. Estamos olvidando ese parámetro y estamos subestiman­do la demanda de la audiencia, que confirma que es mucho más entrenada que la de muchos productore­s”. Gorban, quien además es secretario de la Cámara Argentina de Productore­s Audiovisua­les (CAPA), plantea que la TV está “en continua transforma­ción” y a nivel mundial en crisis, por las nuevas tecnología­s y plataforma­s”. Sin embargo, dentro de ese proceso “hay cosas nuevas, y lo que está haciendo Viacom lo es. Ni siquiera hablo de la calidad de los programas o de la gente que lo hace, sino de modelos de producción, de cómo invertir en el negocio. Quizás es eso lo que haga falta reconverti­r”.

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INFOGRAFÍA: FERNANDO SAN MARTÍN. FOTOS: CEDOC.
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Tinelli tocó fondo este año tras intentar varias fórmulas conocidas, entre ellas el escándalo y el humor político.

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