Marketing bardero:
El actor es la gran apuesta de Eltrece. Polémica por el “bardeo” a los participantes.
Darío Barassi y el éxito del bullying soft en televisión. Sus choques con los participantes de “100 argentinos dicen”.
El
rumor es cada vez más fuerte en los pasillos del canal. El show que conduce Dario Barassi, “100 Argentinos dicen”, podría moverse del horario de las 14.30 al de las 18.30, justo antes del noticiero central. La razón es la usual: el rating. La última semana de agosto, el formato de preguntas y respuestas superó por más de 4 puntos a “Cortá por Lozano”, su competencia en Telefe. Y batió su propio récord con 10,6 puntos de rating, lo que lo convierte en uno de los grandes bastiones del canal. Telefe, que viene posicionándose como rey del rating sobre todo en el prime time, no logra ganar la batalla contra la fórmula Barassi.
MULTIFACÉTICO. El conductor del momento es abogado recibido con honores en la UBA. Mientras ejercía la profesión se formó en teatro y trabajó como notero en “AM, antes del mediodía”. Su protagónico en “Chicos católicos, apostólicos y romanos” lo hizo ganar una beca de canto que lo llevó a Nueva York: ahí fue que decidió no perder más tiempo y dedicarse al espectáculo, full time y para siempre. “Pretendo laburar de esto hasta que me muera”, asegura sin dudar a NOTICIAS. Humorista, presentador, actor en grandes obras teatrales y ficciones de TV, hasta el año pasado el rol de conductor era un terreno virgen para él. “100 Argentinos dicen” cimentó su éxito y le brindó un salto definitivo a la fama.
“El programa ya cumplió un año al aire pero desde hace dos meses el cambio fue radical: en la calle, en los números, en los laburos paralelos y en el ámbito privado. Es la primera vez que la exposición y el éxito, en términos laborales, me atraviesan a este nivel”, reconoce Barassi. Su toque personal es destacado por la crítica y varios productores que le siguen el paso. “El gordito”, como a veces se nombra en tercera persona, se ríe de sí mismo y también de los demás; bromea con su papá muerto y no duda en decirle a un participante que es burro, feo o incluso que tiene cara de asesino. Usa la incorrección política con desparpajo y a veces va más allá. Entre los participantes asoman la sorpresa, algunos rastros de incomodidad y, eventualmente, risas. Al final, como para aflojar la tensión, siempre hay humor.
HUMOR NEGRO. “Cada programa lo vivo como una experiencia bastante teatral, la verdad es que vocacionalmente el actor me tira mucho más. Soy teatral para todo en la vida”, se define Barassi. Su éxito, cree, puede ser comprendido a raíz de varios factores, entre ellos el formato, la productora (Boxfish), la novedad de sí mismo como conductor y la creciente demanda de distensión frente a la pandemia. “Siento que este es el Barassi más cercano al gordo, o a Darío, que tuve hasta ahora. Hay mucho de lo que es mi historia personal, pero no deja de ser un personaje”, aclara. El material lo consigue de todos lados: reuniones familiares, personas que recién conoce, actitudes y diálogos que escucha al pasar. “Las dos primeras semanas era todo muy
autorreferencial, como que hacía ‘el show de Barassi’ todo el tiempo. Me di cuenta de que eso se iba a agotar en un muy corto plazo, entonces fue entender el juego y el funcionamiento del programa: confiar en cada familia que viene porque cada una me aporta algo, y también en todo el recurso que hay al servicio: camarógrafos, técnicos, productores. Cada uno de ellos tiene algo para aportar”, asegura.
APUESTA QUE RINDE. Barassi se indigna, hace chistes con los nombres, aspectos y profesiones de los participantes y hasta pide que lo velen “acá nomás”, a modo de protesta por las respuestas erróneas. El cinismo lo caracteriza y aún así logra sostener el clima. “La verdad es que vienen muy bien predispuestos todos, muy entregados al juego. Siempre voy con la bandera del humor, y todos los que hacemos humor entendemos que el límite del humor es el otro. Cuando notás el mínimo dejo de incomodidad, inseguridad o molestia con un participante… Yo estoy bastante aceitado en ese ejercicio como para correrme de ese lugar. Me ha pasado de tener que reconfigurar”, reconoce.
Sus modos de “bullying soft” fueron cuestionados duramente tras el cruce que tuvo con Facundo, un adolescente que osó bromear sobre su gordura. Barassi le contestó filoso y se jactó de sus logros profesionales, pero más tarde salió a pedir disculpas. “En el momento en que lo grabamos para nada se sintió como se vio al aire... Con el pibe seguimos con la mejor, nos despedimos con un abrazo. Pero a veces la lectura que hace el público y cómo se recorta eso, condiciona un poco todo”, advierte el conductor.
Quizás en ese juego haya poco librado al azar. Basta tipear “Barassi” y “Eltrece” en el buscador de Youtube para ver cómo el mismo canal difunde la mejor, pero también la “peor” versión de su conductor estrella. “¿El ogro Barassi? Darío enojado genera más risas que miedo” es uno de los títulos. Otros: “Las siete situaciones que más descolocaron a Barassi”, “Los participantes contestaron mal a propósito y Barassi se enfureció mal”, “Un participante habló y bastó para que Darío Barassi lo odie”. Sus enojos generan rating.
En una video-reacción de “100 Argentinos dicen”, una mujer española ruega que la dejen participar: “Quiero ir, quiero que Barassi me escupa en la cara, que me diga ‘vales mierda’”, dice entre carcajadas. ¿Qué piensa Barassi de eso? Es relativo: “Lo primero que me genera es un poco de incomodidad, y bastante risa. Hay una entrega del amor del público que hasta ahora nunca había tenido, al punto de que hagan esa demanda. La verdad es que no sé cómo manejarlo (risas). Prefiero el abrazo más que me pidan que los escupa, pero más allá de eso lo recibo con afecto y estoy agradecido. Agradecido de escuchar también el ingenio de la gente, que no tiene límites. Y aparte todo esto me nutre: esta anécdota seguro la cuente hoy en el programa”.