AFUERA ALBERTISTAS A CASA
Cualquier funcionario de primera línea que asume un cargo sabe que está a disposición de las necesidades políticas del Presidente. En Argentina la situación tomó un ribete extraño: se está a disposición de la vicepresidenta. Fue el caso de Felipe Solá, Juan Pablo Biondi y Nicolás Trotta. Todos tuvieron que dejar su puesto -canciller, secretario de Comunicación, y ministro de Educaciónante la avanzada de CFK después de la derrota. ver cómo está la sociedad, no puede actuar en base a cuentas matemáticas”, dijo, poniendo contra las cuerdas al plan de Guzmán. El ministro ya aceptó que va a tener que negociar, aunque todavía intenta pelear su idea original de seguir reduciendo el déficit fiscal. El debate con las tarifas toca en dos sentidos el núcleo del problema entre él y los K: por un lado hay dos visiones económicas distintas que, hasta las PASO, se enfrentaron en un marco de guerra fría. Por el otro, algo que se cristaliza luego de las elecciones, hay un ministro que de milagro resiste en su puesto y que sabe que va a tener que hacer concesiones para mantenerlo -entre las que podría anotarse un nuevo IFE, asistencia a la que Guzmán se opuso con tenaci
Antes le había sucedido lo mismo a la ex ministra de Justicia, Marcela Losardo.
Biondi seguirá con buena relación con el Presidente. Supo ser su sombra y es un vínculo que en el Gobierno se define como el de hermanos. Trotta y Solá, en cambio, quedaron algo dolidos. El primero no se esperaba la decisión y fue el único de todos los que debieron dejar su puesto que no fue a la jura de dad-. Lo que por ahora garantiza su continuidad es que el acuerdo con el FMI está tan avanzado que sería contraproducente echarlo ahora.
De hecho, en las oficinas de Producción aseguran que está prácticamente cerrado el acuerdo y que la única explicación que encuentran ante la demora es por la resistencia de la vice y los suyos. En el costado K del ring entienden que, hasta noviembre, no es el OK del Fondo el mejor modo de recuperar votos.
En los pasillos que comanda Kulfas la guerra se sintió y con una particularidad: ahí la secretaria de Comercio Paula Español, que en los papeles responde al ministro, presentó la renuncia ante el Presidente y no ante él. Fue una desautorización a Kulfas. los reemplazantes. El ex canciller se enteró de la decisión cuando estaba viajando a México, en una escala en El Salvador, para representar a Argentina. Se sintió destratado. Además, tanto a él como al antiguo ministro de Educación le sucedió lo mismo: los que tomaron su lugar echaron a todos los secretarios de su gestión y pusieron a los suyos. Borrón y cuenta nueva.
EEl lunes 20 hubo un áspero mano a mano entre él y Español. La relación, que ya no era buena, no volverá a ser igual. P Por otra parte, desde el costado de Moroni, apuntado por el campor porismo, niegan estar al tanto de cualq cualquier inconveniente. “Nadie nos dijo na nada, y mientras tanto seguimos trabajando”.
El futuro se muestra esponjoso para estos ministros, y también para otros albertistas como Matías Lammens. “Lo que va a definir si seguimos o no es la elección de noviembre”, dice un íntimo de uno de los funcionarios. Aparecen hoy dos alternativas: un superministerio que englobe a las tres carteras en debate, que sería liderado por Sergio Massa, o un reemplazo nombre por nombre y la absorción de Producción por parte de Agricultura. Así, el recién llegado Julián Domínguez se quedaría con ambas, algo que Máximo dicen que ve bien. Una vez más, serán los votos los que decidan.