FRAGMENTO OSVALDO SORIANO
Extracto del cuento “Gorilas” que cierra el volumen “Perón vuelve”. “Nunca olvidaré aquellos lluviosos días de septiembre del ‘55. Aunque para mí fueron de viento y de sol porque vivíamos en el Valle de Río Negro y los odios se atemperaban por la distancia y la pesadumbre del desierto. Mandaba el General y a mí me resultaba incomprensible que alguien se opusiera a su reino de duendes protectores. Mi padre, en cambio, llevaba diez años de amargura corriendo por el país del tirano que no lo dejaba crecer. Una vez me explicó que Frondizi había tenido que huir en calzoncillos al Uruguay para salvarse de las hordas fascistas. Y se quedó mirándome a ver qué opinaba yo, que tendría nueve o diez años. A mí me parecía cómico un tipo en calzoncillos a lunares nadando por el Río de la Plata, perseguido por comanches y bucaneros con el cuchillo entre los dientes.
No nos entendíamos. Mi peronismo, o, que duró hasta los trece o catorce años, os, era una cachetaada a la angus- tia de mi viejo, , un sueño irre- verente de los s tiempos de Evita Capitana. Años después me iba a anotar al lado de otros perdedores, es, pero aquel año ño en que empezó la tragedia escuchaba por r la radio la Marcha de la a Libertad y las bravuconadas de ese miserable que se animaba a levantarse contra la autoridad del General. El tipo todavía era contraalmirante y no se sabía nada de él. Ni siquiera que había sido cortesano de Eva. Todavía no había fusilado civiles ni pr prohibido a la mitad del país. Era ap apenas un fantasma de anteojos ne negros que bombardeaba Puerto B Belgrano y avanzaba en un triste b barco de papel. Era una fragata bien sólida, pero a mí me parecía que a la mañana siguiente, harto de tanta insolencia, el General iba a hundirlo con solo arrojar una piedra al mar.
Recuerdo a mi padre quemando cigarrillos, con la cabeza inclinada sobre la radio enorme. Lo sobresaltaban los ruidos de las ondas cortas y quizás un vago t temor de que alguien le leyera el pe pensamiento. A ratos golpeaba la pa pared y murmuraba: 'Cae el hijo de pu puta, esta vez sí que cae' (...)”.