Encuestas: por qué las consultoras volvieron a pifiar en sus sondeos preelectorales. Errores metodológicos.
Una vez más hubo sorpresa en las elecciones. Por qué los sondeos fallan. El factor crisis.
Las elecciones del domingo 12 evidenciaron una nueva disonancia entre lo que marcaban las encuestas y los bocas de urna, y los resultados del recuento definitivo de votos.
Y más alla de saber quiénes fueron los pocos que acertaron y los muchos que erraron, es necesario entender por qué, desde hace un tiempo, los estudios estadísticos en la materia fallan notablemente.
ENSAYO. Existen varias modalidades de medición. La más popular es la encuesta telefónica que realiza una computadora con preguntas pregrabadas. El método IBR suele llamar a teléfonos fijos pero ahora también a celulares, sobre una muestra de no menos de mil casos distribuidos en proporción al electorado.
El método CATI hace lo mismo pero con un operador humano, pero su costo es el doble. Si una telefónica con robot cuesta unos 150 a 200 mil pesos, con encuestadores puede costar unos 400 mil pesos. Y un equipo de encuestadores que sale a recabar datos con encuestas domiciliarias, duplica una vez más hasta los 900 mil pesos. Los clientes a menudo contratan el servicio más barato (y deficiente).
Y todas tienen un error grande. Quienes responden las encuestas telefónic nicas a líneas fijas suelen ser personas adultas ym y mayores. Estos análisis carecen de jóvenes, y cuando los encuentran, para compensar ese universo, se los “pondera”, explican los expertos. Ese dato se duplica o triplica en el análisis final para cumplir con la muestra, y de allí el error.
ERROR. Quienes responden a esas encuestas suelen tener además, una posición tomada e incluso militante. Esos segmentos ayudan a distorsionar los resultados cuando se los amplifica. “La gente está reticente a responder, y quienes lo hacen suelen ser los más fanáticos. Entonces los sondeos fallan”, marca un reconocido analista inscripto en el lote de los que acertaron. Por eso, otras consultoras prefieren confiar hoy en las preguntas web. Más baratas y llegan a un público más amplio, donde los jóvenes también participan.
Las encuestas siguen errando. Y para los políticos significa navegar sin brújula.