Restaurantes:
Pescadito - Cocina de Mar. J.A Cabrera 6099, Palermo. Reservas al 11 3000-4691. Miércoles a domingo de 12 a 00. Delivery. Precio promedio: $ 1.000.
Pescadito - Cocina de Mar. J.A Cabrera 6099, Palermo. Reservas al 11 30004691. Miércoles a domingo de 12 a 00. Delivery.
El llamado “Corredor Dorrego” sigue creciendo. Son varias las propuestas gastronómicas sobre esta avenida y una de las más novedosas es Pescadito, una suerte de chiringuito -así llaman los españoles a los puestos de comida en la playa- donde comer pescados y mariscos en todas las formas que sueñe: ceviche, fish and chips, fish burguer, arroz con calamares, rabas, cornalitos y demás. Además, los sábados y domingos sacan la parrilla a la vereda y preparan pescado fresco asado, una experiencia única en la ciudad.
“Conseguir pesca fresca es un trabajo semanal -nos cuenta Fernando Romero, a cargo de la cocina-. La clave del pescado es que sea bien fresco”. El sábado de la parrilla salían chernia, dorado, pacú, trucha (cortadas al medio, sin espinas) y pinchos de langostinos en porciones generosas para compartir, acompañadas de papas y vegetales. Fuera de los fines de semana, los hits de la casa son el ceviche, la empanada de langostinos, y las rabas, ideales para veredear acompañados de sus cócteles, jarritas para compartir y opciones sin alcohol.
Romero llegó a la receta del ceviche luego de mucha investigación -incluyendo un viaje a Lima- y logró una versión personal que “no tiene etnia”. Es mixto (dos pescados blancos, normalmente de brótola y lisa); hecho en el momento (no se marina); con un toque dulce (boñato en almíbar y mermelada de flor de jamaica); cilantro, limón y rocoto; maíz cancha, y una galleta de trigo, para que los argentinos tengamos nuestra dosis de harina. El resultado es un éxito: en Pescadito sacan 120 ceviches por semana (20 kilos de pesca ya limpia).
La empanada de langostinos también genera pasiones. Parte de un buen sofrito y tiene además queso muzzarella, otra pasión nacional. La carta es larga, con varios platos fritos en los que se emplea un buen aceite, a la temperatura correcta, y con recambios diarios, lo cual los hace más livianos y saludables.
A su vereda, custodiada por el enorme pulpo de su fachada, solo le falta la brisa del mar.