Guerra interna: Hezbollah vuelve a rivalizar con Israel, y el país sigue golpeado por la disputa entre distintas facciones.
Mientras Hezbollah vuelve a rivalizar con Israel, el país golpeado por la crisis se ve además preso de la disputa entre distintas facciones.
El
Líbano se vistió de luto para conmemorar el primer aniversario de la gran explosión en el puerto de Beirut, que destruyó buena parte de la ciudad, arruinó la vida de decenas de miles de personas, y ayudó a socavar aún más la economía de un país que marcha al colapso.
A las 18:08 horas del miércoles pasado, momento preciso de la explosión, se guardó un minuto de silencio en honor a las víctimas, y sonó una campana mientras se leían los nombres de los muertos por un altavoz a los miembros de la familia sentados en sillas de plástico en el lugar, con fotos de sus seres queridos.
Pero el recogimiento se convirtió rápidamente en ira cuando los libaneses se congregaron para protestar contra la falta de explicaciones sobre las causas de la explosión por parte de las autoridades.
En las calles cercanas al puerto destruido estallaron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que intentaban marchar hacia el parlamento de la nación. Y la policía disparó gases lacrimógenos y cañones de agua mientras los manifestantes intentaban atravesar las barricadas. "Es asombroso ver lo lejos que están dispuestas a llegar las autoridades libanesas para protegerse del escrutinio", dijo Lynn Maalouf, subdirectora para Oriente Medio de Amnistía Internacional.
“Venganza, venganza, hasta que caiga el régimen”, coreaban los manifestantes mientras marchaban por uno de los barrios gravemente dañados camino al puerto. Pero la caída del régimen sólo facilitaría la llegada declarada al poder de Hezbollah.
MAL EN PEOR. El declive del Líbano se ha acelerado. Su moneda se redujo a más de la mitad en valor el año pasado, y ahora vale menos del 90 por ciento de lo que era en vísperas de la crisis financiera en 2019. Más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de pobreza según un informe del Banco Mundial, que citó temores de que el país pudiera experimentar disturbios civiles.
Y el Líbano vive atrapado además en las crecientes tensiones entre Israel e Irán: la pasada semana se lanzaron cohetes a través de la frontera libanesa hacia Israel, lo que provocó las descargas de fuego de artillería israelí y ataques aéreos contra el Líbano. El sur del Líbano está controlado por Hezbollah, que se hizo
responsable por el ataque.
"Los líderes libaneses parecen empeñados en una estrategia estancada, que lamento y creo que es un fracaso histórico y moral", dijo el presidente francés Emmanuel Macron, en el lanzamiento de una conferencia internacional de donantes en París que tiene como objetivo recaudar 350 millones de dólares en ayuda humanitaria para los libaneses.
Pero el Líbano necesita miles de millones de dólares para resolver su crisis financiera, fondos que la comunidad internacional ha dejado en claro no llegarán hasta que haya un gobierno que pueda implementar reformas políticas y económicas.
El trabajo de formar un gobierno que combata la corrupción y frene el declive "tiene que comenzar ahora", marcó el presidente Biden en un discurso grabado, en el que anunció la donación de us$ 100 millones en ayuda de Estados Unidos.
INTERNAS. Pero Hezbollah no quiere ningún político con Occidente. El grupo militante y partido político chiíta respaldado por Irán tiene por objetivo primario imponer su gobierno en el país alzando la bandera de "la resistencia": así se entiende la ráfaga de cohetes que lanzó en cuestión de horas contra asentamientos israelíes, que provocaron a su vez los ataques de represalia en territorio libanés.
Si bien no hubo informes de heridos en ninguno de los bandos, el número de misiles marcó un aumento de las tensiones en la franja fronteriza en disputa conocida como Shebaa Farms.
En una declaración enviada a través de WhatsApp, un vocero de Hezbollah relató: “A las 11:15 am del viernes, y en respuesta a los ataques aéreos israelíes, dos grupos en la resistencia islámica bombardearon terrenos abiertos en el perímetro de las posiciones de la ocupación israelí en Shebaa Farms con decenas de cohetes”. El ejército israelí precisó que se lanzaron 19 cohetes hacia Israel, y tres se quedaron cortos en el Líbano. Del resto, 10 fueron interceptados por el sistema de defensa aérea de Israel y seis aterrizaron en campo abierto cerca de las ciudades de Ein Qiniyye y Neve Ativ.
La respuesta israelí fue contraatacar "las fuentes de lanzamiento en el Líbano". Y los observadores de las Naciones Unidas confirmaron el fuego de artillería israelí sobre la frontera: los residentes del norte de Israel recibieron instrucciones de buscar refugio.
"Esta es una situación muy peligrosa, con acciones en aumento en ambos lados durante los últimos dos días", marcó en un comunicado del mayor general Stefano Del Col, comandante de la Fuerza Provisional de la ONU. "No creemos que Hezbollah quiera una guerra total, y definitivamente no queremos una guerra, pero estamos muy preparados para eso", apuntó el teniente coronel israelí Amnon Shefler Shefler.
En el Líbano, Hezbollah y otras facciones están luchando para emerger victoriosos de la crisis actual. "La Resistencia Islámica continúa y seguirá siendo cuidadosa con su gente, para no exponerlos a ningún daño durante su trabajo de resistencia", marcó el grupo. Pero los riesgos son diarios para la población que ve como Beirut se convierte en un montón de escombros.